〡04. Y el misterio se vuelve un enigma

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Marck, después de haberse asegurado de que no había nadie en el perímetro, se decidió por cruzar la valla que dividía a ambas casas; agachándose apenas lo hizo. Saco su celular del bolsillo delantero de su pantalón y decidió avisarle a los demás de que el lugar estaba libre; que no había nada que temer, que estaba todo desolado.

Alex, le siguió mirando cada dos por tres si alguien venia. Jack fue el tercero, siendo, el que por error piso algo que hizo que varias voces se escucharan con más claridad; causando que apenas llegara hasta donde estaban su hermano mayor y el pelinegro se agachara y los contrarios le taparon la boca he hicieron una mueca de silencio.

— ¿Estás seguro de que había algo? —Una nueva voz se escuchó por el patio trasero.

—Estoy seguro, te lo digo, tengo buen oído y acabo de escuchar algunas ramas y demás cosas —menciono una voz más suave.

—Debió de haber sido algún gato o alguna ardilla, porque dudo que haya algo. Además, en el turno anterior dijeron que no había nada fue de lo normal, aunque escuche que un borracho les causo algo de problemas; pero más nada.

—Tienes razón, es la primera vez estoy en un lugar así y eso me pone algo nervioso —fue lo último que oyeron, para que luego el silencio reinara y el alivio llegara.

"Muévanse, ahora" tecleo con rapidez el pelinegro en su celular, enviando el mensaje con más rapidez al grupo de los cinco. Este se captó de inmediato y los dos restantes aparecieron cual rayo a su costado. Y, en silencio, decidieron permanecer así por unos minutos más, para estar atentos por si algo sucedía; cosa que no paso y, aliviados, se miraron con alegría.

—No puedo creer que lo logramos —murmuro, con una sonrisa pequeña, Sam.

—No cantes victoria todavía, primero tenemos que salir de aquí —aclaro rápidamente Alex.

—Bien y que esperamos —alentó Marck, levantando su cabeza, para observar el panorama y comenzar a moverse contra la cerca.

Los contrarios comenzaron a seguirlo cual patitos a su mamá, parando cada vez que escuchaban voces cerca; estando alerta en todo momento. Aunque, a pesar de todo, pudieron salir de la propiedad ajena.

Claro que, no sin antes, llevarse un susto o dos, o por lo menos fue lo que se llevó Daniel al fijar su vista un momento en una pequeña ventana que daba al sótano de la propiedad; sintiendo una mirada observarlo desde la oscuridad y como algo parecía llamarlo desde el interior.

A pesar de que eso fue lo único raro que sucedió, los demás también habían sentido algo al ver momentáneamente hacia el interior de la fachada; pero ninguno comento nada en el momento. Por lo que, en su cómodo silencio, continuaron con lo suyo y salieron como almas que se las lleva el diablo hacia algún lugar muy lejos de la casa de May.

—¿Lo hicimos? —pregunto incrédulo Jack.

—¡Lo hicimos! —grito Sam lleno de adrenalina y terror, en el oído de su mayor.

—Wow, lo hicimos y no nos arrestaron —con una gran sonrisa cuadrada, Alex hablo mirando al mayor de los hermanos. Quien en respuesta solo formo una sonrisa lisa y sumo un asentimiento a su respuesta.

—Oigan ustedes, tortolos, vamos a casa —y así Danny paso sus brazos por el lado de ambas cabezas y los atrajo a él.

—A quien mierda llamas tórtolos, cabeza de ñoqui —con brusquedad y un bufido se alejó el mayor de los cuatro hermanos, causando que el pelinegro se riera de este.

—Cuanta agresividad para alguien que no han arrestado —Alex se burló del contrario, recibiendo un gruñido a forma de respuesta.

Y así, entre broma y broma, cuatro de ellos volvieron a los dos apartamentos que habían reservado en el motel del pueblo (dado que era el lugar más barato) y el contrario volvió a su hogar; entrando con cuidado por la puerta principal, subiendo las escaleras e ingresando a su habitación listo para tomar un baño y bajar todas las emociones que había ganado en tan poco tiempo.

¿Quién es el asesino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora