AROMA

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Auron se limpió el sudor de la frente y se acercó al refrigerador para sacar una botella de agua fría, que bebió con muchas ganas. Llevaba todo el día terminando de acomodar sus cosas, y al fin había logrado terminar. 

Frederick se encontraba en la sala, con la cabeza sobre las patas y observándolo con atención, y el Omega sabía perfectamente bien qué significaba esa mirada.

-No me he olvidado de tu paseo, sólo que tendrás que esperar un rato, tengo que darme una ducha antes de salir- el perro pareció entender lo que su dueño le decía, y soltó un gruñido de decepción.

-Oh, vamos, sabes que si no tomó un baño me sentiré incómodo afuera- Frederick volteó la cabeza y aulló quedito, eso hizo que Auron suspiraba y se fijara en la hora; faltaban 30 minutos para la siete. 

-Bueno, ya es tarde de todos modos y no quisiera salir cuando esté muy oscuro. Bien, tú ganas, saldremos ahora- se dirigió a la habitación para tomar una sudadera y ponerse zapatos, luego tomó la correa del perro y su arnés. Se aseguró de llevar su teléfono y las llaves del departamento antes de abrir la puerta. 

Un emocionado Frederick salió delante de él, sabiendo exactamente a dónde debía dirigirse, ya llevaban una semana viviendo en el edificio y salían todos los días a correr al mismo parque. Así que, el perro ya sabía cuál era el camino a tomar. 

Auron sonrió al ver el entusiasmo de su mascota y se apresuró a llegar al área de ascensores para poder presionar el botón. Lo que el Omega no había tomado en cuenta ese día era que al haber sudado una buena parte de la tarde, sus feromonas se habían intensificado considerablemente, y en ese momento estaba dejando una significativa estela de su aroma por donde caminaba. Y aunque él aún no lo había notado, alguien se lo haría saber muy pronto.

Un apuesto Alfa de cabellos negros y ojos violetas se encontraba apoyado contra la pared mientras sostenía un teléfono sobre su oreja y escuchaba la molesta voz de la persona al otro lado de la línea

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Un apuesto Alfa de cabellos negros y ojos violetas se encontraba apoyado contra la pared mientras sostenía un teléfono sobre su oreja y escuchaba la molesta voz de la persona al otro lado de la línea. Iba vestido con una sudadera y un pantalón deportivo, ambos de color violeta, incluso el bozal en su boca tenía un tono parecido. Pero el hombre parecía estar teniendo una conversación desagradable, ya que en su rostro se notaba que estaba fastidiado. 

Suspiró por enésima vez, y se enderezó ligeramente. La voz de la chica con la que hablaba había adquirido un tono más agresivo, para ese punto la conversación no tenía ni pies ni cabeza, y era obvio que él no podría hablar en un buen rato. Así que decidió llamar al ascensor, sabía que perdería la señal en cuanto lo abordará, y así tendría un momento de paz.

Afortunadamente, no tuvo que esperar mucho tiempo para que llegara el aparato, aunque lo que en verdad le sorprendió fue ver a un joven dentro, quien iba acompañado de un bonito perro. Lo identificó como un Omega, de cabellos castaños, con un curioso mechón anaranjado del lado derecho, que además tenía un ojo color café y otro de color dorado, cuya piel era ligeramente morena, y que desprendía un apetitoso olor a miel y mandarinas.

OMEGACEMBER -AuronBowl EditionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora