6. Armas

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Ya tenía el arma cargada. Solo tenía que mover ligeramente su dedo índice y alguien caería desplomado al suelo.

No entendía cómo podía estar tan tranquila. Había observado la silueta de esa persona hace ya un rato. Caminaba de un lado a otro con la mayor serenidad posible. En definitiva debía ser unas de las personas más tranquilas en ese crucero.

Subió el francotirador hasta la altura de su hombro. Calzó su ojo para que pudiera observar a través de la mira.

Se preparó para disparar. Un pequeño movimiento con su mano y listo. Primer asesinato an alta mar.

Apuntó hacia el pecho. Igual el objetivo estaba lejos, un área más amplia para dispara le aseguraría que muriera.

Y lo hizo. Apretó el gatillo. La bala salió dispara con una velocidad y fuerza inmensa.

Impactó en la boca del estómago. La rubia cayó como una muñeca de trapo al suelo.

Así de fácil, había conseguido su primer de muchos asesinatos. Obviamente estaba feliz.

Hasta que una brusca y repentina alerta llenó el barco, y sus pensamientos se vieron interrumpidos.

Inevitablemente su cuerpo de vió sacudido debido al fuerte ruido. La misma alerta de siempre.

El viejo va a hablar...

—¡Queridos tripulantes! Con todo el ánimo, pues el juego ya empezó, tengo algunas tristes noticias... —Dijo con aire a tristeza —Se que muchos tienen las armas de fuego como favoritas, pero verán; me acabo de percatar que eso supone una ventaja muy injusta.

»Con eso quiero decir, que las armas de fuego ya no tienen un uso permitido en esta embarcación. Al menos no en el modo de fogueo. Ya verán si las pueden usar de alguna otra manera. Bueno, puedo entender que no entiendan el porqué de mi repentina decisión, y como no soy mala persona, les explicaré, yo les tengo muy buenas razones: Número uno —Dios, que se creía —: ¡Era mucho menos bélico! Sería una muerte inmediata, demasiado aburrido para mi. ¿Es que no prefieren ver la sangre correr. Gritos desde lo mas profundo de su alma recorrer el camino hacia el exterior. Saber que aquella persona está sufriendo? Creo que eso es mucho mejor ¿no?

»Número dos: ¡No hay más razones! ¿No les parece suficiente ya con la primera? A mi me parece que sí.

»En fin, la verdad creo que su opinión no tiene valor aquí mismo así que aunque piensen lo contrario, no los tomaré en cuenta. Igual si desean abandonar el juego lo puede hacer en cualquier momento ¡Es muy fácil! Solo tienen que saltar por la borda y su cuerpo gélido en algún momento llegará a tierra firme.

»¡Bueno, mis mortales tripulantes! Esa es la noticia de hoy. Sigan felices y matando. Disfruten estos días pues en algún momento se acabarán... —termina con un tono de voz profundo.

»¡Ah, esperen! —grita. —Dios, siempre se me tiene que olvidar algo —murmura bajo. —Como muchos de los que tenían armas solo constaban con armas de fuego, obviamente ya no tienen algún otra arma. Es por eso que a cada persona que en este momento se encuentre viva, se le será entregada una mochila con distintos utensilios. Algunos podrán ser más útiles que todos ¡tampoco le haremos todo tan fácil!

»Bueno, ya saben. Manténgase atentos. Cada guardia les entregará su mochila. ¡Feliz matanza! Se despide Mc Harry, su millonario de confianza.

"Se despide Mc Harry, su millonario de confianza" Le daban ganas de vomitar.

—Y ey ey ey, tranquilos. Se que esto resulta ahora muy injusto, avisarle de repente cuando ya muchos tenían preparadas su estrategias... Ya muchos tenían sus armas. Se que incluso acabé con el fuerte de mucho de ustedes. Por eso, por favor, no se alarmen. En cualquier momento, de cualquier día, avisaré por estas mismas alarmas que les será permitido matar con todo tipo de armas de fuego. ¡No reclamen más, por favor!

Como pensaba que no reclamarían si sacaba nuevas regla de donde se le pintaba el culo.

»Ahora sí. Adiós.

Al fin.

De verdad ese viejo no podía ser más ridículo. Cada cosa que hacía era más mediocre que la otra.

Encima ahora ya no sabía que hacer. Su plan no constaba sólo de UN simple asesinato.

Arruinaba toda su estrategia.

Bueno, si no era de la manera simple, sería de la manera complicada.

Conseguiría un cuchillo y mataría a quien se le atravesara.

O eso esperaba.

Entre soñar y hacer, hay mucha diferencia...

Anna agudizó su oído. Todavía no captaba qué fue lo que produjo ese extraño ruido.

Ya ni siquiera podía usar las armas que tenía, no al menos disparando.

La única forma de matar a alguien, era cuerpo a cuerpo. Al menos hasta nuevo aviso.

No llevaban ni una hora en juego y ya eliminaron las armas de fuego. Una desgracia.

Literalmente ese era su fuerte y se lo acaban de arrebatar.

Se las arreglaría. El francotirador podía ser su fuerte, pero tampoco era mala luchando.

Igual... tendría que hacer una estrategia. Podía ser fuerte y atlética. Pero también no era extremadamente alta ni con fuerza fuera de lo común.

El ruido volvió a sonar. Se puso alerta. Alzó el rifle como reflejo. Los instintos jamás desaparecían.

Y la persona salió.

No era más que un simple guardia...

Pero esta vez no fue inútil, de hecho, hizo algo muy necesario.

Le entregó la mochila.

Anna la tomó con desconfianza e investigó su interior.

Nada.

Siguió buscando, ¡era imposible que estuviese vacía!

Revisó otro bolsillo.

Nada.

Palpó toda la mochila.

Y lo encontró. El arma que le había sido entregada. Rompió el pedazo de tela que la cubría y la retiró.

Era EL arma. Porque solo le fue entregada una. Pero le servía. Y bastante.

Una daga.

Era pequeña, pero con un poco de fuerza podría incluso lanzarla y así atacar más de lejos. Tendría que usarla con inteligencia, pues sólo tenía una.

A todos los demás también se les entregó la mochila. Algunos habían tenidos más suerte, otros menos. La suerte de Anna se encontraba en el medio.

Ahora todos si que tenían armas.

Por fin comenzaría el baño de sangre.

Anna: El diablo tiene nombre de mujer || ONC2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora