Verso 4

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Y ahora que andamos por el mundo
Cómo Eneas y Benitin.

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El 22 de enero, después de que la sugerencia de SeokJin fuese aceptada y hayan compartido mensajes ocasionales y risas escritas.

Namjoon le pidió encontrarse.

Le propuso verse en la calle gastronómica, punto de encuentro popular entre estudiantes y trabajadores de tiempo completo, diciendo que quedaba cerca de su oficina, Jin procuró llegar temprano, solo lo necesario para no hacerlo esperar, odiaba hacer esperar a las personas.

O eso decía él, en realidad se sentía ansioso y salió temprano de la oficina.

Esa ansiedad no hizo más que empeorar de a poco cuando vió llegar al hombre en una bonita bicicleta verde pistache que hacía juego con la sudadera del mismo color, que tenía un pequeño hongo justo a la altura del corazón.

Namjoon era un chico que llamaba la atención fácilmente, pero solo como una primera impresión. SeokJin podía destacar que era alto con una linda y limpia piel canela, ojos rasgados sutilmente, mismos que podían subir tu nerviosismo si no los veías correctamente.

Era un hombre imponente y el pelinegro no lo había notado debido al estado en que lo conoció. Entonces, tal vez su nerviosismo era miedo por estar con alguien así sin haberlo pensando.

— Perdón por llegar tarde.— No respondió.— ¿SeokJin?

— Ah, si. — parpadeó varias veces obligandose a prestar atención a las palabras.— No, no te preocupes, llegaste a tiempo.

Sin embargo todo se fué a la basura en el instante en que Namjoon le sonrió. Un par de pósitos se formaron tiernamente en sus mejillas y de pronto no parecía amenazante... Era poca la gente con un defecto tan hermoso.

El pelinegro se perdió un poco en aquella belleza que pasó desapercibido el momento en el que Namjoon bajó de la bicicleta y dijo:

— Me alegra oírlo. ¿Tomaste la comida?— negó un poco avergonzado.— Genial! Entonces vamos.

Aún si no tenía idea, le siguió, porque su curiosidad decidió que eso no tenía importancia, el hombre de voz grave y sin duda dulce, jamás le haría daño.

Además, concluyó que de todos modos no tendría ninguna manera de ganar contra los músculos del otro.

"Comida o muerte. Ambas son buenas." Le dijo su mente. SeokJin sonrió silenciosamente por eso y siguió a Namjoon de cerca.

Inesperadamente el hombre le ofreció la mejor vista de toda la calle, bajó las tenues luces cafés de un restaurante de carne.

Sentados frente a frente, su mundo se resumía en un eterno segundo nublado del vapor que la pequeña parrilla en medio de la mesa generaba. Era una situación graciosa para el pelinegro porque el lugar era ruidoso, lleno de olor a aderezos, alcohol y sopa, y aún asi le gustaba.

Su estómago disfrutó de la comida con gusto, siendo que vez tras vez su plato era llenado de carne por unas manos grandes y gentiles.

Por primera vez, desde que besó a Jungkook, pudo estar tranquilo y dejar de lado sus molestos pensamientos.

— ¿Quieres más?

— Voy a reventar si como algo más.

Después de pagar fué una buena idea caminar para ayudar a sus estómagos llenos. La cuidad comenzaba a brillar conforme el sol se ocultaba, por la calle transitaba cada vez más gente que salía del trabajo o de la escuela, los grupos musicales comenzaban a instalarse y pronto la noche despertó. Todo, sin molestar a los chicos que hasta ahora habían evitado decir algo entre las miradas repentinas que se dedicaban. El silencio no era incómodo pero en sus mentes rondaba la misma pregunta "¿Será raro para él?".

— Gracias por la comida. Estuvo deliciosa.— Se animó a decir SeokJin una vez tomaron asiento en la parada del bus.

— No tienes que agradecer. De hecho, eso fué mi agradecimiento por el teléfono y el café.

— No era para tanto...

— Siendo sinceros, nadie te devuelve tu teléfono después de 3 días.— Sonrió y le miró avergonzado, siendo un poco adorable.— Mucho menos te acompaña toda la noche si no le conoces. La verdad es que aún me siento en deuda contigo.

SeokJin rió por lo torpe de sus palabras.— Sólo sal conmigo algún otro día.— Namjoon aceptó volviendo al silencio que no duró tanto ésta vez.— ¿Te sientes mejor?.

El peli plata bufó con diversión por lo bajo— Debí haberme visto patético, ¿No?.— Jin negó rápidamente.— Me disculpo. Supongo que todavía te debo unos pañuelos.

— Si estás mejor entonces no importa. Solo son pañuelos. Lo que importa es que estés bien.

¿Será su sonrisa, su calma o sus lindos ojos sinceros? No lo sabe, pero Namjoon quiere y tiene la confianza de hablarlo.

— Terminé con mi pareja ese día.— Soltó de repente jugando con sus manos.— Tuvimos una discusión algo fuerte y... — Apenado por lo que iba a decir dejó una pausa larga, pero ya no podía retractarse. — Bueno, los dos dijimos cosas que no debimos por la exaltación. Esa noche no noté que no tenía mi teléfono, fué hasta la mañana siguiente, me dije que de todos modos no lo necesitaba, que era lo mejor, así él no podría buscarme. — Se burló de si mismo viendo el suelo.— Pero sabe dónde vivo.

— ¿Y te buscó?

— No lo hizo. Aún así quería aferrarme a algo, por eso cuando mi arrepentimiento sobrepasó a mi enojo quise el teléfono de vuelta, pensé que tal vez me había llamado o dejado algún mensaje. No podíamos terminar así. Pero solo Taehuyng me había escrito.— (Su mejor amigo).— En cuanto ví nuestra foto en el fondo de pantalla mi corazón dió un vuelco y recordé nuestra discusión, así que lloré de nuevo...— Hicieron contacto visual con sus cabellos siendo alborotados por el viento que de a poco se volvía más cálido.— Entonces un lindo extraño me extendió la bebida más dulce que eh tomado en mi vida.

Sí, todo era diferente. El hombre frente a SeokJin no era el mismo que lloraba, ni el mismo que mantenía la cabeza baja mientras sorbia la nariz. El hombre frente a él era brillante, agradable y... Sumamente hermoso.

Dia De Enero || NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora