Valentia

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(R) Dos semanas después ...

El proceso de construcción ha sido difícil, aunque hemos podido vivir con más tranquilidad, nuestro refugio se ubicó a unos metros de la central del Team, con suficiente espacio entre nosotros pero sin salir del perímetro.

Ni Mariana ni yo nos hemos topado con Spreen, es el único con el que no convivimos del vacío legal, de ahí, todo a mejorado, Missa y Rubius fueron los primeros en integrarnos a su círculo, pescamos juntos cada día al atardecer, y con forme pasaban los días un nuevo integrante se acercaba, Quackity fue el primero, quien descubrí tiene un humor muy roto igual a mi, a veces con él olvido donde estamos y por que estamos aquí, Shadoune llego después al seguir a Quackity, casi no habla, es muy callado pero también contrasta con la actitud que toma cuando Quackity está cerca, quiero pensar que ellos tienen algo pero no se sabe, luego Robleis, quien estaba de forma en asilo, desde hace una semana... todo su equipo había muerto a manos de una explosión en un campo minado, como siempre el que estaba descontento era Spreen pero al final cedía.

- ¿Va bien no crees?

- Ya lo creo - Sonreí orgulloso mientras me limpiaba el sudor de la frente, habíamos estado todo el día cargando piedras. - El huerto abajo fue una excelente idea Osbaldo - Le pegue en el hombro de forma amistosa.

Ambos estábamos muy contentos con el desarrollo del que podíamos llamar hogar mientras estuviéramos aquí.

Mire al cielo, estaba apunto de oscurecerse, todo el día había estado nublado pero la lluvia nunca apareció y era una lástima por que el agua nos ayudaría a regar el huerto.

- Vamos con los chicos - Osbaldo entro a la casa y sacó nuestras cañas de pescar, Missa nos las había obsequiado.

Caminamos un poco y cuando llegamos nos dimos cuenta que no había nadie, era extraño pues siempre era la hora de la reunión, las luces de la casa estaban apagadas, reinaba un lúgubre silencio, tenía miedo y Mariana también, sentía un escalofrío en mi cuerpo, y había llegado a comprender que eso significaba peligro.

- Regresemos - Empecé a dar pasos hacia atrás, pero Mariana me tomó del hombro.

- No los podemos abandonar, recuerda que hay alianza pendejo, tiene que ser recíproco - Era más alto que yo así que impuso un poco de fuerza e hizo que caminara hacia adelante - Ellos nos protegen, igual nosotros Roier.

Avanzamos despacio, en silencio, parecía que la casa estaba vacía pues no se apreciaba ningún movimiento, cuando estuvimos en frente quise tocar la puerta.

- Wey y ¿si así nos delatamos? - Mire a Osbaldo, tenía razón, pero no quería romper la puerta, tal vez no estaban en casa e íbamos a hacer vandalismo a lo pendejo.

Antes de que pudiera responder, la puerta se abrió abruptamente, era Spreen, pero estaba distinto, sus orejas estaban agachadas, su ropa ensangrentada y sus ojos... pude verlos, pues los lentes estaban colgados en su camisa, quebrados, su mirada era un contraste peculiar, podía ver la ira en su interior, pero tristeza en su ceño fruncido, estaban rojos y cristalinos y el morado casi neón estaba ahora más cerca del negro, solo lo había visto así una vez, cuando nos separamos.

- ¿Spreen? - Pero no nos dijo nada, simplemente se hizo a un lado, nunca dejó de verme y yo tampoco quería pues no sabía que sentir al verlo así, hasta que mi mirada se centró adentro de la casa...

Estaba a oscuras, había algunas velas prendidas esparcidas aleatoriamente por la casa, el ambiente era triste, todos estaban ahí, con heridas y rasguños en sus rostros, pero también el dolor los reflejaba, todos rodeaban el sillón improvisado que Robleis construyó hace unos días pues no tenía a donde dormir, Roier y Mariana se acercaron dudosos, nadie decía nada.

¿Amar o sobrevivir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora