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Había pasado unos días después de la persecución que tuvo con Paulo y los otros tres, los días después de ese se sentía un poco más en confianza para hablar con el teñido, ademá que no se podía quitar de la mente a este tocando la guitarra.

Díganle lo que quieran, pero no iba a negar, que si antes decía que Lisandro tenía lo suyo, ahora verdaderamente le parecía atractivo de pies a cabeza. Más sus manos.

Puen decirle puto, trolo o lo que quieran, pero nunca deseo tanto tocar las manos de alguien o que lo tocaran, le daba igual en realidad.

Sus fines de semana no eran tan aburridos ya, Paulo venía de vez en cuando y le contaba como se habla por WhatsApp con Cristian que parecían estar hablando desde que se conocieron y otras veces iba Lisandro, hablaban un rato, el teñido compraba algo, habitualmente cuerdas de distintas guitarras y quitando el hecho de que le atraía, aún le molestaba que fuera al local tan habitualmente. Porque no le gustaba la idea de que la gente supiera de su otra obligación.

Su padre noto como era visitado y un día simplemente dejó caer la bomba en la cena luego del trabajo.

Su familia se quedó callada y su madre en realidad no quería indagar mucho en la vida de su hijo, por lo que cambio de tema velozmente. Y para la suerte de todos, ellos comían a la velocidad de la luz y no hacían sobremesa.

En su casa nunca se le preguntaba nada sobre sus amistades o relaciones, solo quizás cuando alguno tenia vibras malas. Como Enzo, el cual iba al otro curso y le pidió ayuda con Geografía para pasar de curso, desde ese día, cada tanto se saludaban y el morocho lo invitaba a jodas a las cuales, iba de vez en cuando.

Enzo era buen pibe, pero su padre y madre paranoicos no pensaban lo mismo, lo cual si se ponía a pensar, ya sabe de donde saco los prejuicios.

Pero prefería no decirles nada, porque no eran conflictivos y amaban la paz en la casa. Lo único que le pedían era aprobar sus materias, algo que trataba, pero dios la vieja de matemáticas no quería colaborar.

Nicolás se mataba haciendo los trabajos y se esforzaba por entender los temas para que le fuera bien, pero simplemente no podía, no le salía y estaba seguro que nunca le saldrían. No iba a ir a un profe particular, no porque no se lo pudiera permitir, pero le parecía absurdo la idea de ir y seguir sin entender nada. Se ahorraría las molestias.

Y estaba seguro de que si iba, iría en sus días libres, nop. No dejaría que eso pasara.

El mes de abril llegó, rápido y con lluvias de por medio. Amaba el Otoño.

Agradecía que en su colegio había calefacción, pena que era privado y usaban uniformes y el código de vestimenta no les permitía llevar nada de ropa que no fuera del color de este.

Pena que también abril había llegado con otra mala nota en matemáticas, ya a este paso estaba seguro que no aprobaría el bimestre.

–Ay no seas tarado Nico

–Te juro Pau, ya me veo con cuarenta de térmica acá en en diciembre con la vieja esa

Era cambio de hora y agradecía ir a la sala de artes plásticas, la única materia que apreciaba en ese colegio. Lo que no agradecía era que la profe de mates no le aprobará y estuviera en esta conversación con su amigo.

–A Julian le va bien en matemáticas

–Álvarez?

Paulo asiente y Nico piensa, no hablo mucho con él, pero sabia que todo el mundo le quería mucho a ese pibe, era un amor en realidad, un sol andante, aunque tímido. Muy tímido, no se veía con él sentado mientras le explicaba sin que se pusiera nervioso el teorema de Ruffinie

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⏰ Última actualización: Mar 02, 2023 ⏰

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