OMEGACEMBER -AuronBowl Edition

SUPRESOR

Mangel le insistió en hacer una cita con el médico en el primer momento en que supo del inesperado celo que había padecido un par de semanas antes, y a pesar de que no estaba muy seguro de querer saber qué era lo que pasaba con su cuerpo, terminó aceptando cuando Reborn y Perxas fueron incluidos en la discusión. Así que, después de una rápida investigación del Alfa del grupo, habían concertado una cita con una de las mejores ginecólogas de la ciudad. 

Así que esa mañana, después de ir a dejar a Frederick al lugar donde lo cuidarían por el resto del día, Mangel lo llevó al hospital. Todos sabían que para Auron ir a un lugar que le traía tan malos recuerdos era todo un reto, y era esa la razón por la que no podían dejarlo ir solo, y al final había sido el Beta el único libre para acompañarlo.

—Debemos subir al tercer nivel para el ultrasonido que ha programado la doctora, luego tendremos que esperar solo un momento para verla. Los resultados de tus exámenes deberían estar listos también— Auron asintió a duras penas mientras acariciaba el lugar donde el día anterior le habían tomado una muestra de sangre, la verdad es que desde entonces había estado muy nervioso, porque aún no comprendía si ese día recibiría buenas o malas noticias.

La llegada al hospital fue más pacífica de lo que esperaba, a pesar de que no llevaba a Frederick con él para ayudarlo, se había tomado sus medicinas antes de salir y la ansiedad era mínima. Agradecería enormemente que Mangel hubiese podido acompañarlo, de lo contrario estaría extremadamente perdido…

Dejaron el auto en el primer sótano y subieron al tercer nivel, la doctora les había indicado que ella misma haría el ultrasonido antes de presentar su diagnóstico. Y a Auron le había parecido una mujer muy amable cuando habló con ella por teléfono, era una Alfa que se especializaba en las hormonas de los Omegas, y al parecer había tratado a varias víctimas de daños en el sistema reproductor. La verdad es que sonaba como alguien en que podía confiar.

Una antipática enfermera los recibió en la recepción y los guió con mala cara hasta la sala del ultrasonido. El Omega se sorprendió por la forma en la que la chica le lanzó la bata que debía ponerse, pero decidió no comentar nada, no quería estrenarse con la actitud de una desconocida.

—La doctora Mónica estará aquí en un momento— la vieron salir a paso firme y sin decir nada más, aunque ambos suspiraron aliviados al no tener que lidiar más con ella.

—¿Por qué siempre nos tocan las chicas groseras?— Auron se encogió de hombros y procedió a quitarse la ropa para ponerse la bata.

—Creo que a la mayoría de chicas Betas les desagradan los Omegas— el Beta se acercó a él y lo ayudó a terminar de vestirse y subir a la canilla ahí dispuesta.

—A veces pienso que eres demasiado atractivo para tu bienestar, y todas las chicas Beta se dan cuenta de lo mucho que debes gustarle a todos los Alfas apuestos. Contigo en la sala, no deben recibir ni una sola pequeña mirada— ambos rieron, y fue entonces que la puerta se abrió de nuevo, sólo que esta vez entró por ella una hermosa mujer de cabello oscuro que llenó la sala con su maravilloso olor a hierbabuena.

—Buenos días, espero que no hayan tenido que esperar mucho, soy la doctora Mónica— Auron suspiró encantado por el aroma de las feromonas de la doctora, la verdad es que desde el incidente había evitado a los Alfas, pero últimamente le parecía que sentía sus feromonas con más intensidad.

— Fue sólo un momento, no hay problema— se acomodó sobre la camilla y se sintió un poco nervioso cuando la mujer empezó a preparar la máquina de ultrasonido. Y aunque no era la primera vez que pasaba por ese proceso, se sintió nervioso, porque esa situación le traía amargos recuerdos de cuando había asistido a las tres citas de control de su angelito antes de perderle.