Los domingos nunca había mucho que hacer en Jersey. Las calles estaban vacías, el cielo era gris y la mayoría de las personas se abarrotaban dentro de la iglesia, esperando ser salvados. Mi ciudad no era la excepción a ésta regla, de hecho, estaba casi seguro de que era peor que el promedio. No lograba comprender del todo cómo podíamos perdernos y olvidarnos por completo en la tierra de libertad y oportunidades, pero lo hacíamos.
No sólo prevalecía el crimen en nuestras sucias calles, sino que hasta la naturaleza parecía darnos la espalda. El cielo nunca era azul sino de un denso gris que se extendía hasta infectar a las nubes las cuales tampoco eran del todo blancas, ya que estaban dañadas por el exceso de contaminación y el humo de las fábricas. Lucían más como perlas sin lavar encadenadas en serie colgando desde el horizonte, fusionándose metódicamente con las pilas de humo y cigarrillos perdidos.
Casi siempre era igual.
En el verano, el sol solía mostrar ocasionalmente su existencia y el cielo podía llegar a verse azul por algunas horas, pero nunca duraba. Nada nunca duraba aquí y para entonces, ya me estaba acostumbrando a eso.
Era la mitad del invierno. El sueño del calor implacable del verano estaba a meses y años de distancia al igual que la llegada de la primavera, así que por ahora estábamos atorados en los confines de la ira del invierno. A pesar de que la nieve había dejado de caer en gruesas capas cada noche, aún había montones acumulados a lo largo de la pequeña ciudad por aquí y por allá.
En algún momento hubo un cambio con la naturaleza y obtuvimos balde tras balde de lluvia helada, provocando que las ya peligrosas calles fueran también difíciles de caminar. A veces los Buenos Samaritanos regaban sal para que nadie se rompiera el cuello en el camino pero tal como en la mayoría de las cosas aquí, tenías el peso de tu vida en tus propias manos.
La mayor parte de Jersey era un estado bastante peligroso, no todos los lugares eran malos pero parecía que mi pequeña ciudad recolectaba a los extraviados de la sociedad. Estábamos llenos de ex convictos que regresaban a una vida normal tras ser liberados de la prisión de alguna ciudad cercana. Nadie sabía realmente por qué todos los convictos escogían venir aquí, no era como si tuviéramos el mejor sistema de educación o un mercado de trabajo... era tan malo como todo alrededor.
La asistencia social decidió aparecerse hacía unos cinco años atrás para ayudar a las madres solteras y a los drogadictos que llenaban algunas partes de la ciudad, así que ese parecía haber sido el factor de nuestra repentina popularidad. Algunas personas solían bromear sobre que la pesca era buena aquí y que por eso todos los ex convictos venían, nunca creí eso ni por un segundo. Había visto el lago que nos rodeaba, no había manera de que la gente fuera siquiera a intentar pescar en eso y si lo hacían, merecían cualquier tipo de enfermedad que les diera. Además, yo pensaría que los ex convictos estarían más interesados en el marcado territorio de pandillas que molestarse con el cebo y el aparejo.
Debido a nuestros diversos vecindarios, a la mayoría de los niños no se les permitía jugar fuera de sus casas ni siquiera durante las horas con luz, cada tanto a algunos les daban permiso y un hermano mayor era asignado como niñera para estar vigilados y acompañados constantemente.
En aquél lago donde la gente gustaba de "pescar" se han llegado a encontrar cuerpos y en la esquina del parque han arrestado a algunas personas por crímenes sexuales contra menores. No era el mejor medio para que juegue un niño de siete años, así que la mayoría de ellos permanecían adentro de sus casas y se alimentaban de lo que la televisión pudiera ofrecerles, o de las constantes disputas de sus padres; incluso algunos adultos sentían correr la paranoia en sus venas y veían sobre sus hombros al caminar desde el supermercado local aunque fuera una pequeña distancia, y aún dentro no siempre era el lugar más seguro.
Cada dos meses se cumplía un ciclo en el que asaltaban cada supermercado. Uno sería asaltado, luego el siguiente más cercano, y así sucesivamente, se estaba volviendo tan predecible que los empleados esperaban pacientemente a que sucediera. Algunas veces se involucraban pistolas y otras armas, pero como la mayoría de los implicados en la acción eran adolescentes, ninguno era lo suficientemente listo para conseguir un arma y usarla como se debe. Los hombres en el área guardaban su tiempo y energía para mejores actos criminales como la mafia y el tráfico de drogas.
Si vivías en ésta ciudad, sin importar todas las medidas de precaución que pudiera haber, nunca te sentías completamente atemorizado, algunas veces te asustabas cuando una patrulla pasaba por tu calle a una velocidad alarmante o cuando escuchabas sobre homicidios hechos a solo una cuadra de tu hogar pero, eventualmente se disipaba. Nunca había pánico constante porque nunca había nada específico que pudieras hacer, sabías que no eras tú el blanco específico así que permitías que esa urgencia de peligro fuera demasiado lejos y sólo lidiabas con ello; sabías cómo se suponía que debías actuar. Estaba grabado en tu memoria que no debías cruzar la calle Dunlop porque ahí era donde vivía el tipo que guardaba muchas municiones en su cobertizo; sabías que no debías ir detrás del cine durante el día porque ahí se intercambiaba droga, era así. Sólo lo sabías, y lo aceptabas. Éste era tu hogar después de todo, y joder, a pesar del peligro absoluto que hay detrás de todo, las personas amaban el lugar de donde vienen. Lo apoyaban completamente. Llenaban los centros comerciales locales, las escuelas, e incluso las iglesias con rostros sonrientes y orgullosos. Así que sí, debe ser por la buena pesca.
Era sólo en domingo cuando Jersey parecía perder ese tono sombrío. Las personas se reunían y llenaban cada iglesia de la mejor forma que podían, o dormían hasta tarde y no salían, así no parecía un lugar tan malo. La gente también era bastante religiosa en esta área y si no lo eran, al menos lo pretendían. El interior de cualquiera de las idénticas casas que alineaban las calles era predecible, casi como disecar un cadáver; siempre sabías dónde estaría el corazón, estómago y pulmones. Al adentrarte a una de esas pequeñas moradas sabías que encontrarías una aterciopelada pintura de Jesús seguida por una cruz con el inerte cuerpo del hombre colgando de ésta. Y, si la casa era particularmente firme en cuanto a su fe, una biblia también estaría presente, la cubierta brillando, doradas páginas decorando los bordes rogando por ser leída. Incluso los criminales de los que estuviste escondiéndote la semana pasada, tenían alguna forma de fe. Estaban sentados en un banco justo a tu lado, redimiéndose de todos los pecados que cometieron y que están por cometer. Y tú les darías una sonrisa olvidando que los viste tomar dinero de la canasta de limosna que pasaba alrededor. Era domingo; eso era lo que se suponía que debías hacer.
Como sea, mi principal preocupación era embriagarme.
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● The Dove Keeper [Traducción] | FRERARD ●
FanficACLARACIÓN: Traducción oficial de la historia The Dove Keeper, autorizada por la autora. Original por Evelyn Deshane, publicada en su LiveJournal: underwater-sky.livejournal.com The Dove Keeper se estará publicando en el foro desde éste link: http:...