Beomgyu amaba muchas cosas, objetivamente hablando.
Amaba la naturaleza, amaba el cielo, amaba vivir. Y, por supuesto, desde siempre amaba a los humanos, quizás unos más que otros.
Yeonjun, por ejemplo, era el humano que más amaba en estos momentos.
—¿Cómo es que nunca acariciaste un perro antes?—preguntó Yeonjun.
Estaban en el parque, uno muy cerca a la cafetería donde trabajaba.
Beomgyu se giró a verlo, acarició el pasto bajo sus manos.
—Nunca tuve la oportunidad—explicó suavemente, la brisa removió sus cabellos—. Los ángeles no pueden tocas animales, o humanos, o cualquier cosa en general.
Yeonjun se rió.
—A veces, realmente creo que eres un ángel.
Beomgyu ladeó la cabeza.
—Lo soy, Yeonjun—intentó que su voz fuera totalmente seria.
Yeonjun le sonrió.
—No veo las alas.
Beomgyu suspiró, otra creencia popular que tenían los humanos es que los ángeles tenían este aspecto humanizado y traían en sus espaldas gigantescas alas. Beomgyu las había tenido. No tan grandes como las que había visto por internet. Lo más triste del asunto, es que las alas no eran más que parte de su cuerpo como ángel, ni siquiera pudo usarlas cuando aún estaba en el cielo.
Miró a las nubes.
—Un ángel no necesita alas—explicó Beomgyu—. De hecho, no muchos ángeles podían utilizarlas—. Como él—. Siento que es más como un elemento decorativo, como los tatuajes y piercings en las humanos—. Miró a Yeonjun, alejando su vista del cielo—. Una mancha oscura o de colores no es lo que representa un humano, así como las alas no representan a un ángel, creo que va más allá, el significado de las cosas sí lo representan.
Yeonjun lo miró confundido.
—¿A qué te refieres?—preguntó.
—No necesito de alas para demostrar mi buena fe o mi cercanía a Dios, ni mucho menos mi pureza—. Exhaló—. Solo necesito ser yo mismo para serlo.
Yeonjun tragó saliva.
—¿Eres algún tipo de pastor o sacerdote?—preguntó riendo—. Algunas veces dices cosas muy bonitas.
Beomgyu se tensó.
—Uh, me caen tan mal los sacerdotes—, Yeonjun detuvo su risa—. Trasgiversan la palabra divina de muchas maneras incorrectas.
Yeonjun se encogió de hombros.
—Sí, tampoco soy exactamente un aficionado a ellos—, Beomgyu lo observó inquiriendo silenciosamente en ello—. No soy exactamente un aficionado en Dios—. El ángel se sorprendió—. No creo en él.
Oh. Yeonjun no creía en Dios. Y por lo tanto, no creía en el cielo. No creía en él.
No creía en la existencia de Beomgyu como un ser divino.
Beomgyu debió haberse enojado, su vida como ángel podría parecer ahora un desperdicio antes las palabras de Yeonjun. Pero, por algún motivo se sintió extrañamente bien. Desligado totalmente a su angelical vida. Yeonjun no estaba interesado en sus extrañas alas, o sus increíbles responsabilidades divinas.
Estaba interesado en él, en Beomgyu, el mortal.
No debió haber sentido tan increíblemente feliz.
—Es normal no creer en las cosas que no puedes ver—, respondió, cayendo en cuenta que no había dicho nada por unos largos segundos—. Aunque, a veces tener fe es un buen motivo para seguir viviendo—, jugó con el pasto bajo sus manos—. No vives solo viviendo, esperas algo todos los días, sin importar lo que sea.
—Vivir solo viviendo—. Yeonjun repitió pausadamente—. Eso suena como la depresión.
Beomgyu se detuvo en su juego con el pasto. Sabía lo que era. Estar envuelto en suma tristeza sin conocer una salida. Ni siquiera la fe de Dios era tan enorme para hallar la manera. Beomgyu conocía la depresión, pero no había tenido el derecho a vivirla.
Porque no podía vivir.
—Está bien estar deprimido, o con depresión, o triste. No es algo malo—contestó—. Solo no debes pensar que una emoción es más grande que tú.
Yeonjun parpadeó lentamente.
—Creo que mi vida habría sido más feliz si te hubiese conocido antes.
Beomgyu observó confundido, sin entender a lo que se refería Yeonjun.
—Hasta hace unos meses, era un ángel—recordó, no estaba en sus capacidades aligerar la tristeza que emanaba Yeonjun—. No podría haberte conocido antes.
Yeonjun sonrió suavemente.
—Dicen que los tiempos de Dios son perfectos—continuó—. Así que, si nos conocimos ahora es por un motivo. Y creo que es uno maravilloso.
Yeonjun removió su cabello, hasta que Beomgyu pidió piedad.
—Eres tan condenadamente precioso—, halagó, Beomgyu sintió que el frío era una estupidez cuando su cuerpo se sentía cálido con las palabras de Yeonjun—. ¿Seguro que no puedo coquetearte?—. Preguntó, se mordió su labio inferior—. Porque no es justo para un hombre conocer a un ángel como tú y no poder pertenecerle.
—¡Pero nos pertenecemos!
Al menos, Beomgyu lo podía asegurar, en su larga trayectoria como ángel aprendió que los humanos conectan, a diferencia de los ángeles, quienes prefieren mantener sus lazos sólidos.
Eso explicaba por qué Beomgyu era tan débil.
—¿Como es eso de que nos pertencemos?—Yeonjun cuestionó.
Beomgyu asintió con una pequeña sonrisa.
—Tenemos un lazo, una conexión—explicó lentamente—. Los humanos tienden a conectar entre sí con pequeñas cosas, amistad, amor, felicidad y todos esos bonitos sentimientos—habló emocionado—. Y se da de formas maravillosas, con personas especiales que hacen que tu vida sea merecedora de vivirla.
Yeonjun quería llorar, podían culparlo de ser emocional, pero a veces, no tenía sentido lo mucho que Beomgyu llegaba a su corazón con pequeñas palabras. Nunca se había enamorado. Era un coqueto, y le gustaban las personas, pero no lo suficiente para encontrarse en un futuro con ellas.
—Y tú eres esa persona en mi vida—terminó Beomgyu—. Y me encantaría que lo fueras por todo lo que puedo vivirla.
Yeonjun no habló, tomó la mano de Beomgyu alejándola del pasto, estaban sentados en medio del parque. Alrededor no estaban más que unos cuantos niños felices. Miró con anhelo a Beomgyu.
—¿Puedo besarte?—preguntó.
Yeonjun era un hombre de muchas palabras. Beomgyu lo era más que él. Y no tenía manera de ganarle.
Yeonjun estaba tan enamorado.
Beomgyu lo miró nervioso. Casi entusiasmado. Pasaron unos cuantos segundos que presionaron tristemente el corazón de Yeojun hasta casi ahogarlo en la pena del rechazo.
—Sí, sí puedes—. Apretó la mano que los mantenía unidos.
Yeonjun no perdió un segundo más.
Y Beomgyu, Beomgyu lo amó terriblemente.
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little demon like an angel ○ yeongyu
FanficObligado a vivir como un humano, Beomgyu es destarrado del reino de los cielos. Beomgyu no quería ser un ángel, pero tampoco un demonio. Así que ahora es un humano, el equilibrio entre el pecado y la inocencia. Cuando conoce a Yeonjun en su trabajo...