| 𝐂𝐚𝐫𝐧𝐞

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La lluvia caía sin cesar, el resonar que producía al impactar contra la chapa del techo se me hacía relajante. Con entusiasmo continue cortando con cuidado el muslo que había traído para acompañar la cena.

Podía oír murmurar a mi hermano, a mi espalda, del mal olor que salía del sótano, sólo le comenté que no se preocupará, que me encargaría de limpiar todo luego de cenar. Él aceptó sin chistar, incluso se ofreció a ayudar a preparar la cena.

Me negué, me gustaba cocinar y no toleraba que alguien más se metiera con mi trabajo. Además, estaba preparando una receta familiar y mamá nunca se la enseñó a él, sólo lo conocemos las mujeres de la familia.

Él se rindió y una vez estuvo pronta la comida apronto la mesa y cenamos sin complicaciones. Él se retiró a su habitación, por mi parte decidí limpiar todo lo que usamos y bajar al sótano para limpiar aquello que producía olor.

Agradecía que mamá haya puesto paredes aislantes de sonido, porque una vez cerré y baja las escaleras, el ruido comenzó a notarse. Claro, debo destacar que la única llave que existe de esta habitación la tengo yo, así que mi hermano no estaba enterado de nada.

Mire al desgraciado que había intentado asaltar nuestra casa hace unas semanas, estaba amordazado, encadenado y bastante nutrido. Perfecto para ser consumido.

Sus ojos tenían esa chispa de terror, la misma que había estado viendo desde que tenía cinco años en los ojos de todos los que habían pasado por esta habitación.

Me daba gracia que intentará escapar, pero no lograba nada, porque la jaula para perros en la que estaba a penas y le permitía moverse. Sonreí ante esto, y tome una aguja nueva, la llene de aire y me acerque a él.

Su mirada me lleno de adrenalina y el ver como sus ojos se apagaban me éxito de sobre manera, pero no debía de dañar al producto. Así que tendría que salir a divertirme y, tal vez, traer a alguien nuevo.

Lo saqué con cuidado y con una gran sonrisa me coloqué el delantal de cuero, tomé el cuchillo familiar y comencé mi trabajo.

Tal vez me tomaría toda la noche, pero valía la pena; dado que tendríamos una parrillada con la familia de la novia de mi hermano y no quería ser una mal anfitriona.

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Cr. | Historia original

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