Mi vida patas arriba

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"Interesante... ¿Ravenclaw o Gryffindor? ¿Slytherin? Desde luego, podrías llegar lejos en Slytherin, tienes esas ansias de superarte a ti misma cada día, pero no, tu corazón es demasiado puro. La inteligencia y la astucia propia de una Ravenclaw, podrías pertenecer a cualquier casa, incluso a ... Creo que sí, serás una maravillosa..."

-¡Gryffindor!- Gritó el extraño sombrero que llevaba sobre la cabeza.

Me levanté aturdida del pequeño asiento donde Dumbledore me había colocado el sombrero, era extraño sentir una voz dentro de tu cabeza que no fuese la tuya propia, aunque más extraño eran los acontecimientos de los últimos días.

Cuando desperté del hospital el anciano de barbas blancas empezó a narrarme una historia, muy interesante desde mi punto de vista, hasta que empezó a incluirme a mí en ella... Semanas después había comprendido que no se trataba de una historia de fantasía y lo estaba viviendo en mis propias carnes... Yo, la escéptica Ariadna, era una bruja, y no una bruja cualquiera, no... Era un tipo de bruja capaz de entrar en la mente de cualquier persona y ver todos sus recuerdos, planes y sentimientos como si de una película se tratase, pudiendo modificarlos a mi antojo y convertir a dicha persona en mi marioneta... Una bruja prácticamente extinta. Gracias a mi magia me había camuflado de todos los registros de magos y brujas del mundo entero, aunque no intencionadamente, claro. Había creado una especie de burbuja protectora que repelía la magia que nacía de mí, por eso nunca había sido llamada a ninguna escuela de magia y hechicería y había formado mi vida como una muggle cualquiera.

En las semanas siguientes Dumbledore me habló de su escuela, del que no debe ser nombrado y del peligro que corría si este se enteraba de mi existencia, así que decidió llevarme a Hogwarts para protegerme a la vez que empezaba mi enseñanza en el mundo mágico.

-Bien, entonces serás Gryffindor. Teniendo en cuenta tu edad y que no conocías la magia hasta hace unas escasas semanas, te asignaré al curso de 5º. –Meditó Dumbledore mientras paseaba por su despacho.

-Pero, profesor, no sé absolutamente nada de magia, me compré todos estas cosas extrañas pero no se usarlas, ni siquiera la varita.

-De eso no se preocupe, antes de que te incorpores a clase todos los profesores te enseñarán lo básico de sus asignaturas y te darán un resumen de todo lo dado en los cursos anteriores lo más breve posible. Confío en que siendo una estudiante aventajada de derecho no tendrá problema en memorizar unos cuantos hechizos y algunos datos.

-Quizás no, pero en cuanto a la práctica... y también tengo que seguir estudiando, no quiero abandonar por nada todo lo que me he esforzado para llegar a donde estoy académicamente. Pero no sé si podré con tanto...

-Podrá señorita Carini, no debe preocuparse por la práctica, puedo ver que es una gran bruja, es algo innato en usted. Le presentaré a los profesores que le darán clases particulares durante esta semana, antes de que se incorpore al curso.

La puerta del despacho del anciano profesor se abrió y entraron varios profesores, diligentemente. No pude evitar centrar mi atención en un hombre alto, de piel cetrina, cabello negro que caía por su cara a modo de cortina, nariz ganchuda y unos intensos y profundos ojos negros, que hacían juego con sus ropajes del mismo color.

Mientras estaba contemplando a ese hombre, Dumbledore me presentó al resto de profesores, que me saludaron con un ligero apretón de manos mientras me deseaban buena suerte. Al sentir la mano de ese hombre, Profesor Severus Snape (el único nombre con el que me había quedado después de esa presentación) un impulso eléctrico me recorrió desde las puntas de los dedos de los pies hasta el último pelo de mi cabeza, lo que me hizo sonreír como una estúpida adolescente. El misterioso hombre no hizo más que alzar una ceja, aparentemente divertido.

-Les agradezco muchísimo su atención, querido profesores, pueden retirarse, les enviaré una lechuza con los horarios de la señorita Carini para que empiecen sus clases con ella lo más rápido posible- dijo Dumbledore desde detrás de su escritorio.- Severus, podrías quedarte un minuto.

-¿Necesitas algo, Albus?- No pude evitar estremecerme al oir esa voz fría y siseante que salía del oscuro profesor.

-Como ya te conté, esta chica es un descubrimiento reciente y no sabe nada de magia... Teniendo a Dolores Umbridge como profesora de defensa contra las artes oscuras y conociendo su dinámica de clase, creo que sería conveniente que seas tú el que le de clases a ella de DCAO, al menos lo básico para ponerse a la altura de 5º año y que en la misma clase de pociones ella por su cuenta se ponga al día.

-Como quieras. Si no necesitas nada más, me marcho.- Siseo Snape mientras que salía del despacho ondeando su capa tras de sí.

-Bien señorita, creo que es hora que conozca a sus compañeros de casa y al resto de los alumnos en el gran comedor.

Respiré profundamente y asentí. Allá iba, a una nueva y muy diferente etapa en mi vida. 

Cuando la magia entra en tu vida... y él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora