Narración en tercera persona
Aquel día, estaba lloviendo. Era un clima inspirador para una charla con una taza de café en la sala de la mansión del joven Naruto, quien había cambiado su taza de café por las mañanas a una de té por su embarazo.
Había pasado una semana desde que había hablado con Itachi acerca de aquel muchacho y había recibido un presente que había relegado a ser un objeto de decoración de su sala. Itachi lo había notado cuando había entrado a la casa. Sonrió, porque Naruto no lo había tirado ni mucho menos.
Gaara los acompañaba en aquella oportunidad. Naruto bebía con calma su té caliente mientras notaba cómo Itachi observaba con una leve sonrisa al gato sobre la repisa.
—Me alegra que hayas decidido conservarlo—comentó Itachi y Naruto dejó su taza de té sobre la mesa ratona.
—No podía tirarlo. Se notaba que había sido hecho con mucho detalle—justificó el hecho de conservarlo y quiso ocultar que, en verdad, le había gustado bastante el regalo.
—¿De qué hablamos? —preguntó Gaara perdido al no saber a qué se referían.
Itachi señaló al gato que estaba sobre una repisa en la sala. Era un objeto bastante visible, ya que era de color negro y la sala era de paredes blancas.
—Fue un regalo para el bebé de Naruto. Lo hizo Deidara—respondió Itachi y Naruto inhaló profundo, sintiéndose incómodo porque la charla había girado hacia hablar de ese chico.
El rubio usualmente se quedaba callado y no opinaba cuando su suegro despotricaba sin piedad contra Deidara, pero el hecho de que se quedase en silencio sin decir nada en contra no significaba que tolerase escuchar sobre él. Era más, no soportaba hablar de Deidara ni escuchar nada que tuviera que ver con él. Sin embargo, desde que Itachi se había mostrado repentinamente como un defensor del chico preso, no había tenido más remedio que soportar oír de ese muchacho por respeto.
Gaara enseguida notó el desagrado en el rostro de Naruto y supo que estaba incómodo, pero nada podía hacer, ya que la charla se había tornado de esa manera y, ciertamente, no podía negar que estaba curioso de saber por qué Naruto había permitido que ese objeto llegase a la casa.
—¿Cómo es que Deidara hizo esto para Naruto? —preguntó y miró al rubio, quien estaba mirando hacia otro lado con una expresión muy seria.
—Deidara solía destacarse en la escuela en la clase de arte y había aplicado para una beca en la universidad. Iba a hacer una carrera respecto a esto, pero no pudo. Sin embargo, trabaja duro en el taller de tallado y carpintería. Quiso hacer algo especial para Naruto a modo de disculpas y buena voluntad—le explicó mientras el rubio se ponía un poco nervioso.
—Ya veo...
Gaara miró a Naruto, quien estaba frotándose las manos con ansiedad. Sabía lo que pasaba por su mente: un regalo así ni sus disculpas servían para remediar lo que había hecho. Naruto estaba más que disgustado, porque, si así pensaba Deidara arreglar las cosas, entonces, lo creía una pésima persona.
—Deidara se ha estado esforzando mucho por cambiar y hacer mejor las cosas. Él sabe que con esto no soluciona nada de lo que se ha hecho, pero, al menos, le pone voluntad—dijo Itachi sabiendo lo que aquellos dos estaban pensando.
—¿En verdad? Ja—expresó Naruto incrédulo con una sonrisa amarga en el rostro.
—No sabía que tú estabas tan familiarizado con el chico, Itachi. ¿Lo visitas seguido? ¿Con qué propósito? —preguntó Gaara bastante curioso, ya que le resultaba muy extraño que, siendo Deidara el asesino de su hermano, Itachi lo visitase tanto como para saber todo de la vida del joven Kamiruzu.
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Del asesino de mi hermano [ItaDei. Yaoi] [+18]
Romance-«Si mi vida tuviese que describirla como un sueño, entonces, sería una pesadilla, la cual se fue transformando en un sueño aceptable hasta llegar a convertirse en una fantasía inimaginable para pasarse a la realidad y golpearme a la cara. Despertar...