Gracias a los extraños golpecitos que se escuchaban, Raine se despertó de su profundo sueño. Se alejó de las sábanas dispuesta a descubrir lo que sucedía y se asomó por la ventana, que era de donde provenían lo sonidos. En eso, recibió una pequeña piedra en la frente.
Molesta, tras entender lo que pasaba, reposó sus manos en el marco de la ventana y vio a Jungkook amenazando con tirarle otra piedra. Logrando su cometido, él la observó dedicándole una sonrisa de conejo inocente.
«Espléndido. Justo como los demonios, se dedica a molestar a las tres de la madrugada».
—¿Eres consiente de la hora que es? —susurró Raine. No quería despertar a su familia o a los vecinos.
—Ponte un abrigo y baja —susurró él también y señaló el suelo como indicación.
Ella negó con la cabeza y cerró la ventana con enfado. ¿Pero qué rayos quería? ¿Jugar a la ouija? ¿O invocar al diablo, mejor? Porque si se guiaba por la hora, y que se trataba de Jungkook, tales ideas no calificarían como unas auténticas locuras.
Raine desconocía sus intenciones, por lo que se moría por averiguarlas. Agarró su abrigo más cálido del perchero y se colocó unas botas de lluvia. Con cuidado, bajó las escaleras y cerró la puerta de su casa esperando no haber sido atrapada.
Llegó al jardín trasero y encaró a su amigo. No tardó en preguntarle qué rayos pasaba.
—¿Ni «hola», ni nada? —le dijo Jungkook como respuesta.
Raine lo reprendió con la mirada.
—Como sea, presta atención. Acabo de escribir una canción y quiero que la escuches —soltó los motivos de su visita nocturna.
Raine a penas lo pudo creer. Estaba loco.
—¿No te puedes esperar hasta mañana? Tengo sueño y quiero dormir.
—Podrás hacerlo todo el día de mañana. Bueno, de hoy —corrigió—. Es sábado, Raine. Y necesito que la escuches ahora.
—¿Y por qué tiene que ser precisamente ahora? —inquirió con disgusto.
—Es el regalo de cumpleaños de Vasie.
Raine lo miraba incrédula. Era mejor que estuviese bromeando y le contara algo más serio después.
—La acabo de escribir y confío en ti para que me guíes en los detalles. Anda, acompáñame. Quiero que la oigas.
Pero parecía que no jugaba.
Jungkook la agarró de la mano y se la llevó a quién sabe dónde. Porque no podían ir a su casa, ni a la de él, y era de noche, ¡de madrugada! Nadie querría estar oyendo a un chico enamorado practicar las rancheras para su novia cumpleañera. Era un demente.
Uno que se había llevado a su amiga al cercano lago en su auto sin que ella tuviera la ligera sospecha de que terminarían ahí. Ellos no iban desde que cumplieron los dieciséis años.
Estaban solos, totalmente solos, y no era un buen escenario.
Raine empezó a creer que Jungkook le había lanzado un hechizo, porque constantemente cedía ante sus deseos contra su propia voluntad. Ya que, aunque siempre refutaba, Jungkook siempre terminaba con la victoria. Mejor dicho, su niño interior lo hacía. Le mostraba esa mirada dulce y un gesto tierno y ya la tenía comiendo de su mano. A nadie podía engañar... Jungkookie estaba allí, no se había ido a ningún lado.
—Qué bueno que no olvidé el encendedor —dijo Jungkook tras prenderle fuego a unas hojas y ramas secas para formar una fogata.
—Es increíble que me hayas arrastrado hasta aquí —se quejó, abrazándose por las frías temperaturas.
—Ya lo había hecho una vez, ¿recuerdas? En ese entonces no eras tan amargada.
—Sí, sí... Bueno, ya que no hay marcha atrás, muéstrame la canción que escribiste —le pidió. No reinaba el entusiasmo en sus palabras.
—Mhmm. A mi parecer quedó bien. —murmuró ladeando la cabeza—. Sabes que he escrito otras antes, pero ninguna se compara a esta. Esta es muy especial, Raine.
—Claro, es para tu novia.
Jungkook sonrió avergonzado.
Metió las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta y cerró los ojos para concentrarse. Respiró hondo y los volvió a abrir. Listo. Estaba listo para impregnar el natural ambiente con su melodiosa voz de ángel celestial —descripción dada por Raine en las páginas de su diario—. Ella había presenciado su habilidad musical previamente y le parecía que poseía una voz preciosa, impecable, como de terciopelo, y en conexión plena con el talento.
Entonces, Jungkook abrió sus labios condenando a Raine a la tristeza, a los sentimientos amargos y al dolor de escuchar cómo su mejor amigo le declaraba su amor eterno a una chica mediante una canción que jamás sería para ella. La letra era él, era su corazón hablando, exclamando, gritando lo mucho que la adoraba. Tanto, que pasaría diez mil horas y diez mil más para comprender su dulce corazón.
«Diez mil horas, Raine... Y ni una sola la dedicará a ti», habló su subconsciente, molestándola.
La acongojada muchacha miraba cómo su amigo dejaba que su esencia transitara sinceramente en cada oración. Notaba lo mucho que amaba a Vasie. Él nunca se habría dedicado de lleno a profundizar en su propia alma de ser lo contrario. Raine se daba cuenta de los aspectos claros por los cuales estaba perdidamente enamorada del chico frente a ella.
Jungkook no era ese burlón sarcástico o el necio sin remedio que ella creía. En realidad, él era noble, gentil, apasionado, tierno y sentimental; entre otros tantos buenos aspectos, Jungkook era una manzana dorada de un valor excepcional. Y lo amaba. Lo amaba muchísimo. No quería herirlo más al alejarse de él o al rechazarlo sin excusas, porque la joya de persona que él era no merecía menos que un trato magnífico.
Además de merecer la verdad.
Esa que dolía como un hierro caliente contra la piel por haberla estado guardando todo este tiempo en el baúl de los secretos. Porque no quería mentirle, y ella lo hacía por omisión.
—Es perfecta, Jungkook, proviene de ti —lo halagó, elevando su entusiasmo.
Él se lanzó sobre ella para abrazarla.
—¿Crees que le guste? —le preguntó, mirándola a unos pocos centímetros de distancia.
Raine tuvo que apartarse para no mezclar su fría respiración con la suya. Por como se sentía en ese momento, solo hubiera querido besarlo, conocer cómo sabían sus labios al fin, y no imaginarlo como tantas veces lo había hecho en la privacidad de su habitación.
—Le va a encantar, Jungkook.
《 ⤵︎ ...♡!》
14.3.24
Es buen momento para decir que esta pequeña historia fue inspirada por el cover de Jungkook "10.000 hours".
Y a decir verdad, muchas otras canciones que escucho me inspiran para escribir muchísimos one shots o historias cortitas, pero son tantas que no puedo concretarlas todas y a veces hasta ninguna. :c
Pero en borradores tengo muchas cositas que sí voy a subir y trabajo en ello. ♡
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Diez mil horas » j.jk [ Terminada ]
Fanfic𝗝𝗘𝗢𝗡 | Raine estaba envuelta en un problema generado por su caprichoso corazón, fijado y obsesionado con la figura de su mejor amigo, quien estaba prohibido; rechazaba la idea de amarlo como hombre y no como su querido confidente. ⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯ 𖧷...