Capitulo 1.

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—¿Tatuajes? —pregunto Lia, quien estaba junto a Fabien escuchando todo.

—¿No es la idea más genial que haz escuchado? —siguió Antares.

—Definitivamente no, pero… —la chica miro su reloj antes de hablar, ya eran las dos de la mañana, seguramente la persona a la que involucraría la mataría por lo que iba a decir—conozco a alguien que podría tatuarlos.

Después de decirlo automáticamente se arrepintió, era una pésima idea, pero claro ellos no se daban cuenta porque estaban muchísimo más borrachos que ella.

—Entonces vamos, ¿qué estamos esperando? —esta vez hablo Fabien.

—¿Están todos seguros? Porque un tatua…

—Si, si, vamos —Dominko empezó a caminar hacía la salida y los tres lo siguieron, hasta que llegó fuera de la casa se detuvo abruptamente —uhm, ¿Pero a dónde es que vamos?

Lia suspiro, aún menos convencida de lo que iba a hacer, saco su celular y marco el número de su amiga, internamente rogando que sus nuevos amigos milagrosamente recobrarán un poco de lucidez y se arrepintieran, pero eso no pasó, inconscientemente contuvo el aire hasta que su amiga contestara la llamada, al segundo pitido lo hizo.

¿Bueno? —dijo una adormilada voz femenina al otro lado de la línea.

M-maiacerro los ojos y voto el aire que estaba reteniendo —no quise despertarte pero…—miro a los chicos que a su vez la veían con ojos expectantes—pero quer…

Ni siquiera termino de hablar pues la voz de su amiga la interrumpió.

¿Paso algo? ¿Necesitas que vaya por ti? —de pronto pareció demasiado despierta.

Si, es que, uhm… solo ven, ahorita te lo explico.

No necesito decir más, sabía que Maia llegaría en menos de 5 minutos.

Su conciencia le pesaba, estaba segura que su amiga la iba a odiar por despertarla a esta hora solo para tatuar a unos chicos que encima estaban pedisimos, solo porque ella quería pasar más rato con uno de ellos.

—Bien, ya no se pueden echar para atrás, mi amiga ya viene, ¡y es la mejor tatuadora del mundo!—exclamo con orgullo.

—Si tu lo dices, lo creo —respondió Fabien depositando toda su confianza en ella, eso la hizo sonreír.

—Joder, ¿Cómo me llamo? —dijo de repente el amigo de Fabien.

—Eres un idiota —todos estuvieron de acuerdo.

—Chicos, que de verdad creo que me casaría ahora mismo con ella —soltó Fabien apuntando a Lia.

—Par de pendejos, ni siquiera tiene sentido nada de lo que dicen —Dijo Dominiko, como si el fuera el único pensante— si serán idiotas.

El sonido de un celular se escuchó, Lia sintió que empezó a sudar frío, ¿se molestaría Maia por despertarla a esta hora y no respetar su decisión de no ir a la fiesta? Bueno, aunque técnicamente Maia no estaba viniendo a la fiesta, solo paso por ella y ya está, bueno, eso y que iba a tatuar a unos tipos borrachos.

Ya llegué, ¿Dónde estás? —pregunto la chica.

—Ya voy yo a dónde estás tu, antes necesito decirte algo —dijo Lia a su amiga —Ya vengo, no se muevan, quédense aquí.

 
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Primavera del 2017, Maia.

Era viernes por la noche, Lia, mi mejor amiga, no había dejado de llamarme desde que salimos de la universidad, ¿el motivo?

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