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Julia Lennon hizo prometer a su hermano que iba a cuidar a Paul Mccartney.

Aunque Paul nunca supo porqué, la verdad era que la hermana de John no
soportaba los matones, ella misma, en sus tiempos de estudiante, era la
encargada de defender a los que no lo hacían por sí mismos.

Pero ella ya había terminado el colegio, y no podía defenderlo, así que
confiaba que su hermano dejaría de importarle una mierda todo si al menos iba a la escuela para cuidar de él.

Por más que una parte de Paul estaba ofendido, porque él no quería ningún guardaespaldas, una parte de él sabía que no el haría mal.

Y la idea de que John Lennon lo cuidara le gustaba.

Al día siguiente Paul se había sentado en el banco junto al suyo, mandando a la mierda a la chica que reclamó su lugar.

Paul se había ganado miradas de odio por parte de la chica y de sus amigas, pero John dijo que si él no podía decirles nada él lo haría.

Eso le había causado gracia y había soltado una risa muda, no pudo evitar
ruborizarse cuando vió a John sonreír por aquello.

Se preguntó si lo hacía porque su risa sin ruido era muy ridícula, si él mismo era ridículo.

Esos pensamientos lo habían hecho bajar la cabeza, avergonzado, y John se había dado cuenta de su cambio.

-¿Qué pasa, Mccartney? - preguntó con amabilidad, doblándose para mirar a Paul al rostro, que tenía agachado.

El chico negó, aunque sus manos se movieron en un gesto que John no
pudo entender.

John suspiró un poco, no sabía nada de Paul, pero parecía que él no se
había acostumbrado a no usar el lenguaje de señas.

Lennon tomó su cuaderno de notas y una lapicera, dejándolo caer sobre el banco de Paul, haciendo que el chico de iguiera con sorpresa.

- Dí lo que quieras- dijo, señalando al cuaderno.

Paul tomó la lápicera con duda, escribiendo lentamente y con vergüenza, luego le alcanzó el cuaderno a John

"¿Soy ridículo?" Preguntaba en la hoja.

John frunció el ceño, mirando las palabras, luego alzando para ver a Paul, quién volvía a mirar hacia abajo, pero notó el brillo de las lágrimas.

Enojado, John arrancó la hoja del cuaderno, rompiendola en muchos
papelitos, haciendo que Paul lo mirara.

Juntando la hoja rota en su puño, apretando con fuerza, John se inclinó hacia Paul, mirando directamente sus ojos.

- No tienes nada de ridículo, Mccartney.

Mute | Mclennon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora