Beomgyu dejó la taza humeante sobre la mesa. El cliente, un hombre aparentemente de treinta años, le sonrió.Beomgyu devolvió la sonrisa de la misma manera, solo para ser cortés. El hombre no apartó su mirada de su rostro hasta que Beomgyu se giró para seguir con su trabajo. Luego, no era su rostro el que estaba siendo observado, era algo más.
Cuando se acercó para tomar la cuenta del hombre después de unos minutos, se encontró con su sonrisa que ya no era amable, era espeluznante. Beomgyu nunca le había tenido miedo a nada. Era un ángel, tan inmortal como sonaba, lo era. No corría ningún peligro. Y si morir era la epítome del peligro, entonces él no tenía nada de qué preocuparse, hasta que compartió una conversación con ese cliente.
—Entonces, lindo—empezó diciendo mientras Beomgyu limpiaba la mesa—. Noté cómo me sonreías—siguió diciendo, Beomgyu solo mantenía callado, sin comprender sus palabras—. Yo sé lo que quieres.
¿Ver a Yeonjun? No lo veía desde hace unos días porque había tenido una semana muy ajetrada en su trabajo. Yeonjun le escribía siempre, cada cierto tiempo y Beomgyu estaba alerta de su teléfono como un maniático. Pero eso era imposible que el hombre lo supiera.
A no ser que leyera mentes. Era divertido, Beomgyu no conocía a nadie que pudiera hacerlo. Miró al señor, para encontrar un su rostro una mirada lasciva.
—¿Y qué es eso que yo quiero?—preguntó inocentemente, genuinamente interesado por las palabras del hombre. Aún así, no le pasó desapercibido la malicia. Sintió energía que no le hacían bien a su alma. No tenía miedo, pero no se sentía bien.
—Quieres que te follen. Y yo no tengo problema con ello.
Beomgyu paró de limpiar la mesa.
Y por primera vez, en su corta vida, sintió terror. Genuino terror, terror que te dejaba estático, quieto, sin poder hacer nada. Terror que te hacía querer esconderte donde nadie pudiera verte. Terror que no te dejaba pensar. Terror en el que solo podías escuchar los erráticos latidos de tu corazón.
Tragó saliva, y se dijo que estaría bien.
—Creo que me ha malinterpretado, señor—dijo, con su tono tranquilo de siempre, a diferencia de todo su cuerpo, que le pedía que corriera lejos del hombre a pesar de sentir sus piernas como gelatinas—. No estoy buscando eso.
Ni siquiera podía hacer eso, técnicamente. De todas formas, no se sentía curioso al respecto.
—¿A qué te refieres?—. El hombro ya no hablaba con este ápice sensual que provocaba que todo en Beomgyu tuviera miedo—. ¿Le hablas así a todos los malditos hombres con lo que compartes palabras?—preguntó enojado.
Beomgyu no entendía qué tenía de malo su forma de hablar. Le había encantado hablar desde el primer momento en que pisó la tierra. No pensó que hubiese algo malo en él.
—¿Como una zorra?—escupió el hombre—Te dedicas a sonreír para calentar a los tipos por ahí, y poner el trasero delante de todos, ¿sólo te gusta calentar a los hombres?
Beomgyu no estaba seguro de estar escuchando a ese punto. Todo se había vuelto silencio a su alrededor.
—¿No dirás nada, maldita zorra?—el hombre ya no estaba sentado, estaba de pie, gritándole y dedicándole una mirada amenazadora—. Maldita puta.
Beomgyu vio cómo el tipo alzó su mano, dispuesto a pegarle. Y en cámara lenta, dislumbró como alguien corría desde la entrada. La campana había sonado, pero fue solo un pequeño ruido. Para cuando Beomgyu pudo respirar con normalidad. Yeonjun tenía el brazo del hombre aprisionado.
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little demon like an angel ○ yeongyu
FanfictionObligado a vivir como un humano, Beomgyu es destarrado del reino de los cielos. Beomgyu no quería ser un ángel, pero tampoco un demonio. Así que ahora es un humano, el equilibrio entre el pecado y la inocencia. Cuando conoce a Yeonjun en su trabajo...