Llego al colegio como veinte minutos antes de la hora con Peeta. Normalmente suele ir uno de los dos a recogerlos, pero hoy es un día especial, además que estoy histérica y Peeta no se ha atrevido a dejarme sola.
- Josh es muy valiente, ya verás como le ha ido bien –me dice para intentar calmarme.
- Más valiente que yo seguro, nunca voy a volver a entrar en una mina... –pero eso es algo que no me escucharan decir en casa.
Los minutos pasan lentamente, pero al final veo a Josh salir junto a los otros niños. Su pelo rubio está manchado de hollín y también sus manos y el bajo de sus pantalones. Cuando se acerca a nosotros le doy un fuerte abrazo y no me importa ensuciarme.
- ¿Cómo ha ido? –le pregunto ansiosa.
- ¡Bien! –dice él animado– Creo que he visto a un murciélago –está sano y salvo, e incluso hasta parece feliz. Me siento aliviada por primera vez en todo el día.
Dandelion viene de la mano de Susan.
- Ugh, estás sucio –dice al ver Josh.
- ¿Quieres un abrazo? –Dandelion grita y empieza a correr, Josh la persigue con los brazos extendidos. Empiezan a perseguirse y a correr en círculos a nuestro alrededor. Miro a Peeta y él sonríe. Niños...
- ¿Así Susan quieres venir hoy a nuestra casa? –le pregunta Peeta, ya que Susan se ha quedado al margen, viendo como esos dos se persiguen.
- Sí, tengo una muñeca nueva que quiero enseñarle a Dandelion. ¿Podremos pasar por mi casa a recogerla?
- Claro, y así aprovechamos para decirle a tus padres que vienes con nosotros. ¡Vosotros dos parad ya! –digo cogiéndolos de los hombros y haciendo que se detengan. Han dejado de correr pero Josh sigue acercando sus brazos hacia su hermana y ella hace movimientos para esquivarlos–. Venga, vámonos –suspiro y los suelto. Vuelven a correr pero al menos no lo hacen alrededor de mis piernas.
Llegamos a casa de Susan, sus padres son muy agradables pero son un pelín confiados para mi gusto. Tienen varios hijos y más de una vez he visto a los más pequeños deambulando solos cerca de la valla del bosque. Dicen que no hay problema, que Susan puede venir con nosotros y que no hace falta que la acompañemos al volver, que ella puede hacerlo sola. Sin embargo sé que o Peeta o yo terminaremos acompañándola esta tarde, si le pasara algo no nos lo perdonaríamos.
Llegamos a casa y no dejo que Josh toque nada. Le hago quitarse los zapatos en la entrada y me lo llevo en brazos hasta el baño. Peeta les prepara la merienda a las niñas.
Mientras la bañera se llena tengo a Josh sentado en mi regazo todo el rato y apoyo mi barbilla en su cabeza. Él se deja hacer, le gustan demasiado los abrazos como para quejarse y yo ahora necesito abrazarlo. La verdad es que he pasado mucho miedo, si algo le llegara a pasar no podría soportarlo.
Cuando bajamos veo algo que me sorprende: Dandelion está sentada en la mesa de la cocina junto con Susan y ambas están en silencio, escribiendo en sus libretas. ¿Es posible que Dandelion esté haciendo los deberes? Me acerco a Peeta.
- ¿Qué es este milagro? –digo sorprendida.
- Lo sé, es increíble. Susan es muy buena influencia, debería venir más a menudo.
- Ya lo creo...
Nos sentamos en el sofá. Yo leo y Peeta se hecha la siesta, realmente está cansado por su trabajo en la panadería. Escucho a las niñas en la cocina.
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Los Everdeen-Mellark (Los Juegos del Hambre)
FanfictionSe trata de una tierna historia en la que Katniss y Peeta cuidan de sus dos hijos: Dandelion y Josh. Todo va bien hasta que un día Dandelion descubre unas viejas fotografías de sus padres en su libro de historia, lo que le hace replantear el origen...