Verso 5

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Ya te encontré varios rasguños
Que te hicieron por ahí.

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El 23 de enero, unos chocolates rellenos de fresa estaban posados en su escritorio junto a una nota de buena suerte para el día. No era difícil saber de quién se trataba.

Después de decirle que no era necesario disculparse por lo que sentía, su relación se volvió un tanto recíproca. A SeokJin no le desagraba Jungkook. Y a Jungkook le gustaba SeokJin. Ambos se sonreían en los pasillos, intercambiaban miradas exclusivas y salían a desayunar de vez en cuando.

Y aún con todo...

— ¿Pasó algo?.— Interrogó el más joven tomando un bocado de pastel.

— Ah, no, solo era un amigo.— Aún con todo, SeokJin seguía esperando con ansias a Namjoon.

Cada mensaje recibido le sacaba una sonrisa, cada palabra escrita le generaba un sentimiento de espera que le pedía no moverse porque algo realmente increíble pasaría.

Sin saber que ya estaba pasando.

— Perdón.— Devolvió el teléfono al bolsillo de su abrigo.— ¿Decías?

Era común ver a estos dos juntos en la cafetería de la empresa así como también era común que el pelinegro saliera corriendo de la oficina, algunos días apenas daban las 6 de la tarde. Y sí se lo recriminaras él diría que es culpa del peli plata por mostrarle lugares tan propios e interesantes a la vista.
Cómo la salida después de haber comido carne. El 27 de enero el alma pacífica de Namjoon lo llevó a una pequeña tienda llena de libros, cómics y cd's viejos acompañados de ramen y todos los dulces que pudieras comer. Aunque SeokJin admitió no leer más allá de novelas, el moreno le recomendó un par de géneros más y la tarde no significó nada por lo rápido que fluyó.

El 30 de enero asistieron a un museo de arte en el centro de Seúl siendo todo un espectáculo lleno de colores y cosas nuevas para las emociones de Jin. En total visitaron 6 salas de exposición en dónde colgaban del techo grandes esferas unidas entre sí creando siluetas que a los ojos del pelinegro eran un tanto amorfas, cuadros pintados con círculos de diferentes tonos de rojo, rosado y amarillo, discutiendo un poco de si se trataba de flores o sí acaso eran mariposas. Sin embargo, al final Namjoon mencionó que no importaba mucho lo que fuesen, si no como lo interpretara.

— No hace falta que entiendas el arte, después de todo el que pintó tenía un sentimiento y una idea, pero tú eres alguien diferente, que siente diferente, piensa diferente... Y eso es lo que lo hace hermoso, el simple echo de poder apreciarlo y guardar lo que te hace sentir solo para ti mismo.— Había dicho un nostálgico Namjoon con la sonrisa baja.— Todas las galerías que eh visitado tienen algo en común.

— ¿Y qué es?

— Que no recuerdo lo que ví, si no lo que sentí frente a todas esas pinturas. — Dirigiendo una sonrisa más amplia hacia SeokJin, mostró sus hoyuelos de una forma peligrosamente dulce para la presión alterial del mayor quien con nerviosismo giró rápidamente la vista al cuadro.

Por el rabillo del ojo SeokJin notó que los hermosos defectos en las mejillas ajenas se escondieran tras una expresión de preocupación acompañada de una disculpa por hablar tanto.

El peliplata supuso que el tema de conversación no era del agrado ni de la importancia del otro. Y este aunque quiso aclarar que no era así, no se le permitió, pues Namjoon en seguida le guío al patio del museo donde un pequeño lago lleno de nenúfares y estructuras parecidas a las que colgaban del techo se presumía.

A Namjoon pareció maravillarle aquello y quiso decir algo más, pero en el mismo instante en que sus labios se abrieron, se cerraron.

Era como si se estuviese regañando mentalmente.

Y es que las heridas del pasado picaban. Tenía miedo de abrumar a su acompañante con conversaciones aburridas sobre las cosas que le gustaban e incluso llegó a recriminarse el haberlo invitado a la exposición. Porque tal vez, su conclusión fué que se había equivocado.

Por otro lado, en silencio, Jin se quedó unos pasos atrás para tomar algunas fotos pensando en sí debería preguntar o no. Dos mentes distintas y dos sentimientos distintos dudaban en encontrarse, pero al final ambos callaron frente al lente de sus cámaras.

Namjoon capturando la belleza irremediable de las flores en el lago. SeokJin con un suspiro y un apretón a la correa de su bolso, capturó a una persona siendo tan apasionado y fiel a lo que le gustaba.
La imagen de un Namjoon de espalda ancha y fuerte acunclillado, siendo la paz y la tranquilidad personificada.

Lamentablemente entre toda esa maravilla de haberse conocido y pasar tiempo juntos, se encontraban las cicatrices de un amor fallido y uno incapaz de rechazar.

La expresión de angustia pareció molestarle incluso a su portador, no pasando desapercibido por Jin y aquella reflexión de que tal vez él solía compartir estos momentos con su novio y hacerlo con alguien a quien apenas conocía,  pudo molestarle en el fondo.

En el camino de regreso a casa las palabras desaparecieron por minutos que parecían horas interminables, pero al parar en un puesto de taekbboki el ánimo volvió a aparecer.

SeokJin soplaba antes de comer como si eso le quitara la salsa. — Debería comer más picante.— Su cara roja y en escurrimiento nasal lo hacía ver cómo alguien resfriado.

Namjoon se rió extendidole una servilleta, la cual antes de ser tomada se dirigió a su boca limpiandolo.

— También es una buena opción, aún que el dulce ayuda bastante!

Que más daba, solo fué un reflejo del peliplata y un gesto amable para el otro.

Entre muecas raras y risas burlescas el invierno de a poco dejaba la ciudad dándole paso al cálido calor de unas mejillas sonrojadas, el imperceptible golpeteo del pecho y unos orbes chocando como si el brillo de las primeras estrellas dependiera de ello.

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Dia De Enero || NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora