Cambios

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- Pelea entonces, sos un pelotudo -Me reí con fuerza, Spreen usaba siempre el mismo tono para intimidar, pero estaba tan acostumbrado que ya no daba miedo.

- ¿A si pendejo? ¡Ven acá!- Estaba determinado a demostrarle que no era un cobarde, que solo evitaba las confrontaciones por que era estupido pelear cuando podías hablar.

Spreen no se inmutó con el golpe de Roier y atacó con más fuerza, ambos se devolvieron los golpes, sus espadas chocaban y temblaban, parecía que iban a quebrarse, pero no había grado de tensión en aquel enfrentamiento, ambos sonreían, se estaban divirtiendo a su manera.

- ¡Veni acá la concha de tu madre!

- ¡No puedes conmigo cabrón! - Roier se acercó más a Spreen, y de manera instintiva lo rodeó por el cuello con sus brazos, su espada rozaba su garganta, Spreen se sintió un poco vulnerable, aunque no lo mató - Ríndete wey - Sentía su respiración agitada, como sus hombros subian y bajaban con rapidez y su garganta tragaba con varias veces, era diferente tener tan vulnerable a una persona como Spreen ¿Acaso sintió que podía matarlo? Jamás lo haría, no podría, ese era el objetivo del juego pero había pasado tanto tiempo que ya no importaba.

En ese momento Roier sintió un roce, las manos de Spreen apretaban sus brazos, quería soltarse y en unos minutos lo lograría. Su tacto era diferente, la piel fría, las manos eran ásperas con algunos callos en las palmas

- !Suéltame hijo de puta!- Sentía la fuerza de Spreen, como quería apartar mis manos alrededor de su cuello, no se dejaría vencer y lo solté < Aunque no querías hacerlo > En un pestañeo las pocisiones cambiaron ,  ahora era Spreen quien amenazaba a Roier, aunque la situación parecía igual era tan diferente solo por la persona que tenía el control.

Spreen solo penso en una cosa:

  <Tengo sed de sangre> Era lo único que vino a mi mente,aunque hacia mucho de la muerte de Missa, seguia sintiendo la culpa, despues de eso ya nada importaba, si, habíamos acordado proteger a Roier mientras se recuperaba de la muerte de Mariana y a veces sentia que era la persona en quien más confiaba, queria su felicidad pero esto, esto era un regalo. 

Podía sentir todo el miedo y tensión de Roier, sus latidos rápidos, su respiración agitada, la tensión de sus músculos, el olor a miedo... sabía que él no podía matarme ¿Pero a mi que me detenía?

- ¡No nos mates pendejo, cabrón, estupido! - Roier estaba inquieto. - Si, será mejor que nos sueltes... - Ese tono de voz me pareció extraño en Roier, era más grave de lo normal y más formal, además que hablaba en plural cuando sólo estaba él y yo, no podía ver su rostro; tal vez estaba jugando sin saber que yo si pensaba..    

- Do lo hagas... - Y ese tono sonaba a uno más inocente, juguetón y extraño, me daba risa pensar que esa era su técnica para evitar que lo matara.

- ¿Roier? Sos un bromista - Estaba algo confundido, jamás en estas semanas había echo algo así, estaba analizando qué hacer sin embargo él seguía asustado de alguna forma, pues su respiración y su pulso no se calmaba, pude sentir como una de sus manos me tocaba mi brazo derecho, pero era diferente a cómo yo lo había echo, yo estaba desesperado para que me soltara, odiaba sentirme un come pija vulnerable, pero el suyo, el suyo era delicado, algo temeroso pero firme hasta que empezó a.. - Me  ¿estás acariciando el brazo?

- Doo..

- Se dice "no" pelotudo

- Edo dije, do... - Estaba confundido, y me ponía extraño que el pendejo me estaba acariciando el brazo, de arriba a abajo y ocasionalmente apretaba un poco mis bellos que daban una pinta más a pelaje, me ponía los pelos de punta , nadie se había atrevido a hacer reverenda estupidez.

- Ok, lo lograste - Lo solté abruptamente, lo mire fijamente, algo en él era diferente, pero era una tontería, era Roier, tal cual. - Bueno técnica debo admitir, incomodar al contrincante - Pero el no decía nada, me analizó de arriba a abajo, como si nunca me hubiera visto - ¿Que me vez pelotudo?

-Edes tu...

- ¿Y por qué hablas así? - Roier se alzó de hombros, después una de sus manos subió hasta su rostro e hizo un movimiento, como si tuviera un par de lentes y los acomodaba a la vez que sacaba un poco la lengua. - Roier, me estas asustando, para.

Pero Roier empezó a ignorarlo, solo se sentó en el árbol frente al lago, cerró los ojos y su respiración empezó a ser tranquila, podía notarse cada que su pecho subía y bajaba. Spreen no tenía más remedio que sentarse a su lado, aquel suceso lo había confundido, era Roier sin ser Roier y no sabía si se lo había imaginado o tantos días en el mismo lugar lo estaban volviendo loco.

- ¿Roier? Si vos no me contestas juro que voy a golpearte hasta que dejes de respirar la concha de la madre.

- Cállate - Su cabeza se puso a reposar en mi hombro, me sentí incómodo tanto contacto físico en un día, no era mi costumbre y nunca lo sería, pero no quise molestarlo, desde hace algunos días estaba pasándolo mal, no le quitaría ese momento de paz, era un pelotudo pero no un monstruo.

- ¿Que piensas?

- En todo y nada, es una mamada, pero desde... - Su voz se detuvo, sabía a lo que se refería y no quería que lo volviera a repetir por que eso me hacía recordar a Missa también -

- Aja..

- Bueno.. yo, eh tenido pesadillas, insomnio, lagunas mentales, es complicado procesarlo y explicarlo, pero cuando tengo miedo, mi cerebro se bloquea.

Spreen ya lo sabia por todas las veces que lo habia espiado, simplemente para estar seguro de que estaba a salvo.

- ¿Tenías miedo? - No sabía qué respuesta quería, me gustó que me tuvieran miedo, imponía respeto y protección a los míos, pero pensé en Roier, de alguna forma cruel y triste y sin que él quisiera, se estaba volviendo uno de los míos, un miembro más , ya no era un dúo, estaba solo; no sabía que me haría sentir que él realmente me tenía miedo <Sos un hipócrita>

Lo sabía, sabía que lo era, hace unos minutos esperaba en asesinarlo ¿Pero valdría la pena? Todos en la casa lo querian, aunque el se habia aislado, incluso aunque no lo dijera en voz alta tambien me habia encariñado, como paso con Missa, no les arrebataría alguien más por mi culpa,

No había notado por mis pensamientos lo mucho que Roier analizó la pregunta

- No...- Me miró con honestidad - Ya no.

No quise decir nada, y él tampoco, nos mantuvimos en silencio, quería saber más de aquel suceso, si era normal , si era mi imaginación o si había algo mal, pero justo ahora quería sentir un poco de tranquilidad detrás de todo el caos por mis decisiones.

Roier pensaba en cómo Spreen había decidido soltarlo, pues en un momento sintió que moría y al otro estaba recostado junto a él, mirando el lago.

Spreen analizó aquel momento una y otra vez, pensando en que había pasado, a la vez que recordaba a Missa y el sentimiento de querer protegerlo sin lograrlo, pero el más presente de toda esa tormenta de pensamientos era el recordar la sensación del tacto de Roier en su brazo, lo delicado y temeroso que había sido, tambien recordaba cada vez con mayor intensidad la noche que durmio con el, recordaba rodearlo con su brazo, su respiracion pausada, su tacto, su voz adormilada, y como habia huido antes de que el despertara y sabia muy en el fondo sin que aunque no quisiera aceptar, queria sentirlo más veces de lo que admitiria.

¿Amar o sobrevivir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora