Preludio

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Vislumbró a su objetivo a través de la mira.

Disparó.

Directo en la sien.

El sujeto cayó desplomado al suelo. Pronto se convirtió en el centro de atención y fue atendido por la personas.

Menos de un minuto más tarde es declarado muerto.

Uno más a la lista.

92 encargos de asesinato.

92 muertes al primer disparo.

Aunque la víctima se encontrara a más de dos kilómetros de Anna, eso no presentaba un problema para ella.

La pelinegra tenía claro que era una buena asesina. Además, con cada muerte le llegaba una buena cantidad de dinero. No le faltaba nada. De hecho, incluso le sobraba. Pero su ambición era mucho mayor.

Sabía perfectamente que era una de las mejores francotiradoras de toda Italia. Pero ella quería más.

Muchas mafias la ansiaban a su lado. Incluso ya había sido parte de una de las más reconocidas de toda Italia. Pero eso de andar en pandilla no le gustaba, de hecho, le había traído bastantes problemas.

Antes de ser parte de Il Santissimo, todo iba bien.

Pero luego, las cosas fueron de mal en peor.

Al renunciar a una de las mafias más reconocidas de Italia, fue perseguida y amenazada. A eso no le temía, no era nada con lo que no pudiera lidiar. Claro, a no ser que la asediaran, aunque por suerte eso no llegó a pasar. El problema llegó cuando la persona que más amaba, Gabriel, la apuñaló por la espalda.

Literalmente.

Desde es momento supo que no podría confiar en nadie. Absolutamente nadie.

Aún así el sujeto no la mató, pero ella sabía que no era por misericordia. Eso era una advertencia.

Pero eso a Anna no la atemorizaba. De hecho, sería ella la que daría una advertencia.

Por lo que al siguiente día, ese hombre  que alguna vez había amado, habría sido encontrado muerto en el suelo de su propio domicilio.

Ella no sería vulnerable ante nadie.

Pero allí, en la vivienda de su antiguo amor, encontraría una misteriosa carta que le llamaría la atención.
Una que tenía SU nombre escrito con fina caligrafía.

Para Anna Lombardo.

Le resultó extraño, pero inevitablemente la curiosidad la llamaba.

La peli negra busco meticulosamente algo fuera del sobre, pero no encontró nada. Fue entonces cuando se decidió a abrirlo, y dentro encontró nada más que una bala.

Sabía perfectamente que una simple bala no era el mensaje que quería ser enviado a través de esa carta, por lo que cuando llego a su estancia, la examinó minuciosamente.

Saco su bolso de tortura, el cuál dentro contenía diferentes tipos de herramientas, y con ellas, comenzó a indagar ese minúsculo objeto de plomo.

Cuando finalmente logró abrir la pequeña bala, dentro encontró un hilo de papel.

Búscame en El Anticuario. J.B.

La carta estaba firmada por un antiguo conocido. Alguien que le hizo varios encargos hace unos cuatro años.

Y "El Anticuario"... ese era su punto de reunión. Eso si, el nombre estaba en clave, obviamente. "El Anticuario" quería decir la casa vieja en la que se reunían. Nadie más sabía ese secreto fuera de ellos dos.

Por lo que decidió creer. Después de todo, un nuevo encargo no le vendría mal.

Se preparó, puso algunas armas en su cinturón y salió. Tampoco puede ir sin sin protección por la vida.

Pero cuando apenas faltaban unos metros, fue interceptada por tres hombres de negro.

El forcejeo era intenso. Tres versus una no era algo justo. Y mucho menos fue fácil luchar. Tenía armas, intento usarlas, de hecho logró atacar a dos, pero cuando iba por el tercero, ella ya se encontraba en el suelo.

Le habían inyectado un sedante de inmediatos resultados.

Apenas despertó noto que estaba amarrada a una silla, y en frente, había un anciano de cabello color platino. Nunca lo había visto, él claramente no era J.B.

Intento salir de la silla, pero realmente sabía que era inútil. Le habían sustraído sus armas y estaba vigilada por tres hombres. Además, no veía ninguna salida.

Pronto el viejo comenzó a hablar. Y de hecho, le hizo una propuesta bastante tentadora.

Era un desafío.

Y ella amaba los desafíos.

Su mente daba vueltas una y otra vez frente a la propuesta de aquel viejo. Quizás no era buena idea, pero ella ya había aceptado.

Sabía que ella tenía las aptitudes necesarias para ganar. Además, le serviría bastante.

Luego de haber matado a Gabriel, quien era también parte de Il Santissimo, sabría que vendría la mafia a matarla. Y esa vez no tendría escapatoria. Ese crucero era la perfecta oportunidad.

Demostraría sus habilidades.

Ganaría dinero.

Y nunca más correría peligro.

Claro, hasta que el juego terminara.

Porque aquella propuesta no era una normal. Distaba mucho de ser algo común.

Porque lo que aquel viejo le había ofrecido, era ser partícipe del crucero más peligroso que hubiera existido en la historia.

Porque 49 asesinos más, igual de hábiles que ella, serían sus enemigos.

Y porque tendría que matar a cada uno de ellos para ganar una gran fortuna.

Si ella triunfaba, la fortuna del magnate sería suya. Anna tendría la mas que millonaria herencia del viejo.

Pero para ello tendría que luchar con todo el vigor que poseía.

La sangre estaría presente en cada rincón de ese barco.

Pero ninguna mísera gota pertenecería a ella.

Porque diablo tiene nombre de mujer

Y Anna era el diablo.

Anna: El diablo tiene nombre de mujer || ONC2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora