Capítulo 3: "Pequeña Escapada"
Desperté con un sentimiento de incertidumbre que inundaba mis pensamientos, de alguna forma no lograba quitarme el sueño de anoche de la cabeza. ¿Y si realmente significaba algo? Intento confiar en las palabras de Kian y pensar que tal vez solo fue mera coincidencia: pero que el chico ha aparecido en mis sueños desde hace años justo hoy no apareciera parece demasiada coincidencia.
Me asusta pensar que de verdad haya de acabar con Kian. Nunca lo vi como nada más que un amigo, y supongo que, por su parte, él igual. No creo que ninguno de los dos pudiésemos estar juntos en una relación amorosa. Y no quiero pensar en más cosas, eso solo lo hace peor. Quiero dejar de pensar por un momento, quiero dejar de darle vueltas a todo. ¿Qué me está sucediendo estos días? Mi vida está siendo muy caótica de golpe. De todo lo que me podía pasar, esto era lo que menos esperaba. Necesito pensar seriamente sobre qué hacer. Aunque, claramente existe la opción de que haya sido un simple sueño sin significado y que Kian ni siquiera lo recuerde y que por eso no me haya dicho nada por mensaje. Una parte de mi quiere aferrarse a esa posibilidad, no quiere amplificar las cosas. Puesto que, viéndolo objetivamente: solo ha sido un simple sueño lúcido. Sí, eso es todo lo que ha sido. No significa nada, solo ha sido un sueño lúcido. Me repito esas palabras intentando convencerme de pensar eso y funciona por unas horas.
Al menos logré hacer mis dos primeras clases más tranquila comparado a como desperté. Durante la media hora que duraba el descanso, decidí mirar mi teléfono para encontrar unas nuevas notificaciones que provenían de mi app de mensajes. Eran dos mensajes nuevos de Kian y uno de Han. Al ver el chat de Han, mis ojos se iluminaron y una sonrisa se esbozó en mi rostro. Tan notorio fue que hasta mi compañera –y, como ella se autodenominaba, amiga– se dio cuenta.
- Estás muy sonriente, ¿qué miras? ¿Acaso te estás viendo con alguien? – su cara contenía una sonrisa pícara y a la vez un toque de curiosidad.
Su nombre es Helen, una chica de 20 años que comparte algunas clases conmigo. Su pelo es rubio ceniza, sus llamativos ojos con doble párpado son de color marrón, tiene una figura muy delgada y es un poco más baja que yo. En las clases que compartimos nos sentamos al lado y también nos hemos juntado para varios proyectos, así que empezamos a hablar seguido. Ella me empezó a introducir a sus amigos como una amiga más, así que supongo que somos amigas.
Si hablo con sinceridad, no la considero muy cercana, está muy lejos de ser tan amiga mía como lo es Kian. Aunque, sigo estando a su lado porque me hace sentir feliz y no me quiero cerrarme a posibilidades de socializar. Me vendría bien tener contactos en la universidad. Si no, cuando tenga un trabajo estable, ¿con quién saldré para gastar el dinero y pasarlo bien? Entonces, recuerdo su pregunta y decido responder.
- Ah, bueno, me escribió un chico – intento mostrar indiferencia en mi voz.
- ¡Qué bien! ¿Cómo os conocisteis? ¿Es lindo? ¿Habláis mucho? – me interrogó.
- Bueno, nos conocimos ayer en el café que hay aquí al lado. Y sí, es bastante lindo, a mi parecer. Y bueno, acabamos de empezar a hablar, pero ayer antes de cenar estuve hablando con él un rato. Me dijo que estudia en esta misma universidad, solo que está haciendo otra carrera. A parte, es un año mayor, así que no coincidimos en ninguna clase – explico, dejándome llevar por mis pensamientos.
Mis ojos se abren levemente al darme cuenta de con cuanta naturalidad acabo de contarle todo a Helen. Quizá realmente si me sienta lo suficientemente cómoda con ella como para considerarla una amiga. Cuando acabo de hablar, ella me sonríe cálidamente y como si me hubiera leído la mente responde:
- Tranquila, no has hablado demasiado. Y, además, me parece muy guay que hayas ligado. Si te soy sincera, te hacía falta, no te lo tomes a mal, pero parece que te centras demasiado en los estudios. Disfruta un poco, nunca va mal salir alguna vez con alguien – me aconsejó de forma sincera.
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«𝐈𝐧 𝐎𝐮𝐫 𝐃𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬» - [PAUSADA]
Lãng mạn𝗔𝘆𝗮 𝗒 𝗛𝗮𝗻 𝗌𝗎𝖾𝗇̃𝖺𝗇 𝖾𝗅 𝗎𝗇𝗈 𝖼𝗈𝗇 𝖾𝗅 𝗈𝗍𝗋𝗈 𝖼𝖺𝖽𝖺 𝖽𝗂́𝖺 𝗁𝖺𝗌𝗍𝖺 𝗊𝗎𝖾 𝖼𝗈𝗂𝗇𝖼𝗂𝖽𝖾𝗇 𝖾𝗇 𝗎𝗇𝖺 𝖼𝖺𝖿𝖾𝗍𝖾𝗋𝗂́𝖺. 𝖠 𝗉𝖺𝗋𝗍𝗂𝗋 𝖽𝖾 𝖾𝗌𝖺 𝗇𝗈𝖼𝗁𝖾, 𝗅𝗈𝗌 𝗌𝗎𝖾𝗇̃𝗈𝗌 𝗌𝖾 𝗏𝗎𝖾𝗅𝗏𝖾𝗇 𝗅𝗎́𝖼𝗂𝖽𝗈𝗌...