—¡MOCOSO, YA LEVÁNTATE!— El grito perfora la tranquilidad de la mañana, arrancándome de los brazos del sueño. Mis párpados se sienten como si estuvieran pegados con superglue, pero el insistente zumbido del teléfono me obliga a abrirlos.
"Buenos días estudiantes, se les informa que las clases se suspenderán hasta nuevo aviso. Estén al pendiente de su correo, por ese medio les haré llegar sus tareas y actividades para evitar que se atrase el semestre." La voz de Aizawa suena tan monótona como siempre, pero las palabras me golpean como un balde de agua fría.
Dejo el teléfono en la mesita de noche, permitiéndome caer de nuevo en la almohada. Un suspiro escapa de mis labios, mi cuerpo se siente como si estuviera hecho de plomo.
《Estoy exhausto.》
Mis ojos, pesados como piedras, se van cerrando poco a poco, el mundo se desvanece en un mar de oscuridad.
—¡Katsuki, ya levántate o llegarás tarde!— La voz de mi madre resuena a través de la puerta cerrada, golpeándola con insistencia. Cada golpe es como un martillo en mi cráneo, haciendo que el mundo gire a mi alrededor. ¿Por qué demonios no puedo tener un día de descanso?
Me pregunto si alguna vez dormiré lo suficiente. Quizás en mi próxima vida. O en la siguiente, si tengo suerte. Pero por ahora, la realidad me llama, y no importa cuánto desee ignorarla, sé que no puedo. Así que, con un gruñido de frustración, me levanto de la cama, listo para enfrentar otro día.
Me deshago de las cobijas con un movimiento brusco, obligando a mi cuerpo a obedecer a pesar de la resistencia. Echo un vistazo al reloj: son exactamente las seis de la mañana. Maldición, ¿acaso no revisa su teléfono antes de despertarme?
—Katsuki, tu madre y yo tenemos una junta. No se te olvide cerrar la puerta cuando salgas —dice el viejo en cuanto me ve. Lleva puesto un traje negro y corbata; supongo que la junta es demasiado importante.
—¿No van a desayunar? —pregunto, aunque ya sé la respuesta.
—No tenemos tiempo —responde la vieja bruja detrás de mí. Me hago a un lado, pero no dejo de mirarla—. Ya sabes cómo hacerte de comer, y ayer hice las compras. Hay de todo para que comas —añade, y es entonces cuando me mira, me escanea de arriba a abajo, arqueando su ceja—. ¿Por qué no estás listo?
—Sus... —intento explicar, pero el viejo me interrumpe.
—Suspendieron las clases, cariño, hasta nuevo aviso. —El tono de su voz es frío y autoritario
—Está bien, entonces limpias la casa y lavas el baño. Llegaremos tarde, y no tienes permitido salir.
Sin esperar mi respuesta, sale y cierra la puerta de un golpe. El hambre que tenía desaparece. Llegué a pensar que por fin sería uno de esos días donde comeríamos juntos, pero:
《Nunca hay tiempo.》
Con el ánimo por los suelos, me dirijo al cuarto de blancos para comenzar a limpiar. La casa no está tan sucia, así que terminaré rápido. Cuando termino, justo a las ocho y media, aún es muy temprano, así que decido salir a comprar algo para desayunar. 《De todos modos, no se darán cuenta》. El clima es fresco, ni frío ni calor, un punto medio que me gusta y me ayuda a despejarme.
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AFECTO.
Fanfiction" Nadie tiene que saber... " °••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°••°• Las imágenes utilizadas para esta historia fueron sacadas de Painters o Twitter crédito a los autores correspondientes. No todos los personajes me pertenecen.