Bolum 4

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— quiero que hagan una celebración, de muchos días, que sea toda la semana, celebrando por el embarazo de Hurrem sultan- sonrió egocéntricamente la pelirroja imaginando a su futuro hijo en sus brazos, — ¿el sultán ya lo sabe?, ¡repartan dulces y oro!- exigió y vio a la madre sultana entrar sin ser anunciada, — ¿madre sultana?- preguntó y esta la miró, — bien, ahora que estás embarazada te daré unos aposentos privados cercanos a el harem, pero no te creas demasiado, no vi una reverencia ante mi presencia- se dio la vuelta mientras se marchó y entró Sümbulag con varios hombres.

Iban a empezar a mover las cosas de la pelirroja a unos pequeños y acomodados aposentos para que tuviera a su pequeño.

Pero Hurrem no quería eso, quería los aposentos de la sultana Hatice, eran tan grandes, casi como los de la valide que eran su sueño imposible.

Soltó un suspiro cansado, tendría que empezar a tomar por cuenta la influencia de el sultán.


Soltó un suspiro cansado, tendría que empezar a tomar por cuenta la influencia de el sultán

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Los meses habían pasado volando, Mahidevran tenía siete meses de embarazo y Hurrem cinco.

Mahidevran se paseaba por los jardines, comía y cuidaba a sus hijos todos esos meses.

Mientras Hurrem comía, reía con las concubinas en el harem y le rezaba a Allâh por un niño.

— Allâh, dame esa oportunidad de tener un niño en mis brazos...- susurro con los ojos cerrados, preparada para ir a visitar a el sultán, levantándose de su diván y caminando con tranquilidad.

Soltó un suspiro mientras seguía caminando, atrás de esta estaban sus dos criadas, Shahrazad y su amiga, María, ahora Nurhan.

— mi sultán- sonrió radiante y este se volteó a mirarla, — Hurrem, siéntate, cenemos- esta asintió mientras el la guió a un asiento frente a él y miró la comida.

— si tenemos un príncipe mi sultán- interrumpió Hurrem en media comida, — ¿cómo lo llamaría?- preguntó y este sonrió, — Mehmed, siempre me ha gustado ese nombre, si no, Bayezid- esta asintio con una sonrisa, — y, ¿si fuera una niña?- esté la miró dudoso, — Cemre o como mi madre quería que se llamase Kösem, Mihrimah, por la virgen María- esta sonrió.

La decisión de los nombres de los hijos de Mahidevran fue por decisión de esta misma, nunca permitió que el sultán o la valide les pusiesen el nombre, " yo los tuve, no tú"

Sin duda esas palabras siempre le sacaban una sonrisa a el sultán.

Mahidevran desde que era una favorita parecía una monarca, como su suegra Hafsa.

Porte fino, joyas, sueldo de más de doscientas monedas de oro y poder que con esfuerzo logró conseguir.

Hurrem cada vez quería más, quería que el sultán se casase con ella, que la liberara, que se enfocara solo en ella hasta que tuviera a sus hijos.

Pero tapando todo ese deseo le dio una sonrisa tierna y siguió comiendo con tranquilidad.

𝐇ᴀˢᵉᵏⁱ 𝐒ᵘˡᵗˣⁿ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora