Abrí los ojos un poco aturdida. Desde que había conocido a Dumbledore despertaba todos los días igual, esperando volver a encontrarme en la cama del apartamento que tenía alquilado en Londres y que todo lo referente al mundo mágico no fuera más que un sueño. Pero todos los días abría los ojos y me encontraba con mi nueva realidad. Me levanté de la cama despacio y me vestí sin mirarme al espejo. Había estado hasta las dos de la madrugada leyendo todo lo referente a pociones y encantamientos cuando el sueño me venció y decidí continuar entre los descansos que tenía de clases por la mañana.
Preparé en un bolso todo los libros que quería leer en los descansos para no tener que volver a la habitación y antes de salir me miré al espejo. Una chica con una falda un poco más arriba de la rodilla, con una camisa blanca y la túnica propia de todos los alumnos de Hogwarts, me devolvía la mirada. Hice una mueca, no me reconocía. No me gustaba llevar faldas y menos con el frío que hacía por los pasillos, la corbata roja y dorada no estaba totalmente en su sitio y la túnica me resultaba incomoda. Llevaba el pelo rubio suelto hasta casi la cintura, con una raya en un lado, apenas me había puesto un poco de lápiz de ojos negros, que resaltaban el azul y las motitas verdes de mis ojos. No estaba satisfecha con mi aspecto, pero tampoco me importaba.
Cuando salí de mi habitación me encontré con Hermione y los demás, a los que me uní para ir a desayunar. El desayuno transcurrió sin problemas, Harry, Ron y los gemelos Weasly hablaban de Quidditch, un deporte que no conocía y que por lo que me contaron sonaba bastante agresivo y peligroso.
Al llegar a la clase de pociones decidí sentarme entre Hermione y el chico que me presentaron la noche anterior, Neville. Este me comentó que era tremendamente malo en pociones y que la presencia del profesor Snape le intimidaba tanto que no podía llegar a hacer nada correctamente cuando este se encontraba cerca.
-Yo no cursé pociones en Beauxbatons. – Comenté distraída.- He leído algo por mi cuenta pero no creo que sea capaz de sacar algo decente la primera vez que lo intente.
-No te preocupes, - respondió Hermione alegremente.- Yo puedo ayudarte, aunque si me preguntas sé discreta, a Snape no le gusta que ayude a otros.
Me disponía a responderle cuando una voz a nuestras espaldas hizo que todo el mundo se callara y se sentasen diligentemente.
-¡Silencio!- dijo Snape a la vez que entraba a la clase mientras su capa ondeaba tras él- Hoy vamos a preparar una poción que suele salir en el examen de Título Indispensable de Magia Ordinaria: el Filtro de Paz, una poción para calmar la ansiedad y aliviar el nerviosismo. Pero os lo advierto: si no medís bien los ingredientes, podéis provocar un profundo y a veces irreversible sueño a la persona que la beba, de modo que tendréis que prestar mucha atención a lo que estáis haciendo. —Hermione, que estaba sentada a mi lado, se enderezó un poco; la expresión de su rostro denotaba una concentración absoluta—. Los ingredientes y el método — continuó Snape, y agitó su varita— están en la pizarra. —En ese momento aparecieron escritos—. Encontraréis todo lo que necesitáis —volvió a agitar la varita— en el armario del material. —A continuación, la puerta del mueble se abrió sola—. Tenéis una hora y media. Ya podéis empezar.
Me dirigí a Hermione, preocupada pues no sabía qué materiales debía escoger, sólo había leído algunos de ellos en el pergamino que el profesor Snape me preparó y su identificación sería complicada, pero Hermione ya se dirigía al armario de los ingredientes.
-"Bien.- pensé- la voy a liar mucho y Snape va a echarme una bronca monumental"
-Señorita Carini. –Levanté la vista para encontrarme los ojos negros de Snape fijos en mí- Acérquese.- Un estremecimiento me recorrió el cuerpo a la vez que me acercaba a la mesa del temido profesor de pociones.- Debido a su condición supongo que no sabrá identificar los ingredientes necesarios para realizar la poción y puesto que no quiero que nadie salga herido hoy –decía a la vez que hizo aparecer una serie de ingredientes en su escritorio- le ayudaré a identificarlos. Le diré el nombre de cada uno de ellos una vez y luego se pondrá a hacer la poción siguiendo las instrucciones de la pizarra. ¿Queda claro?
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Cuando la magia entra en tu vida... y él.
FanfictionUna chica normal, una vida corriente, hasta que el mundo que conoce se derrumba y descubre la magia. Y con la magia, el amor. Un nuevo personaje entra en el mundo mágico de Harry Potter.