La semana paso como volando. Había tanto que ver y que hacer en aquel paraje que cada día fue una experiencia diferente. Sin embargo, pese a lo mucho que se estaba divirtiendo y lo generoso que se mostró Dai, en todos los aspectos, algo no dejaba en paz a la muchacha. Un oscuro presentimiento se instaló en su corazón y no se fue.El retorno fue el siguiente viernes por la noche. Mary creyó por llegar a tiempo para tomar el transporte público e ir a su casa, pero debido al clima el avión sufrió un retraso. Llegaron al aeropuerto cerca de las doce de la noche. Dai le ofreció quedarse con él, en su departamento, pero Mary no tenía muchas ganas. Deseaba ir a su hogar, tenderse en su cama, sin embargo, en vista de unos pequeños malestares que ella presentó acabó por acceder.
-¿Quieres algo de comer?- le preguntó Dai una vez la muchacha se sentó en la sofá de manera fatigada y él iba hacia la cocina.
-Prefiero un baño y dormir- respondió Mary llevándose la mano al costado de la cabeza.
-¿Estás segura? Puedo llamar a un restaurante- le propuso, pero ella se negó y fue hacia el baño dejándolo un poco molesto- Te prepararé un té- le dijo mientras ella cerraba la puerta y él buscaba unas galletas en la alacena.
Después de darse un baño, Mary se fue directo a la cama. Hasta allí llegó Dai con la taza de té y unas galletas. Insistió para que comiera un poco, pues ella dijo no tener apetito. Logró que mordiera una galleta y tomara media taza de té antes de se acomodara para dormir.
-Descansa- le dijo él poniendo su mano sobre el cabello de la mujer de manera amorosa. Mary cerró los ojos y no los abrió hasta unas horas después.
Según el reloj en la mesa de noche, eran las dos de la mañana. Mary tenía sed y pensó en ir a la cocina por un poco de agua, pero al darse la vuelta vio que Dai no estaba a su lado en la cama. La puerta del baño estaba abierta y la luz encendida. Lo llamó preocupada, pues él nunca usaría el baño sin cerrarlo.
-Estoy bien-le respondió dejándose ver con unos guantes de goma y las mangas de la camisa del pijama subida hasta los codos- Tuve un accidente en la cocina vine a limpiarme, pero acabe ensuciando todo.
-¿Quieres que te ayude?
-A la cocina le vendría bien un poco de colaboración- le respondió Dai- Ten cuidado. Hay cristales por todo el lugar.
- Está bien- murmuró Mary y rascándose la cabeza se fue hasta la cocina para limpiar el desastre que dejó un frasco de salsa boloñesa roto.
Cerca de las tres ambos volvieron a la cama. Para entonces Mary tenía un pequeño dolor de cabeza del que no se quejo, pero Dai lo notó y la invitó a descansar en su pecho. A ella le gustaba dormir ahí. Por la mañana Mary se despidió temprano y salió rumbo a la estación del metro. Ella no solía ver mucho su teléfono celular así que no lo miro hasta que tuvo la necesidad de oír música. Eran las diez de la mañana cuando lo hizo. Aquello le llamó un poco la atención, pues recordaba que los relojes en casa de Dai marcaban un cuarto para las nueve cuando ella salió. Supuso que fue un error y paso de ello con cierta extrañeza.
El domingo no se vieron. Algo que le encantaba a Mary de Dai era que él no la llamaba todos los días. Ni en el café se aproximaba a ella fuera de los viernes. Sin embargo, ese lunes su encuentro con él tuvo una connotación diferente debido a que cerca de las once de la mañana una pareja de policía llegó al lugar preguntando por ella. La encargada del café llamó a la muchacha y la envío a su oficina para que se entrevistará con los oficiales que se presentaron de forma escueta y sin darle demasiadas explicaciones le pidieron los acompañará al cuartel. Tenían que hacerle unas preguntas.
Mary se quedó en una sala de interrogatorio cerca de dos horas. No la trataron mal. Hasta le dieron una soda mientras le hacían preguntas respecto a su relación con el señor Dai. Mary estuvo contestando de modo bastante lacónico. Finalmente se negó a seguir dando detalles del asunto si no le contaban que estaba pasando. Fue entonces que uno de los oficiales le contó Dai era sospechoso de al menos cuatro asesinatos.
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Notas Negras.
FanfictionÉl le pidió le enseñará a tocar la guitarra y ella aceptó sin imaginar que él tocaría para su deleite las notas más negras que ella hubiera podido escuchar.