Construcción del Nido

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No supo en qué momento lo pensó, ni tampoco el porqué de la repentina valentía que lo había impulsado a deslizar la mano sobre la dura erección del Híbrido, pero antes de poder detenerse a pensar bien las cosas, su otra mano se dirigió al mismo lugar para ayudarse a desabotonar el pantalón.

Sus manos se paralizaron por un momento al observar el bóxer blanco con diseño de osos pandas, que bajo otras circunstancias le hubiera parecido tierno y divertido, pero en ese momento toda su atención fue colocada en el enorme bulto que resaltaba.

Levantó la mirada, fijándola en los verdes orbes del Alfa, quién respiraba agitado y mantenía ambas manos estáticas a los lados de su cuerpo. Era bastante obvio que intentaba contenerse, y Auron sabía que esa solía ser una tarea monumental para los de su especie, pero dadas las circunstancias y la llegada del celo repentino, era algo que no quería que hiciera. El Omega dentro de él clamaba porque perdiera el control y lo hiciera suyo. 

Un tirón fue todo lo que faltó para que el pantalón y el bóxer de Rubius cayeran con un suave "plop" sobre el suelo del baño, revelando por fin el enorme miembro. Y la sola vista de ese increíble pedazo de carne, fue suficiente para que la entrada del Omega palpitara hambrienta, era obvio que su cuerpo estaba preparándose de forma instintiva para lo que venía.

-Auron… - sus ojos volvieron a posarse sobre el, ahora sonrojado, rostro del Híbrido. Para ese momento era más que obvio que ninguno de los dos estaba dispuesto a parar.

Sonrió de forma seductora, y dirigió sus manos con seguridad hasta la enorme erección frente a él. Su cuerpo aún seguía medio sumergido en el agua de la bañera, así que jaló con algo de fuerza las caderas del oso para poder acercarlo. Sentía su entrada palpitar lujuriosa, no sólo por la maravillosa vista, sino por la increíble combinación del aroma a bosque del Híbrido, con el de la ligera capa de sudor que lo cubría. Era el olor de un hombre sexy y en perfectas condiciones para aparearse.

Abrió la boca despacio, y sin mucho preámbulo sacó la lengua para luego pasarla con seguridad sobre la pegajosa punta, sintiendo el sabor explotar como un detonante para que su celo volviera a apoderarse de su cuerpo. Y a pesar de que sentía la presión del costoso parche inhibidor en su nuca, algo dentro de su ser se removía inquieto, llenando su cabeza de la espesa bruma de su calentura.

Sus manos se pasearon sin pena sobre las firmes caderas del Alfa, mientras se atrevía a introducir más y más el palpitante miembro en su boca. Era grande, mucho más de los que había probado antes, así que no estaba tan seguro de cómo complacerlo. Pero iba dejar que su instinto lo guiara, así que simplemente cerró los ojos y comenzó a saborearlo sin pensarlo mucho.

Y después de un rato de torpes lamidas y chupones, sus acciones al fin tuvieron el resultado deseado, cuando el autocontrol del oso empezó a flaquear. La primera señal fue cuando sus manos dejaron de estar estáticas y se enterraron dentro de su cabello para jalarlo con brusquedad, haciendo que su duro miembro se enterrara profundamente hasta tocar su garganta, ahogándose momentáneamente.

-Lo siento… - Rubius habló agitado, sin quitar las manos de su cabeza y la mirada fija en el Omega, quien elevó los ojos cubiertos de lágrimas antes de hacer que el miembro húmedo resbalara fuera de su boca.

-Está bien… sólo deja que yo marque el ritmo- un leve asentimiento del rubio le sirvió para regresar a su tarea anterior, esta vez un poco más despacio, aunque eso no duró mucho tiempo.

De pronto el ritmo se volvió intenso de nuevo, aunque para ese momento la sensación de ahogo ya no era tan mala. Pudo resistir incluso cuando Rubius soltó un gutural sonido desde lo más profundo de su garganta, y embistió con más fuerza que antes. Estaba seguro que al día siguiente su garganta le pasaría factura, pero eso no le iba impedir disfrutar del momento.

OMEGACEMBER -AuronBowl EditionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora