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Los días pasaron, rápidamente para la familia Andrew, y una nueva Candy aparecería ante la sociedad con su nueva imagen en la fiesta formal de compromiso de su "primo" William Albert Andrew.

Casi no se habían visto, ella lo evitaba siempre que había venido de visita a Chicago, y Archie se aseguraba por su parte que él la dejara en paz invitándola a salir para evitar encuentros inoportunos. Candy, su Gatita, era su novia, y su tío está a punto de casarse; no tenía caso. No sólo lo hacía por su noviazgo que recién comenzaba, antes que nada, Archie no quería ver a su amada Gatita sufriera por algo que ella no tenía control.

Elroy había estado entretenida entre las preparaciones de un compromiso y una boda exprés, y en ocasiones se entretenía haciéndola de chaperona en el noviazgo de su hija con su querido sobrino Archie. Ella está feliz por la parejita. Poco a poco Archie la sacó de su desilusión amorosa. Volvió a sonreír con alegría e ilusión, su corazón se estaba dando una nueva oportunidad al amor.

Entre escoger las mejores telas, arreglos y manteles para el compromiso de su sobrino William, pasaron los días volando para una preocupada Elroy Andrew quien no había tenido muchas oportunidades de hablar con él

Por una parte, Elroy hubiera querido que William se arrepintiera de ese absurdo compromiso por su propia felicidad, pero sabía que su sobrino era un necio y su honor no lo haría cambiar de idea. Sutilmente le había dado la idea de usar el chantaje con su futura esposa, ya que Elroy tenía la firme convicción de que si William le informaba a Diane que ella nunca sería la matriarca; eso desilusionaría a la ambiciosa mujer, y tal vez podrían arreglar las cosas de diferente manera sin llegar al matrimonio.

Desafortunadamente, George le había informado que William se había negado a hacerlo. No quería perturbar el embarazo de ella con disgustos; no le diría nada hasta después del nacimiento de la criatura.


Para ese entonces, William tenía la esperanza que Elroy cambiara de parecer con respecto a dejarle su puesto a su futura esposa; de no ser así, él tal vez tenía que dejar su liderazgo con el clan porque no quería dividir el mando entre el patriarca y la matriarca como su tía Elroy le había dicho. Legalmente, ella lo podría hacer por los legados y acuerdos dejados por su padre, pero eso no convenía económicamente y socialmente al clan. Tal vez el Consejo podría influencias las decisiones de Elroy, pero él lo dudaba, la conocía muy bien. Ella ya había tomado una decisión y no cambiaría de idea.

Legalmente ella tenía el sartén por el mango y podría poner a su sobrino Archie, en ese puesto con tan sólo proponérselo o quererlo. Su hija sería la matriarca del clan, eso no estaba en discusión y la unión del clan era lo más importante, por lo tanto, Albert entendía que podía perder el control a menos que su tía cambiara de idea o si Candy renunciará al puesto que le dejaría su madre. Todo dependería de ellas dos. Él no haría nada para forzarlas, dejaría que ellas hicieran lo que ellas quisieran.

Nueva Opinión De AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora