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Albert siempre sería grabado con cariño, como la ilusión dulce de una niña soñadora y romántica que se entusiasmó con un chico guapo, enigmático que parecía un príncipe en la Colina de Pony, pero William Andrew sería grabado como un mujeriego que había cambiado la personalidad de su querido vagabundo al convertirse en el patriarca del clan.

Ella tampoco podía culparlo por no pensar y sentir como ella; tampoco pudo culparlo de andar de mujeriego ya que nunca existió una relación romántica entre ambos. Ella lo amó en silencio por años y con tristeza se dio cuenta que ambos tenían un concepto distinto de lo que era amar, pero fue gracias a eso, que ella se había dado la oportunidad de estar con Archie. Albert o mejor dicho William no la amo, así de sencillo; no de la manera que ella hubiera querido.

Ella presentía que tanta insistencia para hablar con ella era porque probablemente él se sintió culpable por el beso que le había dado aquel fin de año, por eso él le escribió esa carta, simplemente porque estaba confundiendo sus sentimientos. Aunque ese beso ya ni eso le importaba; fue solo un arrebato del momento, al fin y al cabo, él estaba tomado. Lo que sí le molestaba recién, fue la canallada que había hecho en su alcoba, por eso en este momento ella no quería verlo ni en pintura; además respetaba el amor de Archie y su noviazgo, por ningún motivo pondría en peligro su relación con su amado paladín.

Si en verdad ella hubiera sido tan importante como esa carta decía, él hubiera hablado con ella antes de anunciar su matrimonio frente a decenas de personas, le hubiera explicado todo lo de esa carta, pero no lo hizo; asi que no valia la pena ni pensar en el hubiera. Ella era ahora feliz con Archie.

Los minutos pasaron rápidamente para los tres miembros del clan Andrew quienes disfrutaron una tarde juntos en lo que Elroy les dio instrucciones a Archie después de escuchar donde habían estado esa tarde, y casi una hora después llegó un malhumorado Albert a la mansión con el pretexto de que necesita unos documentos para su boda. Lo cierto era que quería saber que había pasado con Candy, necesitaba verla, aunque fuera de lejos. No entendía por que Candy no había acudido a la cita.

Nueva Opinión De AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora