Los meses habían pasado. Mahidevran tenía siete meses de embarazo.
Los preparativos para la campaña de Suleyman comenzaban a prepararse más rápido. Por lo qué su tiempo o en el palacio era poco antes de partir.
Mahidevran y Hurrem tenian los mismos meses de embarazo, siete. Debido a que ambas tenían sólo días de diferencia.
La rivalidad había aumentado, solo que la sultana mahidevran tenía de lado a la valide y hermanas de el sultán, incluyéndolo a él si se podría decir.
Mientras Hurrem estaba sola , solo se tenía a ella y sus hijos, algo no muy bien visto si quería poder absoluto.
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— Gulsah. Llama a la partera, no me estoy sintiendo bien, ya es hora — musitó la sultana y la criada asintio.
Mahidevran hizo una mueca de dolor antes de sentir un líquido recorrer sus piernas.
Se levantó con miedo, sin embargo, intentó dirigirse a la cama.
Su criada Nazlî entró, observándola.
— ¡Sultana!, ¡déjeme ayudarla!— musitó con voz temblorosa.
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La criadas susurraban entre sí. El parto ya era gran noticia para todos.
— ¿El sultán ya fue con nuestra sultana?— preguntó una joven de melena marrón oscuro, — Sí, a el parecer él y la valide llevan algunas horas ahí — murmuró.
Hurrem temía, sabía que tendría que ir para que su sultan tuviera una buena imagen.
Caminó como pudo. Algo aturdida.
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El trabajo de parto se complicaba más de lo que creía, mahidevran solo tenía siete meses y eso era muy adelantado.
Suleyman, Hafsa, Hatice y Hurrem quien mantenía una sonrisa nerviosa estaban afuera, esperando.
Los gritos no se hacían esperar, no eran novedad, sin embargo. Todos sabían lo doloroso que era.
Hürrem jugueteaba con sus manos absurdamente, no podía controlarse.
Los gritos dejaron de escucharse en cada rincón como minutos antes, remplazados por el llanto de un bebé.
— Sultán, sultanas, hatun— Hurrem resoplo cuando escuchó su titulo, — Nuestra sultana Mahidevran ha tenido una hija sana — todos sonrieron con alegria, melgnfas entraban a los aposentos.
Mahidevran sostenía a un bebé en brazos, por lo que Suleyman la tomó.
— Tu nombre será Gevhernan...única y hermosa — la castaña sonrió con ternura.
— Que la sultana tenga una vida larga y feliz — añadio Hurrem, — Gracias hatun, faltan las felicitaciones por mi príncipe — susurro y la partera tenía otro bebé en brazos.
Allâh, quien lo imaginaria.
— Allâh..— susurro Hafsa, — ¿Es un niño?— Mahidevran asintió, — Un hermoso príncipe — vocalizo Suleyman, mientras le entregaba la niña a Hafsa. Quien la acariciaba a el lado de Hatice.
Hürrem mantenía una mirada llena de horror,
el estatus de mahidevran había subido por los cielos inmensamente.Suleyman mantuvo a el niño por segundos, antes de sonreír alegremente.
— Tu nombre será.. Ahmed , mi pequeño deseo — respondió.
Vaya fuerzas que obtenía la sultana consorte, quien horas antes no paraba de gritar.