El hombre de barrio fino

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Falta media hora para que Will llegue al hospital psiquiátrico donde Frederick trabaja como director. Está nervioso ante su primera cita con el omega. Will le interesó hace bastante tiempo, cuando acudía a pedirle consejo por su profesión en el FBI, si había algún caso donde el asesino fuese o hubiera sido paciente del hospital. Fred no se atrevió entonces a decirle nada sobre sus sentimientos, su interés, manteniendo con Will una relación estrictamente profesional.

Ni siquiera se percató que era un omega, algo de lo que se lamentaba constantemente. De haberlo sabido las tornas habrían sido otras. A sus más de 40 años Frederick era un Alfa soltero, adinerado, que esporádicamente tenía relaciones con omegas donde el sexo era lo único que les ataba. Anhelaba tener un omega para sí mismo, alguien que le interesara realmente como para formar una familia.

Porque si algo quería Fred más que un compañero, era tener descendencia. Con su estatus y dinero sería capaz de brindar las mejores oportunidades que la vida puede ofrecer, y los niños necesitan estabilidad.

Frederick es estable. A veces, demasiado rígido.

Will es viento fresco, nervios que remueven las entrañas de Chilton y hace que desee emparejarse a él más que ninguna otra cosa que haya deseado antes.

Hannibal es el problema, el mayor de los tres. Tiene labia, eso Chilton jamás lo pondría en duda, y es inteligente como él. Su inteligencia, eso sí, es otra, Chilton no lo conoce tanto como para indicar exactamente cual. Comparten profesión incluso.

Las cinco y media. Recoge su maletín, se echa perfume y sale con la sonrisa más bonita del mundo. No puede ser más feliz.

Will le espera de pie, apoyado sobre su coche, con los brazos cruzados. Conociendo los gustos de Frederick se ha vestido más elegantemente que con Matt.

Sonríe cuando se acerca y sin previo aviso, Fred le da un beso en la mejilla.

Ha sido...cálido.

- Hola, Will. Llevo toda la semana pensando en ti - le dice Chilton. ¿Vamos?

- Estás deslumbrante, Fred – Will de verdad lo piensa – muy guapo.

- Gracias – Chilton puede morir ya que le da igual. ¿Quieres que vayamos en tu coche o en el mío?

- En el tuyo, quiero montar por una vez en la vida en un Rolls Royce.

- Puedes montar siempre que quieras....Will.

Frederick conduce y Will está encantado de ir con él. La gente les mira al pasar aunque no ven quién ocupa el interior, pero el coche se lleva el protagonismo. De vez en cuando mira de reojo a Fred, que no deja de sonreír, feliz, y él lo hace en respuesta.

- Sabes, Will.... – empieza a decir Fred - no voy a preguntarte sobre tus otras dos citas porque no necesito saberlo. Sólo quiero....bueno, quiero decirte que conmigo jamás te faltará de nada. Y no hablo de dinero...sino de, ya sabes, de estabilidad emocional.

- El dinero me da igual, Fred. Aunque no negaré que ir de copiloto en este coche es una maravilla.

- Espera a ver mis otros coches....

- ¿Otros? ¿Cuántos tienes?

- Cinco, contando este. Si hay próxima cita....

- La habrá – responde Will. Ni que sea porque quiero verlos – se ríe.

Como Will suponía esa mañana antes de vestirse, Chilton lo lleva al restaurante más elegante y caro de Baltimor. La Vita Nuova. Un italiano lujoso donde cada plato vale el salario mensual de un trabajador. Comer aquí es algo que muy poca gente puede permitirse.

El ganado de Will Graham (ACABADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora