KIDS

amable

6.

Izuku durmió hasta las diez de la mañana, su cuerpo estaba entregado a la suavidad de las cobijas como si no hubiera dormido en décadas. El calor fue una de las razones de su despertar, la mañana quemaba y el calor había invadido la habitación gracias a una ventana abierta, cortesía de Ochako.

Midoriya tiene buena memoria, estirar el brazo y no encontrar a su novia en la cama no le espantó. La muchacha había dicho que se iría temprano, a resolver un par de asuntos que tenía con Tsuyu. Lo que lo espantó por segundos fue sentir el calor corporal de otra persona a su lado. Izuku se removió sobresaltado, su cuello se endureció a la misma velocidad que sus movimientos. Sus pulmones se desinflaron en alivio cuando vio a Shoto y Katsuki, durmiendo en el lado de Uraraka. Se dejó caer en su almohada, mientras su cuello protestaba por el anterior giro drástico y le avisaba de una futura contractura con la que Izuku lidiaría luego. Suspiró con los ojos en Shoto, en niño dormía con la boca abierta y balbuceaba un poco. Sonrió y barrió la mirada hacia Katsuki, quedándose con la sonrisa a medias al chocar con su cara. El niño estaba despierto, acurrucado a un costado de Shoto y de lado. Miraba a Izuku en un inquietante silencio y con una expresión tan seria que por un momento dudó si quien lo miraba era la versión infante.

—Hola Kacchan, ¿te desperté? –se las arregló para decir.

Katsuki negó y acomodó su mejilla en la almohada.

—Ella se fue más temprano. –dijo, Midoriya supuso que se refería a Uraraka.

—Oh... –se incorporó sobre sus codos y Shoto comenzó a removerse al oír la charla. El niño se estiró, captando la atención de ambos por segundos y luego se enroscó en Katsuki. —¿Desayunaron?

—Sí. Uraraka nos dio galletas.

Bakugou tenía la costumbre de levantarse temprano, supo despertar a ambos adultos hace un par de días. Dijo "estoy cansado de dormir" y se escabulló entre ambos luego de prender la televisión. Izuku deduce que el niño se despertó al mismo tiempo que Ochako y la acompañó en el desayuno, luego arrastró a Shoto con él a la cama grande. El abrazo de los niños no duró mucho cuando Shoto despertó, no soportaron el calor corporal ajeno y Katsuki fue el primero en salir de la cama luego de Izuku.

—Hace calor. –se quejó Shoto, pateando las sabanas lejos y sin poder volver a conciliar el sueño.

Protestó berrinchudo un par de expresiones más como si eso fuera a hacer que la habitación sea menos caliente.

—Has hielo.

—¿Qué dije? –gritó Izuku desde el baño.

Los niños suspiraron.

—No usar las particularidades. –respondieron.

—Exacto. No usamos las particularidades aquí, puede ser peligroso. –negó de inmediato el adulto mientras bajaba las escaleras.

La queja vino tras esa oración pero olvidada con rapidez.

Shoto fue derecho a la isla de la cocina, usando la silla para subirse y sentarse sobre el mármol. Apoyó su cara contra el material y suspiró satisfecho por la frescura. Empezó a contarle su sueño a Izuku, algo sobre dragones y príncipes. Katsuki oía pero se había quedado en la entrada de la cocina. Izuku se mordió la mejilla y no se atrevió a indagar qué sucedía solo porque Katsuki parecía querer hablar a solas con él.

—¡Y el dragón empezó a volar! –Shoto juntó sus manos tras gritar y sacudirse, emocionado de su propio sueño. —¡Era enorme y muy pesado!

—Suena a un increíble sueño, Shoto. –Izuku sonrió, dejando un plato de cereal. —¿Qué opinas, Katsuki?