Capítulo 14.

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Habían pasado tres días desde que Murasaki había cumplido el segundo deseo de su lista, ahora, por fin, cumpliría el tercero: salir del país.

—¿Por qué siempre tengo que estar yo involucrado? —preguntó Naruto por tercera vez en 1 hora.

—Porque eres nuestro amigo —respondió Murasaki echando una maleta en el auto con ayuda de Sasuke.

Murasaki no se dio cuenta de nada —como siempre—, pero sus palabras llegaron al corazón de Naruto.

El padre de Sasuke se había enterado de la condición de Murasaki, aunque ella no le cayera del todo bien, quería hacer algo por ella. Le había pagado un viaje junto a Sasuke y Naruto a California. Sonaba como un gran gasto, pero para los Uchiha no era nada.

—Además —agregó Sasuke—, no puedes negar que estás emocionado por salir de Japón.

Naruto se aguantó una sonrisa, estaba feliz.

***

—¡Naruto se ve todo raro con tantos agujeros en su cara y sin sus piercings! —se burló Murasaki.

Al rubio lo habían hecho sacarse todos los piercings, ya que habían hecho sonar a la máquina detectora de metales, y por más que él reclamara que no podía hacer nada más que reventar ojos con la punta de su expansión, no sirvió de nada.

—Ojalá tus pulmones revienten cuando estemos a no-sé-cuántos pies de altura —masculló Naruto, cruzándose de brazos.

—Vamos, no peleen —dijo Sasuke metiéndose entre ellos dos antes de que se agarraran a golpes.

Los guardias veían extrañados como Murasaki trataba de pegarle a Naruto y viceversa, mientras que Sasuke los separaba.

Una vez listos en el avión, las peleas entre el rubio y la castaña no cesaron.

—Yo me siento al lado de Sasuke-kun, este es mi asiento —dijo Murasaki enseñándole el papel que tenía el número de asiento a Naruto.

—Aprende a leer. Yo me siento al lado de Sasuke —alegó Naruto.

—No, ¡yo me siento al lado de Sasuke-kun!

—¡Yo me siento al lado de él!

—¡Yo lo hago!

—¡No, yo!

—¡Yo!

—¡Ambos! —siseó Sasuke nervioso al darse cuenta que las azafatas los miraban—. Los asientos son de tres, idiotas. Me voy a sentar al medio.

Sasuke, tal y como había dicho se sentó al medio, con Murasaki a su derecha y Naruto a su izquierda. El viaje ni había comenzado cuando Murasaki ya había abierto la boca sólo para molestar.

—¿Sasuke-kun, me abres la latita de bebida?

—Ábrela sola —se entrometió Naruto.

—Nadie está hablando contigo, cara agujereada —respondió Murasaki.

Naruto se cruzó de brazos y se echó en el asiento haciendo un puchero, derrotado. Murasaki sonrió victoriosa.

Sasuke le entregó la lata de gaseosa y suspiró, iba a ser un viaje largo, pero después de todo, supuso que valía la pena.

***

—T-T-Tú fam-fam-familia... —Naruto golpeó a Murasaki en la cabeza para que le reaccionaran las neuronas— ¡Tú familia es dueña de una cadena de hoteles!

—Así es, ¿cómo crees que pagaron los pasajes? —respondió Sasuke como si fuera lo más normal del mundo.

—P-p-ero y entonces... ¿cómo? —preguntó Naruto, viendo cómo los empleados del hotel llevaban sus maletas al cuarto.

Amor de Otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora