Agosto. Lunes 7 de Agosto de 1914. El día exacto en que él murió. Gabriel González, un chico joven de 17 años, con toda una vida por delante. Un joven responsable, estudiante, trabajador y que cuidaba de su hermano pequeño desde hacía años...
Ángel estaba sentado en el salón de su casa leyendo un libro que previamente había sido de Gabriel, pero se se lo dejó ya que era una lectura obligatoria de su centro escolar. ¿Qué tal octavo? Por lo que veo ya estáis con literatura. Dijo Gabriel sentándose junto a su hermano. Si, empezamos con el tema, en general me va bien en los estudios y no tengo problemas con mis compañeros. Últimamente Gabriel había estado ocupado estos días, preparando algo que lo cual no le había dicho a nadie, ni a su hermano ni a sus amigos. A nadie, y no quería que nadie lo supiese, sabía que intentarían detenerlo y esa no era su idea. Oye Ángel, hay una pregunta que tengo que hacerte y quiero que me seas sincero con la respuesta. El hermano menor dejó su lectura al un lado para prestar total atención al mayor. Dime.
Los ojos de Gabriel se cristalizaron, como si estuviese a punto de llorar pero no lo hacía. ¿Estarías bien en casa sin mi?. Ángel no comprendió esa pregunta del todo, pero supuso que lo decía por que su hermano iría a una fiesta esa noche, por que hay muchas veces que organizan eventos y fiestas sus compañeros de clase, pero decidía no ir por cuidarle. Claro, no tienes que preocuparte puedo cuidarme solo, que no soy tonto. Diciendo esto último le dio un golpe suave en el hombro al otro, que no tardó en responder. Bueno pues, hoy voy a salir así que quedarás solo, no me esperes despierto ¿ok?.
Nuevamente Ángel se extrañó un poco pero aún así respondió que no lo esperaría.
Esa misma noche Gabriel fue hasta la estación de tren y tras 4 horas que se hicieron eternas llegó a Swiatlo. Su principal objetivo, tenía claro lo que haría y lo que dejaría atrás si no lo lograba, también tenía claras las consecuencias sumamente positivas que tenía el hecho de que su plan saliese bien.Cuando llegó se acercó a la sede oficial del magnate, pero para su desgracia le pidieron que se marchase inmediatamente por que la población de la nebulosa tiene prohibido alejarse más de 7km de las estaciones al lado del portal. Él ya supuso que eso sucedería, pero estaba un paso por delante de los guardias, sacó de su mochila una lata vacía y la tiró a una ventana, consiguiendo así romper el cristal, además sucedió algo que le daría la oportunidad perfecta para trepar y entrar en el edificio. Una alerta de bomba, que desvió la atención de los guardias que fueron a refugiarse, el corrió a trepar por la ventana y consiguió entrar en el edificio a duras penas pues a pesar de ser un chico muy alto le costó llegar a la ventana varios saltos y una vez había logrado llegar no cabía del todo bien por ella ya que era bastante estrecha.
Una vez en el interior del edifico todo era cuestión de encontrar un papel, un simple folio que destruiría el magnate, que provocaría que el mundo pelease y lograría probar que todos los humanos merecen un trato digno independientemente de sus orígenes. Debía encontrar las claves de los magnates. Para quien no sepa que son, son una serie de códigos que los líderes distribuidos por el mundo usan para comunicarse. Cada cierto número de años lo cambian, él ni sabía cada cuanto era ni le importaba, pero sabía que en ese momento las claves están en Swiatlo y tenía la oportunidad perfecta para conseguirlas. Además en plena guerra mundial era el mejor momento para hacerlo, cualquier mercenario hubiese podido entrar en la torre y robar ese folio, cualquier loco con ganar de destruir el poder ¿Un anarquista tal vez?, cualquier persona podía ser sospechosa antes que Gabriel.
Estaba recorriendo los pasillos del sitio, lo cierto es que edificio tenía una arquitectura preciosa, por dentro y por fuera. Una fachada gótica que recordaba bastante a una Iglesia, con los contrapesos y las clásicas decoraciones de los arcos de las puertas y los bordes de las ventanas las cuales en este caso eran siluetas de todos los líderes del magnate polacos, el techo era una bóveda con un tragaluz en la parte superior hecha con cristales de color azul, que hacía que al entrar luz diera la sensación de que la estancia era también azul color que transmitía calma. Había un ala principal, la de la bóveda y dos salientes a cada lado de esta que eran exactamente iguales, si pudiesen ponerse una en frente de otra parecerían reflejos.
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Los hijos de La Nebulosa
Ciencia FicciónLas personas nacidas en una ciudad, situada al otro lado de un portal generado por una extraña célula que proporciona habilidades más allá de la biología del propio ser humano. Son limitadas de forma extrema por culpa de unos lideres desconocidos...