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(Este one shot está ambientado en otra época, más específicamente, 1946. También cabe aclarar que en esta historia Miles no será Spiderman.)
Omnisciente:
Frente a un escritorio se hallaba una muchacha de nombre _____ Niccals leyendo una carta. Ella era una joven de piel morena y ojos grandotes color miel, con unos labios rosados y pomposos, y una cabellera esponjosa y negra. Mientras leía su carta, le pasaban mil pensamientos por la cabeza, pero, ¿qué decía la carta? y más importante, ¿quién la había escrito?
La respuesta a estas dos preguntas es bastante fácil: la carta la había escrito un joven llamado Miles Morales, quién había decidido expresar sus sentimientos en dicha carta.

La carta iba más o menos así:

"12 de Abril, 1946, 2:00 a.m

¿Por donde he de empezar?  Quizá deba de hacerlo por el hecho de que la amo sin control alguno, pero eso es muy poco para lo que siento. Quiero besarla con tanta pasión pero estoy estancado, quiero rozarle las mejillas con mis labios secos, quiero ver brillar sus ojos más de lo que ya lo hacen, quiero ser la luz de su penumbra. Con gusto puedo besar las cintas de sus zapatitos, complacerle en todo lo que me pida, sostenerla entre mis brazos y estrujarla con cariño, protegerla de todo mal.

Que sepa que lo mío va más allá de lo sexual y erótico —aunque el tema no me disgusta—, quiero que sepas, niña hermosa, que estoy dispuesto a alejar cualquier pena que agobie tu bella cabeza y que turbe tu mente inocente de niña. Mas si por pobre me desprecias, te concedo razón; si este es el caso, no tenga recato a decírmelo y demostrármelo con su indiferencia, así me quedará claro que no me queda chance alguna.

Te ofrezco mis poemas, mis retratos, mi boca que nunca calla, y mis manos que tocan donde quieren sin avisar ni preguntar, pero no se preocupe, que yo mismo me tengo amenazado de no hacerle daño. Me consta que es poco, pero espero que a usted le parezca del tamaño del cielo y la tierra.

Cómo sé de sobra lo obediente que eres, te ruego que no hagas pamento de lo que he escrito en esta carta. Sé que cada cierto tiempo usted va al mercado de el centro de la ciudad, en su próxima visita a los puestos, la estaré esperando; si se hace presencia ese domingo, lo tomaré como que acepta mis sentimientos y que los suyos son recíprocos.

Pd: le dejo este retrato suyo que he hecho de memoria, pero no pienso que se asemeje tanto a su belleza real.

Tuyo: Miles."

Y en efecto, en el sobre había un retrato hecho con grafito en un trozo de papel.

Y en efecto, en el sobre había un retrato hecho con grafito en un trozo de papel

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(Háganse un ejemplo con eso)

La joven, sonrojada, metió la carta de vuelta en el sobre y dejó el retrato en el buró al lado de su cama, al lado del retrato de su familia y un florero con tulipanes y margaritas que, unos días antes, alguien había enviado anónima mente —que ahora, ya se hacía una idea de quién las había enviado—.

Llegó el domingo a las 2 de la tarde, hora habitual en la que _____ salía camino al mercado; mas ese domingo ella se negó a ir. No es que ella rechazara los sentimientos del joven Morales, si no que estaba asustada.

Tenía miedo de lo que la gente dijera de ellos, tenía miedo de la reacción de su hermana, pero sobre todo tenía miedo a lo que su padre haría.

El señor Niccals tenía fama de ser un hombre violento con la gente y sobre protector con sus hijas, y _____ lo sabía bien; mas no quiso escribir una carta para Miles explicando la situación.
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Esa misma noche, _____ se replanteaba sus decisiones y las consecuencias que estas podían conllevar. De repente, el sonido de una melodía llamó su atención. (es una escena como la que les puse en multimedia entonces nos saltaremos eso)

Cuando todo terminó y la música no se oía más, decidió asomarse a su balcón, ahí estaba el autor de aquella carta que tanto le hacía emocionar y que le provocaba mariposas en el estómago. Los ojos de ambos se iluminaron al ver al otro.

-¡Miles!...—dijo ____ sorprendida— Será mejor que suba a la alcoba si no se quiere ver envuelto en un problema con mi padre, no se ha despertado por la serenata porque tiene el sueño pesado, pero si nos escucha hablar tan fuerte a altas horas de la noche puede dar por contados sus días en esta tierra.

Entendiendo el mensaje, Miles les dijo a los músicos que el trabajo estaba hecho para que se marcharan y así él poder subir a la alcoba de su amada.

Una vez estuvo ahí, abrazó a la joven Niccals cómo lo había prometido hacer en su carta mientras le besaba la frente.

-_____, mi morenita hermosa, te he extrañado tanto. ¿Por qué no has ido al mercado, acaso no te sientes de la manera en que yo me siento?

-No es eso, créame, es por protegerlo a usted de mi padre y de la malas lenguas de la gente. No quiero que piensen que usted está conmigo por dinero.

-La gente no me interesa, que se vayan al carajo.
Dijo el joven mientras hacía ademanes con las manos para posteriormente ponerlas en la cintura de su amada e ir contorneando el cuerpo de la misma con sus manos.

-¿Y mi padre? Usted sabe perfectamente cómo se comporta él y cómo nos protege a mi hermana y a mí.
-____, si por amarte he de morir, que así sea, pues moriré feliz en tus brazos.
-¿Y yo qué? Si usted muere yo me quedaré triste y sola, sin amor y sin quién me proteja.
-Entonces matate conmigo después de dejar caer todo el llanto que brote de ti sobre de mi cadaver.
-No tengo el valor para hacerlo, lo sabes bien.
-Pues hay que escapar, vámonos lejos, a un mundo que ni tú conoces, tú que has viajado por toda la República.
-¿Y si nos encuentran?, ¿y si nos matan?
Miles se sentó en la silla del escritorio, sentó a su amada sobre su regazo, y mientras la miraba con el amor más puro de un joven, le dijo:

-Pues por ahora solo bésame morenita, bésame mientras tu boquita pueda hacerlo, que quizá mañana alguno de los dos no esté.
Y rompiendo el espacio que había entre los dos, juntaron sus labios en un beso que expresaba deseo y lujuria infinita.

-Mi niña, no quiero verte afligida, quiero verte sonreír como en el retrato que te he hecho.
-¿Cómo puedo sonreír sabiendo que estás en riesgo de muerte por mi culpa?
-No es tu culpa que yo sea un loco al amar, que tú me vuelvas loco.
-Pero será mi culpa cuando mi padre te mate.
-Por ahora tú limítate a dormir y esperar el mañana que te aguarda, espero que vayas al mercado esta vez.
-Prometo ir, y así mismo prometo pasar por el puesto de su madre para verle a usted.

Y los dos amantes se despidieron con otro beso, Miles bajó por el balcón y se fue a su casa, dejando a su amada con un nudo en la garganta por la preocupación que le causaba el destino de el joven Miles.

•°One shots°• || Miles Morales x Fem! ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora