Capítulo 8

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                                                                                         Pov Leanny

Al momento de mandarle aquel mensaje borré todo rastro que él pudiera conocer de mí excepto el Instagram, solo me lo desinstalé. Había sido una decisión difícil para mí, pero sabía que era lo correcto en ese instante. Era de noche y mi mamá ya me estaba llamando para cenar, mi apetito estaba por los suelos, no tenía ganas de comer nada, tenía ganas de llorar.

- ¿Qué vamos a comer? -Le pregunté a mi mamá con un poco de desánimo.

- Arroz con pollo y colada de flan. -Me respondió poniéndome el plato en la mesa.

Con poco ánimo agarré la cuchara y empecé a comer el arroz, tenía una perrita que se llamaba Tammy y ella se me quedaba mirando esperando que le diera algo de comer.

-Toma vida –Yo muchas veces le llamaba vida, en verdad le llamaba de muchas maneras. Agarré un cacho de pollo y lo troceé pequeño, algo que había que tener en cuenta es que a ella le gusta que le den trocitos pequeños porque si se los das grandes no lo come. Le di el trocito de pollo y se lo comió mientras yo seguí comiendo hasta terminar mi plato. De ahí procedí a tomar mi colada.

Me levanté a lavar mi plato, mi cubierto y mi vaso, fui al baño a lavarme los dientes y a ducharme y de ahí me volví a mi cuarto para seguir estudiando hasta irme a dormir, bueno, esa era la intención, pero esa noche solo procedí a llorar, no lo pude aguantar más.

Las lágrimas lentamente comenzaron a brotar sobre mis mejillas, mis ojos se enrojecieron y cuantas más lagrimas salían, más aumentaba mi llanto. Me senté doblando mis piernas abrazándome a ellas escondiendo mi cabeza entre mis rodillas mientras seguía llorando. Un rato después me tumbé haciéndome bola y me quedé dormida con mis ojos lagrimosos.

En unos días eran mis vacaciones y mi madrina me regaló un viaje a las Galápagos, una isla de Ecuador. Nunca había ido y siempre quise ir y algo que puedo decir es que no me puedo arrepentir de haberme ido unos días con ella. Fue un amor a primera vista, esa isla me enamoró por completo al poner un pie en ella.

También me sirvió para despejar mi mente con todo lo que había pasado, fue una gran terapia para mí y para aclarar mis ideas. El aire era puro y sano, la fauna era fantástica y el mar era tan cristalina como siempre veía en las películas.

Algo en mi mente cruzó y era una meta que sí o sí iba a cumplir con el tiempo, montar mis propias clínicas médicas en las Galápagos. Al ser una isla al menos en esta no hay ninguna clínica y esa era la meta que yo me propuse desde ese momento.

Pasaron unos días desde que me encontraba ahí, me di cuenta de que no paraba de pensar en él, todos los días estaba en mi cabeza, lo extrañaba mucho, lo deseaba, quería hablar con él, lo necesitaba, necesitaba escuchar su voz, saber de él, necesitaba todo, decirle que quería estar con él, pero no tenía internet, debía esperar a volver a mi casa.

Ese mismo día ya debía preparar mis maletas porque en la tarde nos íbamos de vuelta a casa. Se hizo de noche y ya tenía todo listo, mi madrina y yo cogimos un taxi para ir al aeropuerto y la sorpresa que nos encontramos allí no fue agradable para mí.

¿Qué pasó? Cancelaron el vuelo por un problema con el ala de un avión y tocó esperar al día siguiente, el universo perecía conspirar contra mi sabiendo que ya necesitaba escribirle. Nos quedamos a dormir allí en el aeropuerto, no nos quedó ya que el vuelo que nos asignaron salía a primera hora de la mañana.

Me tumbé en fila en unas bancas poniendo mi mochila de almohada y ahí me dormí. Fue incómodo y desperté con un poco de dolor de cuello, pero por fin ya nos íbamos a montar en el avión. Pasó el tiempo y la azafata comunicó que ya estábamos en Guayaquil, mi expresión era de felicidad.

Cuando llegué a mi casa saludé a mis papás y mi hermano menor, me dirigí a mi habitación a deshacer mis maletas y ordenar un poco mi cuarto. Entre lío y lío se me hizo de tarde y comparando mi horario con el suyo, allí en España ya debería de ser muy tarde.

Me tumbé en la cama y antes de escribirle me preparé psicológicamente para ese momento que tanto estaba esperando. Las preguntas en mi cabeza eran muchas ¿Seguirá ahí? ¿Me estará esperando de verdad? ¿Se olvidó de mí o me sigue queriendo? ¿Me reemplazó? Era hora de resolver esas dudas e ir a la acción.

Entre a Instagram y lo primero que vi antes de escribirle es comprobar su perfil y para mi gratitud, aun me seguía teniendo en su biografía, sonreí de forma inconsciente y procedí a ir al chat que tenía con él, me dejó muchos mensajes durante mi ausencia incluso tenía un mensaje de él de hoy mismo. No podía contener mi emoción, creo que es el primer chico que hace eso por mí y siento que Jad si puede quererme bonito como él dice hacer.

-Hola, cuánto tiempo. -Escribí con algo de nervios, no creí que lo viera hoy debido que allí ya era un poco tarde, pero me equivoqué, al de pocos minutos me respondió.

-Hola, por fin volviste. -El me respondió, no sé cómo me sentía, solo sé que era una sensación bonita.  

La luna está hermosa hoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora