Capítulo 2. Bruno.

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(Sonido de la alarma)

—¡Ya voy! ¡Ya me voy a despertar! ¿Qué daño le hice al mundo para merecer esto? Puta alarma del demonio. ¡Aaaaah! —tomo el celular y apago la alarma. No soporto despertarme temprano después de haber salido en la noche, pero bueno no puedo perder mi trabajo.

Sí, me encanta la vida nocturna podría jurar que si no salgo al menos los fines de semanas moriría en segundos. Y es que por favor, que me disculpe Dios pero amo el flirteo, las mujeres, la música y sin eso realmente no sería yo. Me estiro el cuerpo desde la cama y miro de reojo mi zona abdominal, claro está la erección de la mañana.

—¡Cielo santo! Necesito una mujer para mi cama —quisiera sentir algún día qué es el amor.

Me levanto y tomo un baño inminente así refresco cierta parte de mi cuerpo que amaneció inquieta. Además no puedo demorarme, hoy tengo que trabajar en la edición del nuevo libro que va a recibir la editorial. Espero que el autor o autora sea una persona agradable y receptiva. Me visto con un pantalón gris, camisa de mangas largas blanca y zapatos negros.

Agarro el portafolio de mi escritorio y cojo las llaves del carro para ir a la cocina y prepararme un desayuno rápido. Desocupo mis manos dejando las cosas encima de la isla. Tomo del refrigerador dos huevos, bacon y leche. Puse dos panes de molde en la tostadora y me preparo un café instantáneo para darle vida a mi mañana.

Con todo listo me siento a degustar el rico y sencillo desayuno. Al terminar pongo todo en el fregadero después me encargo de las cosas sucias. El viaje es rápido en veinticinco minutos llego a la editorial diariamente. Estaciono el auto y me dispongo a entrar al trabajo cuando siento el celular vibrar.

📱Bruno: Mamá, me has repetido todo el fin de semana lo de la reunión de familia. Por favor, no te preocupes, estaré allí —le contesto con voz cansada de la repetición. Sé que a veces o mejor dicho casi siempre llego tarde a los eventos, pero es que muchas de esas llegadas tardes es porque me debo a un trabajo que todo está cronometrado por tiempo y no puedo fallar ni queriendo.

📱Marilyn: Hijo, yo sé que te estoy agobiando pero hoy viene tu hermana a pasarse el rato con nosotros y tú no debes faltar. Además, llevo días sin verte —y razón tiene en sus palabras no veo a mis padres desde que comencé a ser editor.

📱Bruno: Mamá estaré allí. ¿De acuerdo? Nos vemos en la tarde. Besos —cuelgo la llamada y camino atravesando dos autos.

Me guardo el celular en el bolsillo trasero del pantalón y no me doy cuenta cuando la puerta de uno de los automóviles se abre abruptamente. Mi suerte son mis reflejos sino estuviera con un fuerte dolor en mi brazo izquierdo. Cuando me dispongo a mirar a la persona responsable de casi una fractura mañanera me quedo estático.

Se ha bajado del auto una mujer hermosa. Cierra la puerta de su auto y admiro la mejor anatomía en una mujer. Ese vestido blanco ceñido al cuerpo mostraba la perfección que le brindó Afrodita para sus conquistas. No quiero ser irrespetuoso pero que culazo madre mía.

—Disculpa no te vi venir y casi te arrojo la puerta. Lo siento mucho —y por si fuera poco tiene voz de ángel.

Me detuve a observar el vaivén de sus caderas y en segundos pienso que debo decirle algo para que me note. Ni siquiera se ha tomado la molestia de mirarme a la cara.

—Se nota la premura —le digo en voz alta porque ya va muy lejos.

Sin perderla de vista me doy cuenta que se para frente a la editorial. ¿Será qué ella es la nueva escritora que quiere contratar Isabella? Si es así, pues creo que voy a tener toda la oportunidad del mundo de conocer a este bombón caído del cielo. Seré su editor de eso estoy más que seguro. Después de que la pierdo de vista mi mente volvió a la normalidad.

Tal vez me ameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora