Aizawa dejó caer su cansado cuerpo sobre la banca, el sonido de la lavadora encendida amortiguó el estridente silencio, la pesadez lo golpeo de repente cuando se encontró inclinando su espalda contra la pared. Se sentía viejo y tal vez lo era. La prótesis se sentía extraña en el muñón que alguna vez fue su pierna. Sin embargo sabía que se acostumbraría pronto a ella. Tal vez era la sabiduría que venía con la edad, lo que lo hizo darse cuenta que una persona se acostumbraba con tanta facilidad al dolor como a la perdida. Su vista se posó en un cartel que al parecer había sido colocado recientemente: No entrar con alimentos.
Al igual que sus movimientos, su vista se vio reducida como para tener que amusgar los ojos, para determinar la profundidad de los objetos sin tener que fijarla demasiado tiempo. Aizawa soltó un suspiro y su cabeza se apoyó contra la pared. El sonido de la lavadora andando le otorgó algo de normalidad al encontrarse lavando su propia ropa en medio de la noche, a pesar del caos que se vivía allá afuera, cerró los ojos y trato de ferrarse a la calma que venía antes de la tormenta.
Midoriya había regresado, el alivio cuando lo miro entrar de regreso fue rápidamente reemplazado por el enojo, mientras regañaba tanto a alumno como maestro.
All Might tendría mucho que escuchar de él por mucho tiempo.
Al menos uno de sus problemas se había solucionado, pero aún quedaba...
El peso de alguien más se sumó contra el plástico, Aizawa permaneció con los ojos cerrados, y con el rostro hacia arriba en dirección hacia el techo, suspiro con cansancio.
—No es propio de ti, estar fuera de la cama a tales horas de la madrugada —soltó Aizawa aún con los ojos cerrados y espero con calma, mientras el sonido de la lavadora siguió rebotando en medio de la habitación de lavado, de alguna forma se había vuelto afín al tipo de actitud dura, reticente e inflexible de Bakugo Katsuki, así que podía permitirse ser paciente.
—Puede ser —respondió Bakugo, de forma llana y simple, como siempre yendo al grano sin tapujo alguno. Cómo si la simple respuesta no dejará algún margen para navegar y conseguir algo de información. Así de seguro era este chico que tenía a un lado. Aizawa de alguna forma admiro como odio su resiliencia.
Aizawa se reacomodo, su espalda siguió apoyada sobre la pared, pero está vez se encontró observando al niño en cuestión, Bakugo traía una camisa de manga larga negra con una calavera blanca en el pecho y pantalones de chándal blanco. Aún se encontraban en esa época donde las noches eran más frías de lo que parecían ser. Bakugo siempre fue cuidadoso a pesar de la calefacción con el que contaban los dormitorios de High Alliance. Eso demostró que el chico pensó en las posibilidades a futuro. Aizawa estaba seguro que la ropa que llevaba era térmica en caso de que tuviera que salir a fuera con ella o que algo interrumpiera el sistema eléctrico.
—¿Sucedió algo? —Aizawa decidió ir al grano, tal vez fue la iniciativa de Bakugo lo que lo incito, o el hecho de que había pasado demasiado tiempo desde que las cosas se habían tornado así, por lo que pensó que era adecuado hacerlo. Después de todo Bakugo podía tomar su ayuda y preocupación como le apetecía, y Aizawa siempre le escucharía con paciencia aunque al final no revelará nada ya que para eso estaba él, Bakugo era su alumno y él su profesor.
Un segundo, y luego dos, casi paso medio minuto antes de que respondiera.
—Kirishima, se disculpó conmigo —su voz fue casi un murmullo, mientras las manos de Bakugo se metieron en los bolsillos de su pantalón y su vista se fijó en la pared de enfrente.
Aizawa se tomó un momento para digerir la información.
—Así que hizo eso —su respuesta fue simple y concisa, sin indagar demasiado. Bakugo odiaba a la gente que trataba de escarbar en su vida privada como de entrometerse en sus asuntos, así que se limitó a ofrecer las opciones, mientras Bakugo tomaba una elección. Él siempre podría dar como finalizada la conversación, o empujar hacia adelante como siempre lo hacía con todo.
ESTÁS LEYENDO
Cuando las luces se apagan【DekuBaku】
FanfictionCuando las luces se apagan hasta las sombras salen a bailar. Y los pasillos se llenan de susurros. Verdades a medias y secretos que no desean ser revelados. Cuando las luces se apagan, hasta los ángeles y demonios salen a llorar, mientras las rosas...