Why Don't You Stay? | Go Won x Jang Uk

Segunda Parte

Nota: Los párrafos en cursiva son parte de la letra de la canción

Segunda parte

1

Piel fría

Más de ocho meses habían pasado y los cambia almas tan solo parecían aumentar en número. Sin embargo, Jang Uk se volvía cada vez más implacable y letal cuando se trataba de cazarlos.

Go Won ya lo había notado antes. Y cada vez que volvía a la casa de los Jang o se encontraba con Uk, lo volvía a sentir. Era una sensación extraña, escalofriante e incómoda. Go Won había notado que se intensificaba cuando Jang Uk mataba a más de un cambia alma en un período corto de tiempo. Cuando iba a verlo, era como entrar en un espacio aislado del resto del mundo, en donde solo se percibía ese inusual frío que parecía provenir de la nada y, al mismo tiempo, del hechicero, y tal vez ese era el caso.

—Hace demasiado frío —escuchó que susurraba a su costado el eunuco Oh, sobando sus palmas.

Era cierto, estaban esperando en la estancia principal de la residencia de Jeongjingak y a pesar de que afuera estaba soleado y fresco, ahí dentro parecía invierno en su total plenitud.

—Espérame afuera —le indicó el príncipe—. Apenas aparezca Jang Uk, entregaré la recompensa y saldré.

—¿Está seguro, alteza?

—No cuestiones mis ordenes, ahora sal de una vez antes de que te enfermes.

Obediente, el eunuco salió restregando sus hombros para tratar de ganar calor. Go Won resopló. ¿Dónde se encontraba Jang Uk o sus sirvientes? Nadie había salido a recibirlos y tampoco habían contestado cuando habían llamado dentro. El príncipe decidió que solo esperaría un momento más y, si es que nadie aparecía, se iría.

Sin embargo, tan solo a pocos segundos de decidir eso, sintió la presencia del joven hechicero acercándose a la estancia por uno de los pasillos de la izquierda. Se paró derecho y esperó a que apareciera por detrás de la puerta.

Jang Uk tenía un semblante preocupante; se encontraba pálido, sujetaba con fuerza la espada a su costado y dos grandes ojeras rodeaban sus ojos, además, parecía agitado como si acabara de correr. Go Won trató de no prestarle atención a ello y se aclaró la garganta.

—No deberías hacer esperar así a tus invitados, menos en un ambiente tan inconveniente como este. ¿Y tus sirvientes? —preguntó, esperando terminar con eso lo antes posible.

Jang Uk torció la boca, contuvo una leve tos y, apoyándose ligeramente en el marco de la puerta, levantó la mirada para, una vez más, dirigirle esa expresión de hostilidad.

—Es por la espada —explicó, casi irritado, pero aun aferrándola con su puño—. Y si tanto le molesta, alteza, váyase de una vez o seguirá sintiendo el frío.

—Tan grato como siempre. —Go Won empezaba a acostumbrarse a que en todas sus conversaciones Jang Uk siempre mencionara que se fuera.

—Ya estoy aquí, ya lo recibí. Deje la recompensa, la salida está tras de usted —Jang Uk le dio la espalda, dispuesto a irse por donde había llegado.

—¿Quieres que la deje aquí? ¿No prefieres llamar a los sirvientes para que la guarden en un lugar seguro? —cuestionó Go Won, haciendo que Jang Uk se detuviera.

—No. Se fueron.

—¿Se... fueron? —Alzó una ceja con curiosidad.

Antes de que el hechicero le contestara este de repente se desmoronó, apoyándose en la espada para evitar caer por completo.