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Las siguientes semanas, pasaron a ser muy movidas, básicamente se la escapaba del nuevo, porque no paraba de preguntarse precios de la casa de música.

Lisandro se le hizo intenso y estaba seguro de que le robo el sacapuntas porque no se lo había prestado a nadie y cuando volvió del baño, ya no estaba y solo estaba él cerca de sus pertenecías.

Llamenle prejuicios, pero ojo de loca nunca se equivoca le dijo una vez su abuelita Nora.

Sin mencionar que además de estar a las corridas en el colegio para evitar hablarle. Lisandro caía cada tanto al local, por lo que decidió mudarse de la caja a la parte de atrás, donde se guardaban todas las cosas de repuesto. Estaba exagerando completamente, pero dios, que más tenía que hacer para que el chico se diera cuenta el nulo interés que tenía el en formar algún tipo de charla.

Paulo le dijo que el teñido, no era malo, que en realidad era bastante copado y que se había logrado acoplar con los demás del curso y que debía aprender de ellos y darle una chance.

Nico lo medito, por dos días, literalmente todo su fin de semana se baso en ese pensamiento. Okey lo había ignorado, esquivado, evitado y todos los sinónimos visto de esas palabras, por alrededor de unas tres semanas y media. No cree que tenga interés en hablarle en verdad.

Con el pensamiento de estar seguro de que cuando intente hablarle al teñido, este lo ignorará, fue al colegio el lunes, saludo a todos y su nuevo compañero.

Se equivoco en su hipótesis.

El muchacho se puso más contento de lo que esperaba y cuando hablaba con Paulo, lo trataba de meter en la conversación a toda costa. Sea hablando de juegos, de la tarea, de fútbol o de incluso la opinión de la profe de matemáticas.

Vieja conchuda esa, nadie la podía ver ni en figurita, menos Nico que se había llevado su materia todos los años desde que piso el secundario y no podía estar más cansado de ello.

Era como un odio mutuo, él no se la banca, pero entrega las cosas en tiempo y forma, tiene la carpeta completa y participa como puede en clases. Mientras que ella solo valora su esfuerzo y le entrega pruebas con un 3 o un 5.

Como ahora específicamente.

–Cuánto? –le pregunta Paulo

–2 –dice bajito mientras deja caer su frente en el banco

El cordobés le de un mimo en el pelo, diciéndole que se puede levantar la nota y que todavía no cierra el bimestre. Él lo sabe, pero también sabe que le va a ser imposible porque no entiende el tema nuevo que están viendo y eso le preocupa.

Paulo lo había intentado ayudar a estudiar, pero nada, esfuerzo tirado a la basura nuevamente.

Llevarse la materia no suena tan malo igual.

–Lis, cómo está la tuya?

Paulo no le hables que seguro le fue como el orto si esta tan callado. Pensó Nicolás, pero aún así volteo mirando la hoja en el banco, bien de chusma él.

Santa maría de los tormentos ese pibe se saco un diez!

Y lo único que hacía era estar con el celular, mandando un mensaje y riéndose algo.

–Cómo le hiciste? –atónitos, Paulo agarra la hoja y la miramos.

Todo estaba bien hecho, bien acomodado, los pasos de los cálculos en perfectas condiciones y sobre todo, estaba prolijo. A ambos nos vendría bien mejorar notas

–Contando....números?

Existe la duda en esa respuesta y Lisandro nos quita la hoja de la cara para guardarla y sacar la carpeta de la materia que sigue.

Cuerdas de guitarra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora