Capítulo 1: La Cabaña

41 8 2
                                    

Me llamo Jorge García, tengo 13 años y soy de Ponferrada, España.
Mis padres son María Fernández y Manuel García, dos personas que me han ayudado muchísimo ya que no soy una persona fácil de entender.

A continuación vendría mi lista de amigos, con todos sus nombres y lo importantes que serían para mí, pero, no tengo amigos, soy una persona solitaria, que se busca la vida con el apoyo de sus padres, soy como un bicho raro entre toda la gente de esta sociedad, que intenta buscarse un hueco pero no lo consigue.

Después de haberme presentado, empezaré por el comienzo de esta triste historia:

Este principio tiene lugar un día en el que yo estaba caminando por el parque, volvía para casa después del instituto, había tenido un día horrible, ¡suspendí Mates! Y lo único que quería era llegar a mi casa, tumbarme en la cama y no pensar en nada.

Para llegar a mi casa, tenía que pasar por el Parque de la Concordia, un lugar apacible, cercano al río, en el que los niños jugaban y reían al son del mediodía. Estaba caminando como de costumbre hasta la parte final del parque, donde nunca le daba el sol y parecía un lugar tenebroso, cuando sentí un impulso, una fuerza sobrenatural que me conducía a una cabaña que jamás había visto y, que albergaba una extraña apariencia:
Era oscura, pequeña y rematada con tablones de madera despedazados uno por uno, como si alguien se divirtiera rompiéndolos.

Continué caminando hasta el porche de esta, desde fuera parecía más amistosa, pero, cada vez que te acercabas se cubría de un aire terrorífico y petrificante.

Con el corazón acelerado, abrí la puerta.

Descubrí que estaba vacía, aunque
tenía los muebles que tendría una casa normal si alguien la estuviera habitando.

Como no vi nada interesante, me di la vuelta y salí de allí, pero cuando me estaba yendo sonó un crac, como si alguien o algo se estuviera desentumeciendo los dedos, este sonido fue seguido por otro de mayor intensidad, ¡pum!
Entonces me giré para comprobar si todo iba bien dentro de esa cabaña, cuando descubrí que un ser de figura delgada, sin rostro, de color negro y petrificante me observaba con lo que supuse que sería su cara. Aquella situación me dejó paralizado, sin saber como reaccionar, y antes de que pudiera hacer nada, este ser me saludó:
—Hola, Jorge.-dijo con voz susurrada-.

Inmediatamente un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Me quedé pensando en cómo este ser sabía mi nombre.

—¿Quién eres y cómo sabes mi nombre?-pregunté desconcertado-.

—Soy el diablo en persona, lo creas o no. Satanás, Belcebú, la gente me pone muchos nombres, -rié terrorificamente- sé tu nombre porque tu me lo has dicho.

—¿Cómo que te lo he dicho, si no te conozco- dije más atemorizado-.

—Da igual, bienvenido-.

Al instante me desmayo, entró en un bucle del que no puedo salir, estaba muy desconcertado, ¿qué acababa de ocurrir, lo había soñado? Todo era muy confuso, hasta que de repente, abro los ojos.

Estaba en la puerta de mi casa, con las llaves en la mano y por entrar dentro de ella para comer, como todos los días. No quería contar a mis padres que había suspendido matemáticas así que mentí cuando me preguntaron.

Después de comer me fui a mi habitación para asimilar todo lo que me había sucedido:

En el parque vi una cabaña, en la cabaña se encontraba un ser que decía ser el diablo y me dijo "bienvenido",¿a qué se refería con eso?

Estaba tan cansado por todo lo que había ocurrido que decidí tumbarme en la cama y dormir un rato.

Me desperté porque oí los gritos de mi madre:

—¿Qué pasa mamá?-pregunté-.

Corrí rápidamente al salón, que era donde ella se encontraba, y le volví a preguntar que sucedía:

—He tenido una pesadilla. -respondió, ya que ella también durmió la siesta-.

—Y... ¿de qué iba? Pegaste un buen grito-.

—Estabas tú en una extraña cabaña, se abría la puerta, aparecía un ser esquelético que te saludaba, más tarde tu entrabas en la casa con él y... era todo muy confuso.-respondió-.

Aquella respuesta hizo que me estremeciera al momento,¡mi madre había soñado lo que me había ocurrido unas horas atrás!, algo no iba bien.

Me despedí de ella y volví a mi habitación, necesitaba reflexionar.

Al día siguiente me dirigía al instituto como siempre, pero cuando pasé por el parque no estaba la misteriosa cabaña que había visto ayer. Demasiadas cosas extrañas en un periodo muy corto de tiempo. Bueno, pero eso no es lo peor de todo, porque hay más:

Llegué al instituto entonces, como todos los días y, cuando entré por la puerta me empecé a sentir muy mareado, como si me hubieran dado un golpe muy fuerte en la cabeza, estaba muy confuso, porque ocurrió de repente, nada más entrar me mareé, era como si me hubiera metido en un portal o algo similar. Soportando todo ese mareo y confusión entré en clase.

Pasan las clases y mi mareo no cesaba. Era tercera y teníamos historia, entonces le pregunté a la profesora si podía llamar a mis padres, ya que estaba a punto de desmayarme por culpa del mareo.
Ella accedió y me dejó salir de clase, pero en ese instante, cuando salí de clase sonó un, ¡bum! Inmediatamente me giré para ver que sucedía, cuando pude comprobar algo que me dejaría muy sorprendido: ¡Mi profesora había caído redonda al suelo! Como si le hubieran disparado.

Todos en clase estábamos atónitos por aquel frenético desenlace. Ya que más tarde supimos que mi profesora había muerto. Aunque, todos al haber ocurrido eso, repararon en mí, como si yo tuviera la culpa de aquello. (En verdad si la tenía, más tarde entenderéis por qué) Estaba más confuso todavía de lo que ya lo había estado, pero sin poder terminar con aquellos sucesos descubrí que mi mareo había desparecido por completo, como si se hubiera esfumado.

Más tarde, la policía vino y nos pidió dar declaración.

El Diablo ha llegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora