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— ¡Pauuuuul!

George apretó fuerte a Paul en su abrazo, lo soltó para estrujar sus mejillas, recibiendo una mirada de molestia por parte del más enano.

— Sigues igual de adorable que cuando nos conocimos— dijo, con una risa.

La voz de George había cambiado drásticamente en el año que llevaban conociéndose, también había crecido bastante, no sólo en estatura, sus hombros se habían hecho más amplios y ya no tenía cara de niño.

Aunque seguía siendo el mismo chico infantil de siempre.

— ¿Porqué no me sorprende?— dijo, viendo a la cabellera de John detrás de Paul—. Lindo look para un chico aún más lindo— halagó, dedicándole un guiño, ganándose un ceño fruncido por parte del mudo y una mueca de asco por parte del castaño.

— Me disgustas— dijo John, pasando a su lado, entrando a su casa.

— Me amas— replicó George, cerrando la puerta.

— No— John repitió la misma cara de asco.

— Es cierto, no tengo oportunidad— George hizo una mueca triste—. Tú sólo amas a Paul.

John no respondió, notó la mirada de Paul sobre él, y como George comenzó a sonreír cada vez más ante el silencio.

— Las clases de teatro te hicieron más raro de lo que ya eres— comentó John, sólo para decir algo.

— Qué brutal cambio de tema.

Los recién llegados se voltearon para ver a Ringo, que venía tirando de sus ruedas desde la cocina.

Los cuatro se habían hecho muy unidos desde aquel primer día, hacía casi un año de amistad, solían juntarse cada fin de semana y durante las vacaciones.

Cada uno había ido a una rama distinta del arte, aunque compartían algunas cosas.

Paul se había concentrado más que nada en la danza, contemporánea, específicamente, y tomaba clases de dibujo, aunque sólo para compartir con Ringo, algo que tenía al chico fascinado.

George tomaba clases de saxofón, y había comenzado teatro.

Por otro lado, John se había centrado en tocar el piano y un taller de composición que habían abierto hacía poco.

Los cuatro iban a clases de práctica coral, aunque Paul sólo iba para escucharlos, tanto John como George eran muy buenos cantando, Ringo no tanto y eso le daba cierta gracia.

Podía decir que tenía más amigos, incluso se llevaban muy bien con el director, aunque no se juntaban mucho para mantener cierto formalismo escolar, aunque Brian era tan maduro como ellos la mayoría del tiempo.

Nadie se había metido con Paul desde que habían entrado, todo el mundo lo trataba tan bien.

John estaba feliz por él, había encontrado un punto cálido en el mundo que no trataría de apagar al chico, al contrario, Paul brillaba todos los días en ese lugar.

Aunque por un lado sentía que eso lo alejaba un poco de Paul, ya no tenía que protegerlo, porque nadie le haría daño, y porque había otras personas que lo protegerían también.

A pesar de eso, el chico seguía a su lado, sentándose junto a él en el patio del colegio, acurrucándose contra él cuando Ringo ponía una película de miedo para ver, y a veces, durmiendo en sus piernas cuando se tiraban en el patio sólo para no decir nada.

A pesar de todo seguían al lado del otro.

Mute | Mclennon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora