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La gran fiesta de bienvenida empezó tan pronto la noche cayo, todos estaban de aquí para allá celebrando el próximo compromiso del príncipe de su nación con el príncipe de una nación tan prospera como era el Este, pero Jimin no tenía sus pensamientos en orden, un remolino de emociones cubría su mente manteniendo sus ojos perdidos desde su lugar, solo viendo como danzaban de alegría, un baile que representaba el amor puro.

Amor que ninguno de los dos sentía.

Todos venían a bendecir su relación y comentar lo afortunado que era el príncipe de tenerlo. Pero Jimin solo quería que le dijeran eso a cierto Alfa que no le estaba mirando, estaba allí en su posición asegurándose de que no le pasara nada mientras todo estaba destruyéndolo en su interior.

La fiesta tan escandalosa paso como un recuerdo borroso y ni siquiera estuvo presente mentalmente cuando el rey bendijo su relación en frente de todos y cuando programaron su compromiso en dos días, como petición del príncipe, aunque si fuera por este ese mismo día se hubiesen comprometido.

Las personas empezaron a retirarse cuando la fiesta llego a su fin y los sirvientes también comenzaron a limpiar mientras un arreglado Jimin solo quería llorar, tenía tantas ganas de llorar que sintió a su lobo chillar en su interior y tal vez ya estaba alucinando, pero pudo ver como casi por un milisegundo Namjoon se volteo a verlo, como si su lobo hubiese respondido a su triste llamado. Fue tan rápido que solo creyó que se lo imagino.

Namjoon también estaba batallando con ese deseo, el deseo de tenerlo, de verlo feliz y poder verlo entre sus brazos como la vez que compartieron una noche de sueño sintiéndose tan cómodos juntos, pero aquel estúpido Alfa estaba allí inflando el pecho como si mereciera tener a un Omega tan valioso como Jimin.

Cuando la celebración se acabó fueron enviados hacia sus habitaciones y Jimin se despidió de su espalda con tristeza para ser guiado por el príncipe y los guardias hacia la suya, o eso imaginaba cuando se fijó en el camino que estaban tomando sus sentidos se encresparon de inmediato.

—Este no es el camino hacia mi habitación—no necesitaba preguntar, conocía el tipo de basura que tenía su lado quien sonreía encantado por la inteligencia de ese Omega.

—La fiesta aún no termina, te vi tan callado en la fiesta que quise tener un detalle contigo—este se detuvo y Jimin realmente quiso huir, pero solo era un Omega pequeño rodeado de Alfas dispuestos a cumplir las órdenes de un Alfa tan repugnante como él.

—Solo quiero descansar, déjame ir a mi habitación

—No te preocupes, después de esto te llevare a tu habitación, estarás tan cansado que yo mismo te llevare—esas palabras y lo que estaba viendo ahora le confirmaron que estaba jodido, sabía que era mala idea dejar que este lo guiara a su habitación, pero conociendo lo manipulador que era lo hubiese convertido en el malo allí y tenía más que suficiente con aquella tortura de matrimonio.

—No entraré allí

El Alfa rio divertido y solo fue cuestión de tomar su cabello, tapar su boca y algunos jaloneos para hacerlo entrar y cerrar la puerta tras de ellos, los guardias se quedaron allí para evitar que nadie interrumpiera el momento especial de la pareja.

Jimin tembló de miedo cuando este lo lanzo hacia el futón rojo carmín con marcas doradas, el mismo color que se usaba en los momentos de consumación del matrimonio, la primera vez de la pareja.

— ¿Crees que no vi como vanagloriabas a ese Alfa? ¿Ya te uso?

—Si me tocas, voy a romperte la cara

—Seguro no le decías lo mismo a él cuándo te toco, ¿Cuándo fue? ¿Antes de que llegaran?

—Voy a empezar a gritar si no me dejas ir, ¿Qué pensarán de ti cuando vean esto?

Lycoris ➸ NamminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora