Capítulo 15.

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—¡No te los comas, roba rápido! —regañó Murasaki a Naruto.

El rubio tenía toda la boca manchada de chocolate, y ya le estaba empezando a doler la panza.

—Relájate, ¿qué sería lo peor que pudiera pasarnos?

Cada uno había llenado 2 bolsas grandes de basura en puros dulces, sin hablar de las mochilas, tenían como para cariarse los dientes para el resto de sus vidas.

—Chicos —llamó Sasuke—, hagan silencio.

—¿Esa no es...?

—¡Es la sirena de la policía! —reconoció Naruto de inmediato.

El Uzumaki apretó fuertemente la mandíbula, ignorando el dolor de panza por comer tanto chocolate de una sola vez, tomó a Murasaki del brazo y la jaló, pues esta se había quedado congelada.

—Mierda, mierda, mierda —maldecía Sasuke una y otra vez, ¡sabía que esta era una mala idea! Tenía que replantearse con qué tipo de personas se estaba juntando.

—Mierda me saldrá por el culo si no se apresuran —masculló Naruto, y comenzó a correr mientras jalaba a Murasaki por el brazo—. No debí comer tanto —se quejó en voz baja.

Salieron por la parte trasera, escuchando cómo las sirenas se acercaban más y más.

—¡Rápido, al contenedor!

Naruto abrió el basurero y Sasuke tiró a Murasaki dentro, después entró él y al último, Naruto. Los tres tenían sus narices metidas en las bosas de dulces, tratando de respirar ese aire y no el que tenía el basurero. Murasaki comenzaba a hiperventilar y se sintió aprisionada. Naruto y Sasuke se dieron cuenta, pues la castaña comenzó a jugar con sus manos mientras murmuraba algunas cosas intangibles. Naruto tomó todo el aire que pudo, colocó sus manos en la cara de Murasaki y sus labios hicieron contacto. El rubio trató de darle todo el oxígeno que pudo, pero al parecer la estaba dejando sin éste, pues se puso tan roja que parecía que su cara iba a explotar en cualquier momento, cómo un volcán.

«Siento que estoy tocando el violín aquí» pensó Sasuke desviando la mirada.

Naruto se separó de Murasaki y volvió a meter su nariz a la bolsa de dulces, mientras que Murasaki tardó algo más en volver a la normalidad, seguía estando sonrojada.

Pasó un buen rato hasta que no se escuchó nada. Naruto, que tenía más experiencia, abrió el contenedor y echó un vistazo, y también aprovechó de tomar un poco de aire fresco que mucha falta le hacía.

—No hay nadie, pero saldré yo solo, por las dudas.

Cuando Naruto salió de un salto, Sasuke y Murasaki se quedaron solos.

—¿Te gusta Naruto?

Murasaki se sonrojó instantáneamente y negó con la cabeza energéticamente.

—Me da vergüenza que me bese, pero no significa que él me guste. ¿Y a ti?

—¿A mi qué?

—¿A ti te gusta Naruto?

Sasuke golpeó a Murasaki, haciendo que esta riera.

—Tus acciones lo dejan todo expuesto —Sasuke volvió a golpearla para que se callara de una vez.

El contenedor se volvió a abrir, era Naruto que tenía una sonrisa confiada.

—Lo logramos. Vámonos, rápido.

**

—¿Cuál es lo siguiente en tu lista?

Murasaki llevó una galleta de chocolate a su boca y la masticó.

—Volar, pero ya lo hice. Sinceramente, no recuerdo qué era exactamente, pero debía estar en Japón.

—¿Por qué no vas a buscar tu lista y ves lo que era? —apuntó Sasuke.

—Porque me da flojera —respondió Murasaki como si fuera lo más obvio del mundo—. Además, ni siquiera estoy segura de si la traje o no.

—Entonces hagamos algo de turismo unos días más en California y cuando volvamos a Japón vemos eso —propuso Naruto masticando chicle y haciendo globos con este.

El trío de amigos estaba sentado en un sofá con la televisión prendida en frente de ellos, pero apenas entendían, pues el programa era inglés.

—¿Qué hacemos? —preguntó la castaña llevando otra galleta a su boca— Estoy aburrido.

—¿Y si rentamos películas porno? —Sasuke golpeó a Naruto en la nuca— Mala idea, de acuerdo.

—Estoy aburrida.

—Traga antes de hablar —gruñó Sasuke.

—Deja de darnos clases de modales —bufó Naruto.

—Estoy aburrida.

—¡Ya lo sabemos! —gritaron ambos chicos al unísono.

—Saldríamos... pero creo que si me paro mi trasero hará cosas indebidas.

—¿Cómo qué? —Cuestionó Murasaki mirando a Naruto— Tu trasero no hace cosas indebidas, le hacen cosas indebidas. Tienes un hoyo negro como ano, te lo apuesto.

—Por lo menos tengo más tetas que tu —se defendió el rubio.

—Naruto —llamó Sasuke, y Murasaki esperó algo que la defendiera, pero recibió todo lo contrario—, todos tienen más tetas que Murasaki.

Murasaki casi le saca un diente a Sasuke de lo fuerte que le pegó, mientras que a Naruto le revolvió las neuronas con un coscorrón que hasta a ella le quedaron doliendo los nudillos.

—Al menos estas pequeñas tetas fueron las primeras que tocaste y las últimas que tocarás, virgencito pervertido —dijo Murasaki, como con orgullo.

—¡Ohhh! ¡Turn down for what! —gritó Naruto y comenzó a reír.

Sasuke le dio una colleja a Naruto.

—¡No lo golpees! —defendió Murasaki, parándose en el sofá.

—¡Yo le pego a quién quiero cuando quiero!

—¡Claro que no!

Y en menos de 5 segundos los tres estaban peleando, Murasaki mordía el brazo izquierdo de Sasuke mientras que éste se agarraba de los cabellos con Naruto. El trío cayó del sofá rodando y siguieron peleando.

**

—Me duelen los dientes.

—¿De qué? ¿De comer tantos dulces o DE MORDERME EL PUTO BRAZO?

—Sasuke, no grites, me duele la cabeza —se quejó Naruto tirado en la cama.

—Cómo si me importara —dijo, indignado.

—Ya, ya, Sasuke-kun —tranquilizó Murasaki—. Creo que es hora de ir a dormir.

—Pero si ni hemos cenado...

—No me nombres la comida, con sólo pensar me dan ganas de vomitar. Muchos dulces por hoy.

Murasaki tomó su mochila y fue al baño. Sasuke suspiró y se fue a acostar arriba de Naruto, que ni fuerzas tenía para quejarse. Murasaki terminaba de cepillarse los dientes, ya se había puesto pijama, que consistía en una remera blanca holgada sin mangas y un pantalón negro que parecía falda, salió del baño y sonrió al ver cómo Sasuke dormía arriba de Naruto. Se acostó arriba de Sasuke y pasó sus brazos por la cintura de Naruto, abrazando a sus dos amigos al mismo tiempo.

—Los quiero —susurró y cerró los ojos, comenzando a quedarse dormida.

Amor de Otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora