Mis padres eran como sombras en mi vida. Siempre ocupados, siempre ausentes. Sus palabras eran frías, sus gestos distantes. Nunca me tomaron en brazos, nunca me dijeron que me querían. Yo era solo un niño solitario, perdido en un mundo de adultos.
Las noches eran las peores. Me acurrucaba en mi cama, deseando que alguien viniera a darme consuelo. Pero las lágrimas eran mis únicos compañeros. No sabía lo que era sentir el calor de un abrazo, la seguridad de unos brazos alrededor de mi cuerpo frágil.
Crecí con ese vacío en el pecho. Busqué el amor en otros lugares: en los libros, en las canciones, en los amigos. Pero nada llenaba el hueco que mis padres dejaron. A veces, me preguntaba si ellos también sentían ese vacío, si también anhelaban un abrazo que nunca llegó.
¿Cómo sería sentir ese amor? ¿Cómo sería tener unos brazos que te sostengan cuando todo parece oscuro?
-Hola, Bakubro - dice el Pelos de Incendio, sacándome de mis pensamientos.
-No molestes - solo me lanza una sonrisa ante mi respuesta. Quisiera ser más amable, pero me aterra.
-Hola, chicos. ¿Qué haremos el día de hoy? - pregunta Pikachu.
-Es noche de películas. Le toca a Bakugo poner la habitación - contesta Sero mientras se acerca a nosotros.
-Ni crean que entrarán a mi cuarto, idiotas - digo saliendo del salón.
-Bien, a las 8 nos vemos - afirma Kirishima, siempre se invitan solos.
No suelo desvelarme, la vieja bruja dice que cuando lo haces te vuelves más incompetente. La primera y última vez que lo hice fue con Deku en su casa, obviamente.
Recuerdo que llegué muy feliz a contarle a mi mamá lo bien que me la pasé; se me escapó contarle lo tarde que nos acostamos y ella terminó golpeándome hasta romperme el brazo. Papá no hizo nada, solo me culpó de la situación. La única solución que me dio fue que me alejara de Deku porque él era mala influencia.
Pero no hice caso. Cuando me descubrió, fue lo peor. La manera en que me castigó fue tan aterradora; recuerdo que solo entró a mi habitación sin decir nada, con esa sonrisa que lo caracteriza, y después desperté en el suelo del ático. El dolor que sentía en mi cuerpo fue insoportable. Fueron los tres días más horribles de mi vida.
Jamás los había visto tan enojados. Fue cuando decidí alejarme de Izuku Midoriya. Sin embargo, él nunca se alejó; tenía miedo de que le hicieran algo. Traté de todas las formas posibles. Fui un gran imbécil con él, pero me pone feliz que me haya perdonado.
《"Los momentos más dolorosos son los que más fácil se recuerdan."》
En los últimos días, las horas pasan demasiado rápido. Son pocas las veces que desearía que el día acabara, como hoy.
Estoy esperando a que los extras aparezcan; supongo que voy a compartir mi cama.
Termino de arreglar cuando de repente siento un pinchazo en mi brazo. Miro y veo un pequeño animal. Me lo quito y sigo con mis tareas. Observo mi habitación y noto que en el escritorio hay más de esos insectos.
-¿¡Qué es esto!? ¡Qué asco! - escucho voces en el pasillo, así que salgo del cuarto para dirigirme a la sala principal. En las paredes hay pequeños puntitos que se mueven; son más animales y se parecen al que me picó.
-¡Bakugo-kun! Hay que irnos, parece que hay una plaga de termitas - dice Momo tomándome del brazo para sacarme. Creo que somos los últimos en salir. Todos están alterados; parece que todas las habitaciones se llenaron de termitas debido a la gran cantidad de gente.
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AFECTO.
Fanfiction" Nadie tiene que saber... " °••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°• Las imágenes utilizadas para esta historia fueron sacadas de Painters o Twitter crédito a los autores correspondientes. No todos los personajes me pertenecen.