Capítulo 4

6.3K 729 165
                                    

Siendo sinceros, Sasuke odiaba su departamento. Era enorme, frío y se miraba y sentía vacío. Afortunadamente no pasaba demasiado tiempo en él, pues pasaba toda la mañana y a veces la en la academia. Como este día, que su hora de salida era a las cinco de la tarde.

Naruto le había invitado a una cita y dijo que no podía ser otro día, porque se iría a una misión y entonces tendrían que esperar mucho. La solución del rubio fue "pídele permiso a Iruka, de seguro te lo da". Así que ahora, a las cuatro de la tarde, estaba frente a su antiguo maestro, esperando que lo deje ir sin hacerle preguntas.

Claramente no iba a ser así.

—Sasuke, sabes que tu hora de salida hoy es hasta las cinco.

—Por eso te estoy pidiendo permiso. He cumplido con mis horarios todo el tiempo, es la primera vez que te pido salir un poco más temprano.

Hizo una mueca pensándolo. Era cierto, además de que aún guardaba cariño por el muchacho que una vez fue su alumno—. ¿Para qué quieres salir más temprano?

—Tengo... —suspiró fuertemente, con las puntas de las orejas teñidas de rojo—. Tengo una... salida... cita con Naruto.

Era una suerte que Iruka haya estado sentado en su escritorio, porque en caso contrario hubiera caído al suelo—. ¿Una...? —no tenía caso buscarle lógica al asunto, pues sabía que de Sasuke no iba a obtener respuestas—. Bien, bien. Puedes irte, sólo dile a Naruto que... ¿sabes? No le digas nada. Diviértanse.

Era curioso como las cosas cambiaban tan pronto. Hace sólo cuatro meses él aún estaba fuera de su mente pensando en acabar con todo en Konoha. Ahora caminaba tranquilamente por sus calles para encontrarse con el hombre al que había jurado querer matar.

Hace cuatro meses lo único que pensaba era en su odio. El profundo odio que le tenía a Danzo, a la aldea, a los shinobis y a la gente que se preocupaba por él. Su corazón siempre estaba furioso, latía casi con dolor y no había luz que despejara un poco la oscuridad. Ahora ese órgano latía con fuerza y un sentimiento tan cálido como una taza de té humeante.

Al dar la vuelta en la florería de Ino, vio a Naruto y a Sakura platicando frente a la tienda, así que regresó unos cuantos pasos para escucharlos.

—Naruto, deja ese juego.

—No es ningún juego, Sakura —la voz de Naruto tenía un tono bajo, como si temiera ser regañado, porque eso era lo que venía a continuación.

—¡Claro que es un juego! A ti ni siquiera te gustan los hombres. ¿Qué pretendes saliendo con Sasuke? Sólo estás encaprichado con él. Te dijimos tantas veces que ya no lo buscaras, que no te humillaras por él y ahora que por fin está aquí, estás dispuesto a hacer cualquier locura.

—Ya basta —dijo Naruto con voz tan seria que incluso Sasuke se sorprendió—. ¿Que yo estoy encaprichado? Por dios, tú terminaste tu amistad con Ino porque supiste que a ella también le gustaba Sasuke. Él nunca ha demostrado interés en ti y aún no te rindes. Tú lo que tienes son celos, porque Sasuke no te eligió a ti —Naruto podía tolerar golpes e insultos, pero jamás permitiría que menospreciaran su lazo con Sasuke, ese sólo lo entendían ellos dos—. Sakura, no sigas, no insistas. No me digas que lo deje porque, si no lo hice cuándo estaba lejos y quería matarnos, ¿qué te hace pensar que lo haré ahora que estamos mejor que nunca?

El corazón de Sasuke latió con furor, conmovido. Salió de donde estaba, fingiendo que recién llegaba—. Naruto, vámonos —lo tomó de la mano antes de que alguno de los dos pudiera seguir discutiendo o tuviera tiempo de reaccionar a su repentina presencia—. Sakura, no te metas —fue todo lo que le dijo.

My only love [Narusasu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora