El sonido de la alarma era fastidioso. En su juventud la ignoraría. Siendo sinceros, ni siquiera se daría cuenta de que estaba sonando, pero ahora no podía hacerlo. Ya no podía hacerse el tonto en la cama hasta tarde: había alguien que dependía de él.
Estiró los brazos, relajando los músculos antes de levantarse. Se alistó como todas las mañanas, poniéndose ropa limpia y bien planchada. Peinaba sólo un poco su rebelde cabello rubio y se ponía aquel perfume que a Sasuke siempre le había gustado. Entonces fue al cuarto de su pareja.
Tocó la puerta suavemente. A veces podía pasar minutos tocando la puerta sin que nadie le respondiera, pero ahí esperaba pacientemente, tocando finamente entre largos intervalos. Esta vez no esperó más de diez segundos antes de que le dejara pasar.
Entró con su enorme sonrisa a saludar a Sasuke—. Hola, mi amor, ¿cómo amaneciste?
El pelinegro le sonrió a penas—. Bien —entonces Naruto se sintió con la seguridad para acercarse.
Se sentó a su lado en la cama, tomando con firmeza y suavidad sus manos. Exploró con sus ojos ese rostro adulto y hermoso, ese cabello negro, brillante y largo y esos ojos que lo miraban con cariño. Miró a ese hombre cuya apariencia seguía siendo la de uno de cuarenta años a pesar de tener ya sesenta—. Hoy estás precioso.
Hizo una mueca de molestia—. Me dices eso todos los días.
Naruto quisiera saber si se refería a los últimos años o a hace unas décadas—. Porque todos los días estás precioso.
Rió secamente—. Eres un labioso.
Asintió muchas veces—. Lo soy, pero no estoy diciendo mentiras. Siempre te ves tan guapo, tan bonito. De verdad que soy afortunado de que me quieras.
—Tuviste mucha suerte para que te haya escogido —se mofó falsamente.
Naruto estaba encantado, porque hoy Sasuke estaba de buen humor—. Demasiada. La competencia era increíble, pudiste haberme dejado en cualquier momento y cambiarme por otra persona, tal vez un chico menos tonto que yo. De verdad estoy tan agradecido de que desde los diecisiete estés conmigo —se permitió ponerse sentimental.
Sasuke estiró una mano para acariciarle la mejilla—. Estamos juntos desde que éramos unos mocosos y seguimos estándolo ahora que estás cumpliendo tu sueño de ser Hokage. Y aún nos faltan muchos años más.
Los ojos se le llenaron de lágrimas que no dejó caer. Sí, él hará todo lo necesario para tener a Sasuke consigo mucho tiempo más. No importa lo difícil que sea, si no es con Sasuke, envejecer no tiene sentido—. Muchísimos años más, mi amor.
—Por cierto, ¿qué hora es? ¿No deberías estar en la oficina del Hokage?
Le dijo la misma mentira piadosa de todos los días—. Me hicieron tomar unas vacaciones a la fuerza, por mientras se está encargando Shikamaru —pero hacía diez años que Naruto había dejado de ser Hokage.
—¿Por qué no me habías dicho?
—Te lo iba a decir hoy, a penas es el primer día.
Se sentó, pareciendo recordar algo—. Creo que tengo una misión.
Negó—. Le pasé tus misiones a otras personas —miró a Sasuke abrir la boca con intenciones de renegarle—. Son las primeras vacaciones que tengo en mucho tiempo, ¿no las vas a pasar conmigo?
Lo pensó unos segundos—. Tienes razón, pero no vuelvas a quitarme misiones sin preguntarme.
—Por supuesto, no se repetirá.
—¿Cuánto tiempo te dieron?
—Tres semanas.
—Podríamos ir de viaje. Tal vez a una playa o una montaña. Un lugar tranquilo y alejado de la gente.
Lo abrazó por el costado y le dio un beso en la mejilla—. Me gusta la idea. Sería lindo caminar por la orilla del mar cuando el sol se esté escondiendo.
Asintió, luciendo genuinamente emocionado—. Lo mejor es que nos alejaremos de la gente —Naruto hizo su mejor esfuerzo para que su risa saliera natural. Hacía meses que había dejado de aceptar visitas. Era lo mejor.
—¿Entonces la montaña o el mar?
—El mar.
—Entonces el mar será. Conseguiré rentar una casa en una playa y nos iremos una semana —le dolió engañarlo, porque pocas veces Sasuke se miraba tan emocionado y pocas veces expresaba un deseo tan abiertamente.
No irían a la playa, tampoco a la montaña. De hecho, no irían a ningún lado. No podía correr el riesgo de llevarlo a otro lugar y que al día siguiente se despertara y no recordara dónde estaba. Ni siquiera dormían juntos por miedo a que al día siguiente, al abrir los ojos, fuera a un desconocido a quien viera, no a Naruto, su esposo y amor de su vida.
Sasuke esperó pacientemente en la mesa mientras Naruto preparaba el desayuno para ambos. Era peligroso que él se acercara al fuego, así que ya no tenía permitido cocinar.
Pasaron el día con la rutina de siempre. Naruto hablaba demasiado y Sasuke le escuchaba. Eran alrededor de las cuatro de la tarde cuando Sasuke corrió desde el patio hasta dentro de la casa.
—¿Dónde está Hikari? —preguntó, saliendo exaltado.
La sangre de Naruto se congeló—. ¿Quién?
—Hikari, nuestra hija, Naruto —dijo con desespero—. No está en su cuarto. ¿Dónde está?
Naruto fue hacía Sasuke, tomándolo de las manos—. Ella ya no vive con nosotros.
—¿Cómo que no vive con nosotros? ¿Nos la quitaron?
El corazón se le apretaba cada vez que la mente de Sasuke retrocedía tanto en el tiempo—. No, no nos la quitaron. Ella ya es una adulta y vive en su propia casa.
—¿Eh? ¿Qué tonterías dices? —entonces empezó a llorar—. ¿Por qué bromeas con eso? ¡No bromees con algo así!
Sasuke empezó a jalonearse con Naruto, queriendo que lo soltara—. ¡Sasuke, detente! ¡Déjame explicarte!
—¡Mi hija, Naruto! ¡Quiero a mi hija! —gritaba con tanto dolor en su voz, que Naruto casi rompe a llorar también.
—Tranquilízate, por favor. Déjame explicarte. Estás enfermo, Sasuke, tienes Alzheimer. Tienes sesenta años y Hikari tiene veinte, ya es adulta.
—¿Eh? —detuvo el forcejeo.
Naruto le contó todo lo que había pasado en sus vidas desde que Hikari era una niña hasta donde estaban ahora. Le partía el corazón cada vez que por alguna crisis tenía que contarle a Sasuke la verdad y miraba lo mal que se ponía.
Ahora el amor de su vida lloraba abrazado a él, pidiéndole ver a la niña que habían salvado y adoptado. Con todo el dolor de su corazón tuvo que negarse, porque su hija vivía lejos y no había forma de que llegara tan pronto.
—¿Por qué sigues conmigo, Naruto?
—¿Cómo que por qué sigo contigo? —preguntó ofendido—. Jamás te dejaría, Sasuke. No importa lo que pase, yo quiero estar contigo. Te amo mas que a nada en este mundo.
Entonces Sasuke lo miró a los ojos y supo qué no mentía—. Yo también te amo.
Nota de la autora.
Bueno, esto se acabó. Espero les haya gustado y entretenido un rato.Spam: pásense por mi nuevo fanfic Narusasu "the adults are talking", este sí será una historia larga.
¡Gracias por leer!
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My only love [Narusasu]
Fanfiction-¿Seguro de que harías lo que fuera para que regresara a la aldea? -le preguntó Sasuke. Una sonrisa arrogante iluminó su rostro. -Seguro. -Entonces sé mi novio. Universo alternativo donde Naruto le pide a Sasuke que vuelva y este le pone de condició...