III

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Todoroki Shoto nunca creyó que la palabra silencio y Bakugo pudieran estar ligadas. Después de todo Bakugo Katsuki era todo menos silencioso. Aun así el silencio que se sembró entre los dos fue ensordecedor.

Bakugo camino por delante a grandes zancadas. El único ruido que amortiguó el ambiente rígido y confuso.

Todoroki había decidido acompañar a Bakugo, dejarlo con Midoriya a solas no parecía pertinente. Las cosas entre los dos siempre fueron complicadas. Orbitando siempre cerca del otro, como la luna del planeta que representaba el otro.

El resultado de su interacción fluctuó entre el desastre o la arrasadora victoria.

La fuerza y determinación de ambos era algo que tomar en cuenta y si no hubiera esa extraña enemistad que solía provenir de Bakugo podrían convertirse en una fuerza imparable.

El misterio que venía de la mano con su pasado, era un tabú, después de todo ninguno estaba particularmente emocionado de hablar de ello.

Aunque era claro para cualquiera que tenía un gran peso para ambos.

Todoroki Shoto había sido uno de los que lo noto.

Bakugo siempre observo a Midoriya con odio y desdén, detrás de ojos dilatados y una mueca demasiado grande como profunda. Una mueca no muy diferente a la que solía mostrar a cualquiera que mirara demasiado tiempo en su dirección. Sin embargo, la furia y la agresión en sus palabras solían tener una precisión inverosímil en el chico generando que sus músculos se tensaran de una forma que no había visto hacer con otra persona.

Sin embargo, a pesar de las duras e inflexibles palabras que se dirigían hacia él, y el temblor que se estacionaria en su cuerpo cada vez que dirigía su atención hacia Bakugo, mientras la verborrea lo aquejaba ocasionado el estrepitoso tartamudeo, Midoriya siguió tratando de mantenerse erguido en su lugar, tratando de igualar su mirada.

Muchos pensarían que Midoriya ardería en enojo y frustración, y la agresión desbordaría por cada poro de su piel, pero no fue así. En su lugar miro a Bakugo como a alguien importante para él, como a alguien a quién no le gustaría perder.

Midoriya había afirmado qué eran amigos de la infancia. Los detalles fueron revelados de forma simple como paulatina, mientras sus labios esbozaban una sonrisa cariñosa que le hizo recordar a su hermana cuando sonreía al recordar algo bueno que le pasó.

El adjetivo como tal de alguna forma género un par de miradas incómodas entre la gente reunida en la mesa del comedor en ese entonces, y algunas miradas discretas no pasaron desapercibidas, sin embargo Todoroki no era alguien que entendiera del todo las usanzas modernas entre su mismo séquito. Así que lo dejo pasar.

Después de todo, Midoriya era una persona buena, y confiaba en su buen juicio como inteligencia.

Aun así no se había perdido la incomodad que se generó en el ambiente como alguno que otro comentario extraño.

—¿Amigos? ¿De verdad? ¿Y al menos él lo sabe? —había dicho Kaminari, por lo que había visto el chico no se había llevado una buena impresión de Bakugo— Quiero decir —su sonrisa tambaleó cuando una mirada de reproche de Uraraka se clavó encima de él— Pareces agradable y un buen sujeto, por eso me preguntó ¿Por qué alguien como tú querría ser amigo de un tipo como él? —una mueca se estacionó en su rostro, Todoroki notó la tensión en los hombros de Midoriya al igual que Iida.

—No creo que sea apropiado hablar de nuestros compañeros de clase a sus espaldas —reflexiono, ajustando sus lentes.

—Cierto, capaz nos escucha y explota todo el comedor —tarareo Sero con una sonrisa perezosa, dándole un codazo amistoso a Kaminari, quien rio por el comentario.

Cuando las luces se apagan【DekuBaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora