VI. From dusk 'till dawn

190 27 15
                                    

Admitir ante los demás, pero sobre todo, admitir ante sí misma que podría enamorarse no sólo de toda su nueva situación tan beneficiosa, sino de él, le hacía sentir un poco incómoda, pero también le hacía pensar que sólo estaba haciendo lo que él quería, que era lo que finalmente ella conseguía de cualquier otro.
Pero lo cierto es que Levi no era cualquier otro para ella. Levi era Levi. Y Levi podría haber pedido que se arrancara los ojos y quizá habría cuestionado para qué debía hacerlo, pero lo habría hecho, porque, por más extraño que pareciera, todo entre ellos siempre había sucedido así, espontáneamente, sin planes previos, sin mediar, simple y sencillamente, desde el lejano día que lo había conocido, todo pareció suceder naturalmente, orgánico, sin que hubiera sucedido de la misma manera con nadie más.

Toda aquella noche terminó temprano, muy temprano, porque transcurrió más rápido de lo que ambos hubieran deseado pero duró más de lo que habían pensado de todos modos. La hamburguesa fría, continuaba en la mesa de la habitación, sin que finalmente, la hubiesen probado.

Hange sentía la garganta seca cuando abrió los ojos. Levi ya no estaba en la habitación, pero había dejado una nota en la mesa de noche, junto a una tarjeta de crédito y algo de efectivo.

_________________________________________

"Hange:

Toma lo que necesites. Puedes retirar efectivo o pagar lo que quieras. Confío en tu buen gusto y criterio para comprar al menos cinco atuendos adecuados para cada ocasión. No trates de ahorrar ni escatimar. Vas a asistir a la universidad nuevamente y debes lucir acorde a tu nueva posición como mi asistente. Harás cualquier cosa que yo demande y además de cualquier cosa que necesites y los gastos de la universidad que elijas, te daré un sueldo semanal con el que podrás hacer lo que desees. Pide servicio a la habitación antes de irte, he dejado pagada tu estancia durante tres semanas en las que te visitaré lo más posible, considero que será tiempo suficiente para que puedas buscar un sitio agradable donde vivir, mismo que yo pagaré por el tiempo que estudies, sé que no me permitirás pagar más allá de ese período y valoro tu empeño en prepararte y hacerte totalmente independiente de manera honorable. Hoy mismo te llevaré un nuevo equipo, con un nuevo número. Como acordamos en el contrato, serás mi asistente de manera exclusiva, por lo que, según las condiciones, no puedes contactar a ninguna persona con quién tuvieras algún tipo de contacto anterior.
Hablaremos más tarde, espero que hagas valer este día y resuelvas la mayor parte de todos los pendientes que tienes a partir de hoy, lo antes posible, incluyendo elegir la universidad en que deseas estudiar, sé que dónde sea que vayas, no sólo serás excelente, sino valiosa..."

Levi ponía sobre sus hombros enormes responsabilidades. Le había dado una pila de dinero en un pequeño plástico y un montón de cosas que hacer. "Bien", pensó Hange, "Habrá que comer decentemente". Se sintió extrañamente bien.

Tal como le indicara, llamó al servicio a habitación y en un lapso no mayor a quince minutos, ya tenía frente a la puerta un carrito de servicio con su pedido.

Huevos revueltos, panceta frita en su propia grasa, croissants tostados, mantequilla, mermelada de fresas, jugo de naranja fresco y un capuccino. Ni siquiera recordaba cuándo había sido la última vez que había podido desayunar algo así.

Cuando terminó de comer, dejó en la puerta el carrito y la cerró. Preparó la enorme tina en el baño, que, impecable, tenía todo tipo de amenidades: shampoo, jabones de todo tipo, enormes, esponjadas y fragantes toallas blancas.
Algo sobre el enorme lavabo de mármol llamó su atención. Una caja negra, con bordes dorados, envuelta en celofán transparente y otra nota junto a ella.

"Me gusta ese aroma. Seguro también te gusta".

Al darle vuelta, leyó en la etiqueta de fondo rosa "Mon Paris, YSL".

La dejó en la encimera y se quitó la ropa con rapidez. Sumergiéndose en la tina, dejó que el agua la envolviera y pensó que nunca, en toda su vida, se había sentido más tranquila, con más paz de la que jamás hubiera imaginado que existiera para cualquier persona.

La visión de lo que venía para ella, la hacía sentir feliz. Y se lo debía todo a él.

Claro que no se había puesto a pensar con más detenimiento, hasta ese instante, de que Levi tenía una esposa.

Pero... ¿No todos sus anteriores clientes habían, en su mayoría, sido casados?

Y deshaciéndose de ese pensamiento, cerró los ojos y se dejó envolver en el suave aroma de las sales y las burbujas de la amplia tina blanca de bordes dorados.

UnholyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora