X. Decisión

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La marea mojaba sus ropas y piernas de forma continua mientras sus ojos cafés chocaban con los verdes de la persona frente a él, había sorpresa y alivio disfrazadas de altanería y enojo.

Usaba un vestido probablemente hecho de seda de un color morado bastante claro atado a su cuello que dejaba ver sus hombros y brazos, donde pequeñas cicatrices resaltaban, su cabello negro cual carbón caía suelto y se movía con el viento.

– ¿Cómo me encontraron? – Cuestiono sin apartar la vista, había tomado una postura defensiva, su mano reposaba sobre el mango de su daga. Salió del agua con lentitud manteniendo una distancia prudencial. Sus sentidos estaban alerta, no podía haber ido sola.

– ¿Es eso importante acaso? – Otra voz habló, más gruesa que la anterior. – ¿De verdad pensaste que podrías escapar de nosotras una segunda vez?

– ¿Qué están haciendo aquí? – Preguntó mientras sacaba su daga, completamente tenso, no podía verla.

La chica frente a él dio tres pasos a la derecha, mientras de su vestido salía una larga daga y una sonrisa se pintaba en sus labios. La imito caminando hacia el lado contrario, buscando a la segunda chica.

– ¿No te alegras de vernos Valyx? Y yo que pensaba que éramos amigos. – La chica del vestido morado habló.

– Los amigos no rompen sus promesas Leraya. – Había enojo y resentimiento en la voz de la segunda chica. – Mucho menos te abandonan una segunda vez.

– ¿Qué haremos con él? – Leraya preguntó, aquella sonrisa aún se mantenía en sus labios, su voz aún mantenía ese tono infantil que recordaba.

– Dejarlo ir suena como una buena opción para mí, si me preguntan. – Valyx dijo mientras sentía la punta de una espada sobre su cuello. Sonrió con nerviosismo. – Vamos Ilira, no puedes estar enojada conmigo para siempre.

Escucho el aire ser cortado y se agacho por instinto, sonriendo al ver a la chica dar tres pasos al frente por la pérdida de equilibrio.

– Ven aquí sabandija, ¡voy a arrancarte la cabeza del cuello!

Valyx las observo con daga en mano, a diferencia de Leraya quien tenía una complexión delgada y era de baja estatura, Ilira era bastante alta y debido al trabajo que había tenido que realizar en Meeren había obtenido una figura musculosa, utilizaba un pantalón ajustado hecho con cuero que resaltaba sus grandes piernas y una camisa que solo cubría sus pechos, dejando sus hombros y abdomen marcado a la vista, su cabello rubio estaba atado en un moño dejando a la vista todo su rostro, incluida la cicatriz que cruzaba por su nariz de forma horizontal.

Pese a que intentaba mantener una actitud relajada, realmente no deseaba tener un enfrentamiento con las dos mujeres paradas frente a él. Necesitaba continuar vivo.

– No seas cobarde Valyx, solo deseamos tener una conversación civilizada. – Leraya dijo mientras jugaba con la daga en su mano. – Acércate cariño ¿Cuándo te hemos herido?

Un golpe impacto directo en su espalda baja, obligando a sus rodillas a chocar contra el suelo, mientras un quejido salía de su garganta.

– ¿Es necesaria tanta violencia hacia mi persona? – Pregunto mientras intentaba ponerse de pie, antes de la chica lo tomara del cabello, arrastrándolo por la arena. – Más cuidado con lo que queda de mi por favor. Auch. – Se quejó. – ¿Puedes al menos fijarte que no haya rocas en el camino? Vas a arrancarme la cabeza.

– Cállate maldita rata traidora. – La chica habló con enojo mientras lo soltaba y se colocaba junto a las otras chicas que la veían con una sonrisa. La larga falda caía sobre sus piernas, dejando a la vista únicamente sus sandalias de cuero, la blusa amarilla se ajustaba a su figura y resaltaba su piel negra. – Tienes suerte de que nos agradas lo suficiente para no matarte en este momento. Créeme que ganas no nos faltan

Ghost memoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora