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Jennie y yo nos encontrábamos en la cama por la noche conversando sobre cualquier cosa mientras escuchábamos música de jazz relajante, han pasado tres meses y sé que es muy rápido pero me gustaría casarme con ella. A pesar de que nunca me había atraído una chica; no estaba cerrada a esa opción y Jennie llegó a mi vida...

- Ah... - contestó ella sonriente.
- Si, algo como eso. - dije neutral. No pude esperar más y se lo pedí - ¿Te casarías conmigo?.

Jennie solo me miraba en shock y algo confundida.

- ¿Y que piensas contestar?. - dije separándome de su abrazo para mirarla a los ojos. - ¿Si, no? ¿Lárgate de mi vida Lalisa?. - ella solo sonrió levemente.
- Creo que optaré por... Un sí. - dijo tranquilamente, solo pude sonreír mientras miraba la cama... Estaba avergonzada - Gracias por pedírmelo. - dijo susurrando mientras sonreía tiernamente - Y gracias por no montar una de esas típicas escenas, no sabes cuánto los odio. - dijo riendo.
- Sí... Yo también, iré a apagar la radio. - dije tratando de no morir de vergüenza.
- Eso suena bien.

Pues esa música de Jazz no venía de la radio, venía de la entrada de nuestra casa ya que había contratado a un hombre para que tocara levemente mientras le pedía matrimonio.

- ¡Vete, vete!. - dije susurrando.

Dos días después decidí llevar por primera vez a Jennie a Florida, a mi hermosa casa con una hermosa vista al mar.

- ¡Esto es hermoso!. - dijo admirando el lugar.
- Si te ofrecen café di que no.
- ¿No?. - preguntó confundida.
- Eso dije... - toqué el timbre. - Hola mamá, ella es Jennie.
- Cielos, que hermosa eres. - dijo mi madre.
- ¿Qué? No, solo me puse demasiado maquillaje. - dijo Jennie sonriendo.
- A ver. - dijo mi madre acercándose a ella - Ah... Si, bueno. - dijo mi madre dando una leve sonrisa.

Mamá salió de casa y nos llevó al jardín...

- Es horrible para una chica ser demasiado bonita, impide que desarrollen el sentido del humor... O hasta de personalidad. ¿Café?. - dijo mamá mientras llegábamos al jardín.
- Si gracias, sería un placer. - dijo Jennie mientras yo rodaba los ojos.

Mientras yo paseaba por el jardín con papá, mamá hablaba con Jennie en la mesa.

- ¿Y cuáles son tus defectos Jennie? Es decir, debilidades.
- Ah... Yo... - Jennie río apenada - Bueno, soy muy insegura.
- Que linda. - dijo mamá sonriendo.

- ¿Qué opinas de ella?. - le pregunté a papá.
- Ya me agrada más que tú. - bromeó.

Después de jugar unas horas tenis con papá, subí al piso de arriba para ir a la habitación.

- Hola... - era Rosé, se veía diferente.
- No sabía que estabas aquí. - sonreí extrañada.
- Si bueno... Vine a quedarme unos días. - sonrió levemente.
- ¿Y tú empleo?. - Rosie pasó un dedo por su cuello.
- Dios mío ¿Cuánto llevas aquí?. - pregunté preocupada.
- Unas semanas tal vez...
- ¿Y Los Ángeles?.
- Horrible. - dijo seria - ¿Jennie está aquí?.
- Está abajo, no seas brusca.

Claro que me iba a ignorar, bajó corriendo por las escaleras.

- ¡Rosé!.

En menos de dos segundos mi hermana tiró a Jennie al suelo y comenzó a darle besos por toda la cara...

- ¡Ok, ok! Que gusto conocerte. - dijo Jennie riendo.
- Si bueno, quiero dar una buena impresión. - dijo Rosé susurrando mientras abrazaba a Jennie.
- Si, lo haces bien. - susurró Jennie abrazándola.
- Gracias.

La cena era más que increíble...

- Bien, pues tengo que darles un anuncio... Después de pensarlo hemos decidido casarnos. - dije orgullosa.
- ¡Que maravilloso!. - dijo papá.
- Eso es increíble Lisa... ¿Con quién vas a casarte?.  - preguntó el tío Jack.
- Está a lado de ti. - dije riendo - Ah por cierto, la boda será muy pronto ya que también tendremos un hijo. - dije sonriendo.

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